Siete.

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8 de julio de 2018, Buenos Aires, Argentina

Jornada 3 FMS Argentina


—¿Podes sostenerla por mí? —Valentín extiende su chaqueta de color turquesa y púrpura hacia mí.

—Claro. —la cojo y la coloco sobre mis hombros, pasando mis brazos por dentro y abrochándomela— ¿Me queda bien? —me río ligeramente.

—Sí. —asiente, mirándome.

—Me viene enorme. —me río, tirando de ella— Aquí caben dos como yo.

—Te ves genial. —besa mi cabeza— Déjme tirarte una foto.

—Nooo... —arrastro la "o".

—Anda, sé buena. Regrésame el celu y deja que la tire.


Niego con la cabeza, riéndome.


—Sos mala.

—Sí. Ahora ve, corre. Manuel ya está en el escenario.

—De esta no te libras, quiero una foto tuya con mi campera. —me da un rápido beso en los labios y se aleja.

—¿A eso lo llamáis un beso en Argentina? —digo un poco en voz alta para que me escuche. Se gira para mirarme cuando oye sus propias palabras saliendo de mí. Se ríe y vuelve.

—Tenés razón. —asiente— No puedo dejar la reputación de los argentinos por el piso con esa porquería de beso, ¿cierto? —dice de manera provocadora, acariciando mi cintura. Asiento en silencio mientras rodeo su cuello con sus brazos— ¿Querés un beso de verdad? —acaricia mi nariz con la suya.

—Por supuesto. —asiento, con los ojos cerrados.

—Decime papi entonces. —pide.


Abro los ojos y lo miro, levemente sonrojada al ver que se está riendo. Niego con la cabeza un par de veces y él insiste:


—Anda, no seas malita.

—Estás jugando conmigo. —digo en voz baja.

—¿Cómo le dicen en España cuando un pibe está re caliente porque su novia lo prende? —ahí está de nuevo esa palabra, "novia", haciendo que mi corazón de un vuelco.

—Decimos que está cachondo. —murmuro— ¿Cómo le decís en Argentina a un chico que tortura a su novia?

—No estoy torturándote. —se ríe. Pone su mano sobre mi mejilla y separa mis labios con su lengua, besándome lentamente. Mi cuerpo entero tiembla ante su tacto y su beso. Su mano se enreda en mi pelo mientras que la otra aprieta ligeramente el agarre sobre mi cintura. Un calor interno nace en mi estómago y me abrasa— Okey, capaz estoy torturándote un poco. —murmura sobre mis labios de manera entrecortada. Apoya su frente sobre la mía y me mira, muy de cerca— Estoy cachondo. —dice en voz baja, haciéndome reír un poco. Nunca podría haberme imaginado a Valentín diciendo algo así, entre otras cosas, porque suena muy español.

—Vete. —lo empujo por el hombro— Te están esperando.


Valentín casi corre hacia el escenario, no sin antes colocarse bien el pantalón. Me tapo la cara con las manos y niego con la cabeza. Eso ha sido... Intenso. Mi piel se eriza al volverlo a ver, sobre el escenario esta vez. Desde que Valentín me dijo que me quedara tres meses más con él, he estado quedándome en un hotel cerca de su casa, para que así sea más fácil podernos ver. Me ha acompañado a mi habitación todas las noches y ha entrado en ella todas las noches también, quedándose hasta altas horas de la madrugada. ¿Qué hacíamos por las noches? Hablar y besarnos entre otras cosas, pero nunca hemos ido más allá. Nos limitamos a hablar de nosotros, contándonos cosas que queremos que el otro sepa y haciéndonos preguntas de cosas que queremos conocer del otro. Para cuando son más de las doce, casi siempre estamos tumbados en mi cama del hotel, acurrucados y besándonos. Nos besamos hasta la saciedad, hasta que siento los labios tan rojos, hinchados y entumecidos que no puedo más, hasta quedarnos sin aire. Mientras nos besamos, siento cómo la temperatura de nuestros cuerpos asciende con un nivel de rapidez extremadamente alto, pero nunca pasa nada más. ¿Por qué? No lo sé. Sin duda, es algo que los dos deseamos. Lo deseo y sé que él también lo desea porque de vez en cuando y sin querer, su erección roza conmigo.

Andrómeda ~ WosWhere stories live. Discover now