◐Dieciocho

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El rizado se separa de los labios del ojiverde como puede.

—Aquí no, Erick. Basta– dice tratando de alejarse un poco.

Erick sin embargo se niega a obedecer y lame su cara desafiándolo.

Ríe al ver la expresión avergonzada del rizado.

—No hagas eso– dice limpiando su cara.

–Joel, eres muy injusto– habla haciendo un puchero –pasas todo el tiempo con
Yoandri, apenas puedo besarte cuando venimos por agua.

–Pasamos todo el fin de semana juntos.

—Si, y pensé que habíamos quedado en algo.

Joel guarda silencio y sigue llenando con agua los baldes.

–¿Cuando vas a decirle a Yoandri que no es tu Omega?

—Se lo voy a decir pronto, te lo prometo.

Erick trata de confiar en sus palabras porque sabe que es difícil después de todo.

–¡Muak!– deja besos en el cuello del rizado y exagera los sonidos.

–¡Basta!– habla con su voz de Alfa y Erick retrocede asustado.

–Lo siento– se apresura en disculparse Joel –es que el tema sobre Yoandri me estresa mucho.

Erick vuelve a acercarse y sujeta las manos del Alfa y las entrelaza con las suyas.

–Yoandri va a encontrar a su verdadero Alfa y va a ser feliz– le asegura.

–Le voy a decir la verdad, sólo dame unos días– habla más seguro.

Erick asiente sonriendo –Después que se lo digas, yo te diré algo.

–¿Sobre qué?

–Es una sorpresa.

Joel desvía la mirada fingiendo indignación.

–No seas curioso— dice el Omega atrayendo su rostro, luego une sus labios superficialmente.

Joel le sonríe cuando se separan. Erick no puede resistir tanto así que lo besa nuevamente, esta vez profundiza el beso.

Muerde su labio inferior cuando se separan.

–Tranquilo lobito– dice entre risas el Alfa –mejor nos apuramos en regar las verduras para irnos temprano.

–¿Donde?

–Es una sorpresa– dice imitándolo.

Y aunque Erick quiere reclamar, está de acuerdo, así que sujeta dos baldes y empieza a caminar hacia la cabaña.

Después de haber regado todas las plantas y sembrar algunas semillas, Joel y Erick se despiden del abuelo y de Yoandri para irse a sus casas.

—Te voy a enseñar algo– dice Joel cuando están caminando por el bosque. Se transforma a su forma animal y le hace una seña al ojiverde para que lo monte.

Erick obedece y Joel corre entre los arboles hasta llegar al otro lado del bosque.

Se detiene frente a una pequeña cabaña, muy linda.

Erick se baja de su lomo y camina hasta la puerta, Joel hace lo mismo aún en su forma animal y empuja la puerta con sus patas delanteras.

Corre hasta perderse en uno de los cuartos del fondo.

El Omega entiende que fue a ponerse ropa para volver a su forma humana, decide esperarlo, mientras observa lo sencilla pero linda que es la cabaña por dentro.

Camina hasta una de las ventanas que da al patio de atrás.

—¿Te gusta?– lo escucha hablar atrás de él.

–Es hermoso– responde.

Joel lo guía hasta estar en el pequeño jardín que acababa de ver.

–Nadie jamás ha estado aquí– dice sentándose sobre el césped –ni siquiera Yoandri, y eso que le prometí traerlo.

–Me alegra ser el primero que ve tus hermosas flores. Te gustan mucho ¿verdad?– pregunta sentándose a su lado.

—Me encantan las flores, a Yoandri también le gustan, es por eso que hicimos un huerto. El abuelo necesitaba medicinas y no teníamos dinero para comprarlas, entonces decidimos sembrar verduras y venderlas.

Erick lo escucha con interés. Le importa todo lo que Joel tenga que decirle.

–¿Y tu papá?

–Está de viaje. Es uno de los hombres de confianza del jefe de la manada así que lo acompañó a la reunión que tenían con la otra manada.

Solo eso y Erick está pensando otra vez en él. Y en lo que debe hacer.

–¿Cuanto tiempo ya ha pasado? Supongo que ya va a regresar— continua hablando Joel.

Erick no quiere seguir hablando de ese tema, se estira para besarlo.

—Joey, ¿me regalarías todas tus flores?

El Alfa baja la mirada. No quiere decirle que ha cuidado esas flores para regalarselas especialmente a su Omega.

–Solo una.

–Eres egoísta– bromea –pero me conformo si es una flor tuya.

La luna alumbra esta vez hacia el norte.

Alumbra tan fuerte que jurarían que cae brillo de ella.

Si ella pudiera hablar y decirles que se apresuren...

Lo haría.

Pero no es posible.

Joel Pimentel, es el Alfa que más quiso.

Erick Brian Colón, es el Omega que más quiso también, desde que se enteró.

Lloraría si pudiera, pero no puede así que solo alumbra sus cuerpos que están recostados sobre el fresco césped.

Uno al lado del otro, unidos en un cálido abrazo.

Como si todo estuviera bien.

Como si no se pudiera romper.
















Esto ya va a terminar. :)

Pueden leer "Perfec" hasta que esperen el próximo capitulo.

Lazos Rotos ◑Joerick◐Where stories live. Discover now