◐Nueve

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Los días pasaron casi volando, pero ya no eran días aburridos, eran más bien días divertidos que hacían olvidar al joven Alfa el vacío que sentía en su ser al no tener todavía a su Omega a su lado.

Yoandri se había vuelto una pieza fundamental en su vida, lo quería demasiado, era como el hermano pequeño que nunca tuvo.

Estaba dispuesto a protegerlo ante cualquier peligro, ya le había tomado bastante cariño y no estaba dispuesto a alejarse de él.

Desde que conoció al frágil Omega Joel había dejado de buscar al suyo, pasaba casi todo el día en la casa del viejo Beta con su nieto, aveces salían a dar vueltas por el bosque o simplemente se sentaban a orillas de río. Joel le enseñaba a Yoandri a hablar mejor.

Pero aunque parecía lo contrario, el Alfa no había olvidado lo que más anhelaba, encontrar a su Omega. Por las noches se sentaba en su pequeño jardín y le aullaba fuertemente a la luna para que esta lo iluminara un poquito, para que esta le hiciera más fácil las cosas.

Al no hallar respuestas volvía a su cama decepcionado, su lobo bajaba las orejas triste, y ambos lloraban preguntándose si en algún punto del inmenso bosque ¿su Omega también lloraba por él?

Hoy no era la excepción Joel llegó a la casa de Yoandri y tocó la puerta varias veces pero nadie la abría. Se desesperó un poco al pensar, ¿si algo malo hubiera pasado?

Continuó golpeando fuertemente la puerta y cuando casi estaba apunto de tirarla, esta se abrió dejando ver al pequeño Omega llorando desconsoladamente.

El rizado se preocupó e inmediatamente lo envolvió en sus brazos. -¿Qué pasó?

-E-el abu-abuelo- respondió entre sollozos.

Ambos entraron a la choza rápidamente. El anciano estaba echado en su cama quejándose de dolor.

-¡Abuelo!- exclamó preocupado Joel, le había tomado también un gran cariño al Beta en este corto tiempo.

-No es nada, son dolores normales por la edad- trató de excusarse.

-Ni tan normales, Yoyo ya me contó que usted está mal del corazón y que no está tomando sus medicinas.

-No son necesarias.

-Claro que si, iré a comprarlas ahora mismo.

-No tenemos dinero para eso hijo.

-Yo las compraré no se preocupe.

Y aunque el Beta quería rehusarse a ser una carga para Joel, el Alfa no lo veía de esa forma, él estaba dispuesto a ayudarlo sinceramente.

•••

-No salgas de aquí, ya sabes que puedes pedirle comida al anciano si te hace falta, pero no hables con nadie más, ¿entendiste? Si cometes un error este mes y tu Alfa te encuentra, lo perderemos todo y sobre todo tú serás el más infeliz.- esas habían sido las últimas palabras de Johann antes de irse por un tiempo.

Y aunque Erick casi le había rogado que lo llevara con él, el Alfa se había negado rotundamente excusándose con que su padrino, el líder de la manada, no aprobaría eso.

Iban a una reunión importante con la manada del otro lado del río, solo estaban yendo hombres de confianza del líder, y obviamente Erick no era uno de ellos.

Entre el viaje de ida y el de vuelta más los días de reunión, tardarían al rededor de un mes en volver.

Un mes en el que el Omega tendría que sobrevivir como sea, a su suerte, ya que tenia prohibido salir de su choza o al menos ir demasiado lejos.

La poca comida que tenia, se había acabado en los últimos días. Erick no comía hace dos días, el hambre lo debilitaba día tras día, necesitaba comer con urgencia.

No había ido a la choza del anciano porque a pesar de vivir ahí toda su vida, ese hombre era muy reservado y solitario, no lo conocía muy bien. Además que sentía demasiada vergüenza de pedirle comida, sabiendo que no seria la única vez, faltaban muchísimos días aún para que Johann volviera.

Caminó lentamente hacia la vieja choza más por miedo que por debilidad.

Cuando estaba algo cerca visualizó a un delgado muchacho sentado en una roca cerca de la choza.

-Hola- saludó un poco tímido.

-¡¿Quien ser tú?!- es lo único que contesto.

-Soy Erick, ¿tú... vives aquí?

-¿Tú ser Omega como Yoandri?- preguntó señalándose a si mismo, ignorando lo que acaba de decirle Erick.

-¿Tú eres Yoandri?- dice sonriendo, el muchacho le inspira confianza y ternura.

Yoandri asiente, Erick le parece bueno -¿Tú tener Alfa? Yoandri tener Alfa bueno y lindo que lo cuida siempre- pronuncia orgulloso.

-También tengo un Alfa, pero...- Erick para de hablar porque no puede decir lo mismo, su Alfa no está para cuidarlo.

-¡Bebé!- se escucha no tan lejos y el grito hace a Erick sobresaltarse y mirar al lugar de donde viene la voz.

Es un chico alto, un poco moreno, rizado, sonríe y se ve demasiado hermoso.

Pero hay algo más, algo que no ha olvidado a pesar de intentarlo.

Su aroma.

Es su Alfa, el verdadero, el que la luna escogió para él.

Al que tiene que renunciar.

Por un momento su lobo interior salta de emoción, y quiere correr hacia él, saltar a su cuerpo y lamer su cara.

Pero lucha con su lobo, se regaña diciéndose que ya tiene un Alfa.

Tiembla de miedo, ¿que hará si ese Alfa lo reconoce?

Aún así no puede dejar de mirar al chico que está cada vez más cerca, y justo cuando su lobo está apunto de actuar en contra de su forma humana.

-¡Alfa!- grita emocionado el otro Omega y se abraza fuertemente al cuerpo del rizado.

-Bebé- responde el Alfa acariciando la cintura de Yoandri. Cuando nota a Erick, el rizado lo mira con una expresión difícil de descifrar.

No es más que un desconocido para él es más que obvio. Los supresores están funcionando a la perfección, su Alfa no lo reconoce.

Tendría que sentir alivio y una gran felicidad, pero Erick solo siente una profunda tristeza inundar su interior.

•••

Sorry por subir el capítulo tarde, tuve que ir a mi "sesión grupal para no morir", como yo le llamo :v y pues una vez más me recordaron porque soy tan miserable.

Cambiando de tema subí una nueva historia llamada "Joey", será muy corta y muy linda porque está inspirada en un poema, lo subiré el 28 de Marzo pero ya pueden añadirlo a sus bibliotecas si les interesa.

Aquí pueden comentar que les está pareciendo o sugerencias. Algo para que me anime y me ponga a escribir, please.

Bye, bye. :'3

Lazos Rotos ◑Joerick◐Where stories live. Discover now