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XVI

El día en que Hoseok cumplió los trece años, no podía evitar sentirse inquieto, porque su lobito no dejaba de darse vueltas en su interior como si algo -no sabía qué- le molestara. Y encima de eso, Hoseok tenía el estómago revuelto y sentía pequeños escalofríos recorrerle la espalda mientras estaba sentado en su mesa de la escuela junto a Yoongi.

Lo peor de todo era que ese día no estaba en los mejores términos con su lobito. Este estaba enfadado con él hace días, porque no había saludado a Taehyungie apropiadamente cuando fueron a buscarle junto a su mamá. Y sí, él tampoco se sentía orgulloso de sí mismo. Pero, por alguna razón, no había podido evitarlo después de lo que Sunhee había dicho.

La omega estaba coqueteando evidentemente con él, o al menos, eso era lo que Yoongi no dejaba de repetirle. Por eso ahora el alfa siempre caminaba junto a la omega por los pasillos y Hoseok sospechaba que era por eso que muchos de los chicos y chicas populares de la escuela se le estaban acercando. Sunhee era una de las omegas más bonitas de la escuela, era amable con él y amiga de toda la gente connotada y el alfa, quien no podía ponerlo en palabras todavía, como la mayoría de los adolescentes necesitaba mucho encajar.

Por aquella misma razón, cuando Sunhee apuntó a Taehyung ese día, preguntando con su aguda voz: "¿Quién usaría una camiseta tan ridícula?" Hoseok había decidido no decirle que se trataba de su persona favorita en el mundo y que, para él, la camiseta era genial. En cambio, y en contra de los deseos de su lobo, había caminado en la dirección opuesta, consciente de que su patito le estaba mirando.

—Te ves un poco verde—le dijo Yoongi a Hoseok, sentado en su lugar de la mesa doble—. ¿Te sientes bien?

Hoseok en un día normal hubiera protestado por las palabras de su mejor amigo, pero cada vez su lobo se sentía más ansioso y tenía la misma sensación que sentía cuando tenía fiebre.

—Me siento extraño. ¿Podrías comprobar si tengo fiebre? —susurró Hoseok, apoyando su mejilla contra la fría madera de la mesa.

Yoongi, frunciendo el ceño -porque realmente no le gustaba el contacto físico- extendió la mano y sus cejas subieron con sorpresa.

—¡Estás ardiendo! —urgió.

Hoseok sonrió de medio lado, aprovechando la oportunidad de burlarse de su mejor amigo, a pesar de sentirse un poco atontado.

—Ardiendo por ti, bebé—bromeó.

—Agh, y encima estás delirando—bufó Yoongi y luego movió su nariz, terminando por apretarse la punta de esta como si estuviera asqueado—. ¿Qué es ese olor? —preguntó y luego sus ojos se abrieron con sorpresa, como si se hubiera dado cuenta de algo importante—. Mierda, Hoseok, te estás presentando.

El alfa abrió los ojos. Quería responder que no, que no era así. Que tal vez solo había pescado un resfriado, pero su cuerpo se sentía demasiado pesado y su lobito estaba ansioso, buscando el aroma de alguien. ¿Pero dónde estaba?

Más instinto que conciencia, Hoseok levantó su rostro de la mesa y empezó a olfatear a Yoongi, quien se sonrojó hasta la nuca.

—¿¡Qué crees que estás haciendo, inútil!? ¡Tú no vas por ahí oliendo a la gente, cerdo maleducado! —se quejó, empujando a Hoseok contra su silla.

—Es que hueles bien—le reclamó Hoseok, por su parte porque sí, olía bien, pero no ese bien.

Intentó volver a olfatear a Yoongi, pero este le dio un golpe tan fuerte en la cabeza, que empezó a ver estrellitas. Después de eso, todo lo que sucedió fue demasiado rápido. En un abrir y cerrar de ojos, estaba en la enfermería sintiendo la fiebre más fuerte que había sentido nunca, con su lobo lloriqueando y quejándose porque necesitaba -ansiaba- a alguien, a esa persona que podía calmarlo y arrullarlo con su aroma, pero ¿dónde estaba?

Su madre fue a buscarlo ese día, con una cara que bordeaba el espanto de tener a su único hijo presentándose. Con lo sobreprotectora que era, encerró a Hoseok en su habitación con algunas prendas de ella y de su padre, para ver si alguna de las dos cosas lo calmaban. Si era un alfa, el aroma de su madre iba a calmarlo, pero si no lo era, lo haría la ropa de su padre. Sin embargo, al llamar a su mejor amiga para contarle lo que estaba sucediendo, se dio cuenta de que ninguno de sus intentos por ayudar a su hijo iba a funcionar.

—¿Quieres que le lleve a Taehyung? —le preguntó la señora Kim a su amiga desde el otro lado de la línea, como si hubiera estado hablando del clima.

La señora Jung soltó un gritito horrorizado.

—¡¿Qué?! ¿Quieres que tu hijo calme al mío?

Escuchó una risita proveniente de la señora Kim.

Taehyung aún no se ha presentado y estoy segura de que su aroma va a calmar al lobo de Hoseok. Estarán bien.

La señora Jung frunció los labios con preocupación al escuchar un lastimero quejido de su hijo en su habitación. Las presentaciones de los alfas y omegas eran dolorosas si no lograban encontrar un aroma que apaciguara sus necesidades.

—No—respondió la señora Jung, sin embargo.

Casi pudo ver a su mejor amiga fruncir los labios.

¿Estás segura? —preguntó su amiga, tentativamente.

La señora Jung soltó un suspiro al escuchar un nuevo quejido de dolor de su hijo, esta vez con más fuerza.

—No, no estoy segura. Trae a tu hijo antes de que me arrepienta—dijo severamente y cortó.

Sin saber que su Hoseok había encontrado a ese alguien en uno de los pijamas que Taetae había dejado olvidado en su habitación y lo único que el recién presentado alfa susurraba una y otra vez era:

Omega, omega, omega

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Sería bueno que me dejaran sus comentarios aquí. 

~Birdie.

WITHOUT YOU || Omegaverse || HopeVWhere stories live. Discover now