Capítulo 2.

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Tony siempre se aseguraba de estar bien vestido cuando salía de su casa: traje y corbata, zapatos lustrados, lentes de diseñador. Las revistas siempre alababan su buen gusto en el vestir. Pero, esa mañana, eligió un look totalmente diferente, aunque hecho con mucho más amor.

Como ya no trabajaría en las Industrias Stark, consideró que sería exagerado seguir usando trajes tan serios; así que para iniciar su nueva vida como padre soltero, se puso una camisa discreta blanca, pantalones de franela gris y mocasines cómodos. Conservó los lentes de Prada (no podía verse atractivo sin ellos), pero por lo demás, decidió renovar su guardarropa y comprar prendas más casuales, y más apropiadas para una vida casera como la que pensaba llevar.

"De todas formas aún luzco hermoso" se dijo a sí mismo al verse al espejo. Satisfecho, tomó una caja que había dejado preparada la noche anterior y bajó al estacionamiento, controlando la hora en su reloj. No quería hacer esperar a Peter.

(...)

A la señora Danbury, directora del orfanato, se le hizo muy difícil no revelarle a Peter más detalles de los necesarios con respecto a la visita de Tony. Quería que fuera el propio Stark quien le diera la noticia, por lo que cuando le avisaron que había llegado, se levantó de su escritorio con gran alivio.

-Por fin... dile que pase, que pase de inmediato. Iré a buscar a Peter.

Por supuesto, el niño sabía por qué Tony Stark mostraba interés en él. Todos los chicos del orfanato, a cierta edad, comenzaban a entender su situación, y con mucho tacto se les explicaba en que consistía la adopción. Sin embargo una cosa era "saber" que los adultos iban a ese lugar a buscar hijos, y otra cosa era entenderlo y asumirlo en carne propia. Peter era muy joven y habían preferido no ilusionarlo hasta que todo estuviera listo, pero como la adopción ya era un hecho era momento de decírselo. Y nadie mejor para eso que su propio padre, que entró a la oficina de la directora con una gran caja.

-¿He llegado muy pronto? ¿Y Peter?

-La directora fue a buscarlo. Quédese tranquilo, señor Stark, regresarán enseguida- lo animó la secretaria. Tony asintió y dejó la caja a un lado, pero no fue capaz de sentarse y en vez de eso se puso a caminar como un león enjaulado por la oficina, mientras oía los apresurados latidos de su corazón. Se paró junto a la ventana y respiró hondo.

"Cálmate, o tampoco este corazón te va a durar".

Unos pasos veloces llamaron su atención y volteó a ver, en el momento exacto en que la puerta se abría y entraba Peter, que parecía haber llegado corriendo. El niño sonrió de oreja a oreja.

-¡Señor Stark!- gritó con una alegría imposible de ocultar, para acto seguido correr hasta él y abrazarlo.- ¡Vino como lo prometió!

-Por supuesto... ¿cómo pensaste que te fallaría?- respondió cariñosamente, devolviéndole el abrazo y procurando que no se le nublara la vista.- Ven, sentémonos aquí un rato... hay muchas cosas que tenemos que hablar. Pero primero dime, ¿cómo has estado desde mi última visita?

-¡Bien! Bueno, lo extrañé a usted, pero disfruté mucho con esos cómics que me regaló. Me gusta leerlos, y además los compartí con mis amigos.

-Eso está muy bien, ¿sabes? Compartir. Se nota que eres un niño de corazón generoso.- Peter pareció encantado con el elogio, y se subió al sillón con las piernas cruzadas para estar más cerca de él. Se lo veía ansioso.

-¿Vamos a ir al parque a jugar como la última vez?

-Mmm... puede ser. Pero primero déjame que te cuente a que he venido.- Hizo una pausa.- ¿Recuerdas que una vez hablamos sobre el motivo de mis visitas a este orfanato?

OHANAWhere stories live. Discover now