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XXI

El sábado en que Hoseok volvió a encontrarse con Taehyung, se sentía más nervioso de lo que había estado en buen tiempo. Más bien, era una mezcla de ansiedad, vergüenza y necesidad de ver al pequeño que puso a su lobo muy alerta e inquieto.

Si bien, durante la salida con Sunhee su lobo se sentía bien cerca de la omega, la inquietud que sentía al saber que vería a Tae era muy diferente. Su madre le había impedido verlo y parecía que solo había juntado ansia para ese momento. Ni siquiera sabía por qué se sentía de ese modo. La lobita de Sunhee no le ponía del mismo modo en que lo hacía el lobito de Taehyung. Seguramente tenía que ver con que se conocían de hace mucho más tiempo y quizá por eso estaba ansioso por enseñarle el hermoso lobo alfa en el que se había convertido.

Su lobo quería pavonearse frente al lobito de Tae.

De todas formas, cuando ese sábado abrió la puerta de su casa, fue Taehyung el que se le echó encima y lo abrazó por el cuello repartiendo dulces besos cortos en sus mejillas.

—¡Te extrañé, te extrañé, te extrañé, hyung! —exclamó el pequeño con emoción.

Hoseok abrazó a Tae, un poco contrariado. No porque no lo extrañara, sino porque su cuerpo reaccionaba diferente a la cercanía de su patito. Su lobo, al sentir al otro lobito, se puso dominante de manera automática.

Y es que incluso su parte humana lo reconocía: Taehyung olía demasiado bien. Su aroma era dulce, pero tenía pequeñas pintas ácidas que hacían la combinación perfecta. Como el helado de chocolate mezclado con helado de piña. Equilibrado.

Ni siquiera se dio cuenta cuando escondió el rostro en el cuello de Taehyung y comenzó a restregar su nariz entre el espacio que había su hombro y su oreja.

—Me haces cosquillas. —El pequeño reía tratando de zafarse de los brazos de Hoseok y una suerte de dejavú se plantó en su mente.

No.

Su lobo le exigió tomarlo de la cintura y no dejarle ir nunca.

Mío, mío, mío—repetía Hoseok como una letanía.

Cuando al fin su lobo sintió que Taehyung olía lo suficiente a él, aflojó un poco el agarre de acero que tenía en su cintura, logrando que el pequeño se alejara lo suficiente como para mirarle.

El estómago de Hoseok se contrajo cuando vio las mejillas ligeramente sonrojadas de Tae, sus largas pestañas y sus ojitos brillantes. Tenía el cabello suavemente desordenado y la curva de su cuello se veía demasiado tentadora a sus ojos.

Y olía solo a Hoseok.

—Tu aroma de alfa me hace sentir gracioso—le dijo Tae a su hyung, sonriendo tímidamente.

Las orejitas de su lobo se alzaron con preocupación observando al sumiso lobito de Tae, que apenas se movía. Solamente se dejaba hacer, mientras el lobo del mayor le inspeccionaba juguetonamente. El lobito de Tae, sin embargo, le dio un gran lametón en el hocico al alfa y este último comenzó a mover la cola, dispuesto a jugar.

—¿Cómo? ¿Gracioso cómo? —preguntó Hoseok.

—Aquí—le dijo Tae, apuntando a su pancita—. Me hace sentir todo nervioso y cálido por dentro.

Hoseok puso una mano en la panza del menor y sonrió.

—¿Eso es bueno?

Taehyungie, entonces, se escondió en la curvatura del mayor y lo olfateó.

Me gusta mucho—ronroneó suavemente.

Aquello mandó señales incorrectas a la parte baja del cuerpo de Hoseokie, quien dio un salto hacia atrás, tratando de ocultar las reacciones de su estúpido cuerpo adolescente.

Tae abrió los ojitos como platos, confuso.

—¿Qué pasó?

No otra vez, pensó el mayor, enojado. Había tenido que luchar toda la semana contra su gran problema en los pantalones, que últimamente aparecía en las situaciones menos oportunas.

—N-nada. Yo-yo...—trató de responder, pero justo en ese momento su madre apareció desde la cocina hasta la puerta de entrada con el ceño fruncido.

—Hoseok, por el amor a la Luna, ¡¿qué haces marcando territorio en la calle?!

El alfa enrojeció por completo ante la mirada atónita del omega no presentado.

¿Había alguna forma de morir de la vergüenza?

WITHOUT YOU || Omegaverse || HopeVWhere stories live. Discover now