◐Epílogo

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2... 3... 5... 7...

Sintió como algo mojo su rostro.

Abrió sus ojos desganado y lo vio frente a él, sonriendo.

Su lobo que se había mantenido con las orejas bajadas, brincó al sentir su aroma.

Su Alfa volvió a lamer su rostro y se rió bajito al alejarse.

—Ya dormiste mucho, pequeño. Tienes que comer así que levántate —ordenó con cariño.

Erick abrió grande sus ojos. No podía creer que Joel estuviera ahí.

—Alfa... —murmuró con la voz un poco rota —estás aquí.

—Claro que si, vivo aquí —volvió a reír sin comprender a lo que se refería el ojiverde.

—Pero tú... estabas... —no pudo continuar porque comenzó a llorar y saltó encima del rizado para abrazarlo —Te amo mucho.

—Yo también te amo, Er. No llores, siempre voy a estar aquí.

—¿Jamás vas a irte? —preguntó mirándolo fijamente —no puedes dejarme porque soy tu Omega.

—Siempre voy a estar aquí —repitió Joel pero esta vez señalando su pecho, justo donde se hallaba su corazón.

Erick sollozo y se acercó a besarlo.

Sintió como algo mojo su rostro.

Abrió sus ojos lentamente.

Eran sus lágrimas.

Vió a su alrededor y lo confirmó.

Estaba solo.

Había tenido ese sueño, otra vez.

Se acurrucó más en su mismo lugar, cubriéndose completamente con la única cobija que tenía.

Esa cueva era realmente fría, pero era el único lugar que tenía.

Desde aquel doloroso día, jamás se había atrevido a volver a su manada.

Se había exiliado a si mismo.

11... 13... 17...

Odiaba estar despierto porque el dolor se incrementaba, al menos dormido podía soñar con él.

No sabía que día era ni la hora, o cuánto tiempo había pasado desde que lo perdió.

Solo sabía que seguía vivo porque seguramente ese era su martirio y se lo merecia.

No quería morir.

Porque aunque estar vivo dolía como el infierno, no se imaginaba lo que sería morir.

Se supone que en la otra vida debía encontrarse con Joel gracias a su lazo, pero... ya no lo tenía.

Y le asustaba vivir cualquier vida sin él.

Sin conocerlo ni encontrarlo.

Tenia miedo de olvidarlo.

Olvidar su aroma y lo poco que vivieron su romance.

Esos pequeños recuerdos no quería olvidarlos jamás.

Erick lloraba mucho, todo el tiempo.

Trataba de comer y salir un momento de esa cueva para mantenerse con vida porque no quería morir.

19... 23... 29...

Pero se sentía mejor durmiendo.

Aunque dormir era complicado por el dolor y la culpa que lo invadia.

Solo conseguía dormir si contaba en números primos.

Y cada mañana, tarde y noche, desde que está solo. Ruega con todo su ser que algún día, cuando ya no pueda resistir y olvidar sea inevitable, poder encontrarse con su Alfa en cualquier vida posterior.

Aunque su lazo este roto.

31... 37... 41...

Lazos Rotos ◑Joerick◐Where stories live. Discover now