Treinta y seis.

2.1K 169 33
                                    

25 de diciembre de 2018, Barcelona, España

Navidad


—Aquí tienes. —mi abuela pone el plato frente a mi novio.


Él levanta la vista hacia mí antes de nada y me sonríe. Le guiño un ojo y él después mira a mi abuela.


—Andrómeda aseguró que te iba a encantar. —dice

—Muchísimas gracias. —se lleva la mano al pecho mientras le sonríe a mi abuela.


Cuando está agradecido de verdad siempre hace eso: sonríe llevándose la mano al pecho. Puedo jurar y lo haré que es un gesto absolutamente adorable y muero un poquito más de amor cada vez que se lo veo hacer.


—Andrómeda dice que en Argentina esto se llama milanesa. —dice mi abuela sentándose en su sitio.


Valentín asiente.


—Así es. No puedo pasar dos días seguidos sin comer milanesa y llevaba dos semanas sin probarla. —se ríe.

—Espero que te guste, Andrómeda me ha ayudado a buscar recetas para hacerlo lo más parecido a las que coméis en Argentina posible, pero no prometo nada. —se ríe mi abuela de manera adorable.

—Es un gesto muy lindo. Quedo muy agradecido, posta.


Mi abuela me mira.


—"Posta" es como "de verdad".

—Ah. —sonríe y asiente, mirando a Valentín— Vamos a comer.


Estamos celebrando la comida de Navidad en casa de mis abuelos. Nos hemos juntado mis abuelos, mis padres, mis tíos, mis primos, Valentín y yo. El momento de presentación hacia el resto de la familia ha sido bastante divertido, sobre todo la parte en la que mis dos primos pequeños han visto a Valentín y lo han reconocido como Wos. No han parado de insistirle en que rapeara algo y me he tenido que poner un poco seria para que lo dejaran tranquilo. En cuanto a mi prima adolescente, se ha quedado tan maravillada con Valentín como lo estoy yo desde el día en que lo conozco. No deja de mirarlo y cada vez que habla tengo que darle un codazo para que se limpie la baba. Mis tíos, por otro lado, no paran de repetir lo simpático que es.

Al terminar la comida, se sirve un surtido de turrones y dulces varios típicos de Navidad. A pesar de que Valentín me ha repetido tres veces que está lleno y que no puede más, sus ojos brillan como los de un niño pequeño cuando ve los dulces. Le miro y me río con ternura cuando se incorpora y coge un trozo de turrón de chocolate con arroz inflado y se vuelve a echar hacia atrás en la silla. Pasa su brazo por el respaldo de mi silla y pone su mano sobre mi hombro. No puedo negar que me inquieta y me produce ternura al mismo tiempo la necesidad que tiene de estar en contacto conmigo constantemente. Me produce ternura por motivos obvios, porque lo amo y porque me encanta sentirlo a mi lado, más debido a nuestra relación a distancia. Pero a la misma vez me inquieta porque conozco el motivo de su necesidad de tocarme y esa necesidad nace de una desconfianza y miedo a que lo abandone, aún habiéndole prometido en varias ocasiones que jamás lo haré.


—No puedo más. —susurra, todavía comiendo más chocolate.

—Eso has dicho hace tres tipos de turrón diferentes. —murmuro riéndome.

Andrómeda ~ WosWhere stories live. Discover now