Capítulo 11.

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La mayoría de los alumnos de la Academia Shield provenían de familias ricas, así que Steve estaba acostumbrado a ver fiestas de cumpleaños lujosas. Sin embargo, nada se asimilaba a lo que organizó en la Torre Stark para festejar el onceavo cumpleaños de Peter.

Aunque había ayudado mucho a Tony en los preparativos, nunca había estado en su casa; el toparse por primera vez con el esplendor de aquel lugar fue lo primero que lo shockeó, y lo segundo fue lo enormes y coloridas que eran las decoraciones. Ya desde la calle se podía mirar hacia arriba y ver cientos de globos de colores enormes, sin mencionar las cintas festivas de cientos de metros que decoraban los cuatro costados de la torre. En el interior del piso privado era otro tanto, el techo parecía estar hecho de globos y las paredes ostentaban enormes carteles de cumpleaños con brillo y luces. Las mesas estaban repletas de manjares como en un festín real, y en la terraza colgante había una gran tarima en donde un habilidoso Hombre Araña entretenía con sus acrobacias a los absortos invitados. Varios otros "superhéroes" de Marvel rondaban por la casa animando a los niños y tomándose fotos con ellos, mientras que un nutrido grupo de camareros se ocupaba de servir las mesas, cuidar el guardarropa y acomodar los regalos de Peter en su habitación. Al pasar por las puertas abiertas de la cocina, vio al menos a cinco chefs y otros tantos ayudantes preparando todo tipo de bocadillos y platos calientes diversos.

"Es imposible decirle nada al respecto" pensó con una sonrisa de amor al verlo tan feliz, tomándose fotos con su hijo. "Es evidente que lo está disfrutando tanto como Peter. ¿Cómo podría regañarlo entonces?"

-¡Maestro Steve, si vino!- gritó Peter al verlo, corriendo hacia él para saludarlo. Detrás suyo iba Tony y lucía hermoso como siempre, pero supo guardar las formas y se agachó para saludar primero al niño, entregándole un regalo.

-Feliz cumpleaños, Peter... ¡que la pases muy pero muy bien! Toma, esto es para ti.

-¡Oh, muchas gracias! No tenía por qué molestarse. ¡Mira, papá, el maestro Steve me trajo un regalo!

-Es usted muy amable- le agradeció Tony con ojos tan dulces como la miel. Steve sintió un doloroso pinchazo al no poder saludarlo como quería, pero al punto se rehízo y le tendió la mano para guardar las apariencias.

-Gracias por invitarme, señor Stark. Se siente bien cuando los padres de mis alumnos me incluyen en momentos tan importantes de sus vidas como este.

Tony iba a ofrecerle algo de beber cuando otros niños reconocieron a su maestro y fueron en tropel a abrazarlo y saludarlo, por lo que él retrocedió resignado hasta la mesa de dulces. Pepper, que tenía un plato de chocolates confitados en la mano, no podía creer lo que veía.

-¿Así que ese es el famoso Steve?- inquirió boquiabierta.- Cielos, Tony... ¡es tremendo! Voy a tener que felicitarte. Nunca había visto a un hombre tan bien parecido.

-¿Verdad?- contestó por lo bajo y notando como las manos le sudaban, por lo que tomó un plato para disimular.- Es un hombre soñado. Oh, dios. ¿Está mirando para acá?

-¡Tranquilo, no!- rió Pepper al verlo tan nervioso. Aquel Tony no se parecía en nada al conquistador que ella conociera, y como algo natural lo tomó del brazo para ayudarlo.- Vamos a ocuparnos un poco de tus invitados grandes así no corremos el riesgo de que quedes embobado mirando a tu maestro. Tranquilo, que no se irá a ninguna parte.

Tony no tuvo mucho tiempo para coquetear con Steve, pero decidió no lamentarse y ocupar la tarde en lo que se supone debía hacer: atender a su hijo. Fue todo un descubrimiento tener que hacer de anfitrión en una fiesta para niños, una fiesta donde no había alcohol y la música era infantil, pero fue un descubrimiento bueno. Peter estaba exultante y con cada risa suya el corazón se le agrandaba un poco más, lleno del amor que le inspiraba el niño. No parecía estar fallando nada de cuanto había planeado y eso era un gran satisfacción.

OHANAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant