Treinta y nueve.

2.2K 171 126
                                    

1 de enero de 2019, Buenos Aires, Argentina


Cuando Valentín y yo salimos de la habitación y volvemos al salón donde están todos, somos el centro de atención. Debía haberme imaginado que lo íbamos a ser, pero no lo hice. No puedo evitar ponerme roja cuando todos nos miran y se ríen, además nos empiezan a vitorear y a decirnos cosas. Él los ignora y ojalá yo pudiera hacer lo mismo, pero por muy borracha que vaya, no puedo evitar que sus comentarios me afecten y mis mejillas se pongan rojas.

Valentín se sienta en el sofá al lado de Dani como antes, pero esta vez me sienta a mí sobre sus piernas. Aprovecho para esconderme en el hueco de su hombro y su cuello.


—Mira vos, ahora se pone tímida. —oigo a Dani burlarse, así que muevo mi pierna para darle una patada.


Dani se queja y Valen se ríe a la vez que empieza a acariciar mi pelo y deja un beso sobre mi cabeza, como si me diera su aprobación por lo que he hecho.


—Te cae bien por pelotudo. —le dice— Soy yo y te agarro a piñas.

—¿Vos y cuántos más como vos? —lo reta y mi novio se vuelve a reír.

—¿Vos te viste, enano de jardín? —su risa vibra por su pecho y me hace sentir como en casa. Me acurruco más dentro de su abrazo— Yo solo me basto.

—Agrandado.

—¿Qué me llamaste?


Noto cómo el cuerpo de Valentín impacta contra el de Dani, haciendo al mío ser sacudido.


—¡Eh! —me quejo— Sigo aquí. —le hago un puchero.

—Perdón, amor. —deja un beso sobre mi puchero— Es el boludo de tu amigo que me altera.

—Fue el boludo de tu amigo antes que el mío. —me justifico y Dani asiente.

—Punto para Andro. —responde el afectado.


Valentín lo fulmina con la mirada.


—El punto es que sos un boludo, no de quién sos amigo primero. —recrimina.

—Boludo o no, soy amigo de ambos. Ese es el verdadero punto. —se ríe Dani mientras se levanta, cogiendo al gatito dormido y dejándolo en el sofá— Voy a buscar algo para tomar, ¿quieren algo?

—No. —dicen todos a la vez.

—Yo necesito un poco de agua. —me levanto despacio de las piernas de Valentín— Me estoy mareando un poco.

—¿Te sentís mal? —Valen acaricia mi espalda— ¿Necesitas algo?

—Un poco de agua dijo que necesita, ¿o acaso sos sordo? —se ríe Dani y él le dedica una mirada asesina— Vení conmigo, yo te acompaño.

—Sí, mejor hace algo útil. —gruñe mi novio y Dani le enseña el dedo corazón mientras vamos juntos a la cocina.


Cuando llegamos a la cocina me siento sobre el mármol y cierro los ojos. Cuando los vuelvo a abrir es porque siento una mano dándome unas palmaditas en la mejilla, es Dani ofreciéndome un vaso de agua. Lo cojo con la mano izquierda y bebo un poco, pues no quiero que me siente mal. Dani sonríe un poco cuando ve el anillo en mi dedo y lo toca.

Andrómeda ~ WosWhere stories live. Discover now