Capítulo treinta y nueve

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Maratón parte 1/2

Andy's Pov

Sentía como mis tripas rugían salvajemente. Tenía hambre. Abrí mis ojos y estaba en el suelo con un dolor de cabeza bastante grande.

Me llevé una mano a la frente y ahí me di cuenta de por qué estaba en el suelo. Mi brazo estaba lleno de sangre seca, al igual que una gran mancha del suelo.

Puaj.

Limpié como pude el suelo y me desinfecté la gran herida que tenía. Era muy grande, y me asusté un poco cuando la vi sin la sangre al rededor. Ahora entendía por qué me había desmayado. ¿Pero en qué pensaba ayer cuando hice esto? Ah si, en que nadie me quiere.

Aparté rápidamente esos pensamientos de mi para no volver a hacer gilipolleces y me tuve que vendar el antebrazo. Se veía demasiado, era una herida bastante grande. ¿En qué estaba pensando cuando lo hice? ¿No podía haber hecho una pequeña raja? Ah no, que pensaba en morirme allí mismo.

Me puse ropa limpia y una chaqueta para tapar todo. Me miré en frente del espejo y me hice una coleta alta, después limpié el maquillaje corrido de mi cara y decidí dejarla así tal cual. Me acerqué a la puerta y quité el pestillo con un suspiro. Recorrí el pasillo y me acerqué hasta la cocina, donde miré el reloj de pared que marcaba que eran las siete de la mañana.

Cogí una manzana y le di un mordisco mientras veía la manecilla de los segundos moverse. No sabía cuánto tiempo me había desmayado exactamente, ¿llevaría días allí? No creo, si no seguramente habrían acabado entrando y me verían.

Cuando acabé tiré los restos al cubo de la basura y fui al jardín. Ellos estaban dormidos, cosa que agradecí. No me apetecía hablar con nadie ahora mismo.

Me senté en el borde de una tumbona del jardín y cogí mi móvil. Iba a marcar el número de Tori pero recordé que la última vez que le llamé por la mañana allí era de noche. Así que guardé de nuevo el aparato y lo puse de nuevo en el bolsillo de mi pantalón.

No podía creer cómo las cosas pueden cambiar tan de repente. El otro día estaba completamente feliz, abrazada a Luke sobre estas horas y en cambio hoy estoy aquí sola, con un dolor en mi brazo izquierdo increíble.

-Andy... - Escuché una voz suave y rápidamente alcé la vista. - Quiero hablar contigo.

-Ashton, ahora no... - Soné cansada, pero él me ignoró por completo y se sentó a mi lado.

-Soy tu hermano. Puedes decirme lo que quieras y lo sabes. - Estaba serio. Muy serio.

-Ash... - Suspiré. - ¿Tú crees que estorbo?

-¿Por qué piensas eso?

-Que no me respondas, ¿me lo tomo como un sí?

-No, es un claro no. Tú no estorbas para nada, en ninguno de los sentidos, para nadie. - Hice una mueca, volvían a mi las ganas de llorar pero sabía como reprimir las lágrimas. -¿Qué te pasa pequeña?

Pocas veces me llamaba así él, recordaba que la última vez había sido cuando se murió Jacke, nuestro difunto hamster. Tenía ocho años y lloré mucho, hasta que él vino y me llamo así, me animó y seguí adelante sabiendo que Jacke estaba en un lugar mejor. Enterrado en el jardín de casa.

Sentí un calor alrededor de mi, me estaba abrazando. Decidí corresponderle, pero no debí hacerlo; ahora tenía más ganas de llorar. Mierda.

-A veces, simplemente siento eso. Que estorbo. - Deshice el abrazo y él me miró.

-No sé por qué tienes esa sensación.

-Papá y mamá nunca quieren hacerse cargo de mi, más bien me ignoran.

-También lo hacen conmigo. - Justificó, pero yo negué con la cabeza.

-Pero es diferente. A demás, siempre te están obligando a cargar conmigo.

-No “cargo” contigo, tan solo te cuido y eso me gusta. Me gusta estar cerca tuyo, eres mi hermana y te quiero. - Sonreí levemente y miré al suelo.

-¿A ti te pareció guapa... Grace? - Pregunté con miedo. - Cuando la vimos el otro día...

-Luke te quiere mucho y dudo que te deje por ella. - Soltó, como si leyera mis pensamientos. - A demás, si hiciera la gilipollez le castraría. - Reí un poco y él sonrió. - Estás mejor sonriendo.

-Gracias Ash. - Suspiré y volví a ponerme seria. - ¿Es verdad eso de que se quedará aquí a vivir?

Tenía miedo de saber la respuesta, pero la necesitaba.

El corazón se me partió en mi pedacitos cuando él asintió. Los cortes empezaron a escocer, mi cabeza me dolía y sentía como si me perforaran el pecho.

Que él se quedara aquí significaría que no lo volvería a ver por lo menos hasta otro verano, o ni eso.

Continuará...

A different holiday «	5sos» #1Where stories live. Discover now