Capítulo 17.

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Mary Jane resplandecía de felicidad en su cumpleaños número once, rodeada de sus amigos y de su futura familia: sus padres adoptivos la visitaban todos los días con regalos y noticias, y habían accedido a hacerle la fiesta allí para que pudiera despedirse correctamente de todos. Peter estaba que no cabía en si de gozo por su amiga, e insistió en llegar con mucha antelación para acompañarla lo más posible. Tony, por supuesto, accedió, y llegaron una hora más temprano de lo previsto. Mientras Peter la saludaba y le entregaba su regalo, él hizo lo propio tendiéndole la mano a los padres de la niña.

-Mucho gusto, señor Stark. Le agradecemos que haya traído a Peter, ella habla tanto de él que ya queríamos conocerlo- comentó la señora Watson, una afable mujer de más o menos su misma edad. Su esposo, visiblemente más joven que ella, también lo saludó con cordialidad y le agradeció que hubiera llevado a su hijo. Tony los miró y le restó importancia con humildad.

-Por supuesto que traería a Peter, pasara lo que pasara. Ellos han mantenido su amistad incluso después que yo lo adoptara, así que no había motivo para que ahora fuera diferente.

-Cierto. Lo único es que nosotros viviremos en Nueva Jersey, pero...

-Las amistades verdaderas perduran, querida- completó el señor Watson rodeándola por los hombros con confianza.- Mary Jane y Peter nunca dejarán de ser amigos por más que vivan en ciudades diferentes.

Tony pensó en eso varias veces a lo largo de la tarde, y agradeció que su hijo compartiera esa filosofía de pensamiento: Peter no lloró al saber que su amiga se marcharía a vivir a otra ciudad, al contrario, se alegró por ella e insistió en que se divirtieran lo máximo posible. Sin embargo, mientras los pequeños comían él salió un rato al jardín a tener una charla con Steve, a quien había prometido llamar para contarle todo. Con un pedazo de pastel sobre el regazo y el celular en la mano, le contó lo bonito de la fiesta y la alegría de Peter.

-Si lo vieras. ¡Está tan encantado con la idea de que Mary Jane tenga una familia!

-No lo dudo, nuestro niño es tan bueno, ¿verdad? ¿Y Mary Jane como lo toma?

-La chica no ha dejado de sonreír ni un segundo. Me recuerda tanto a Peter el día que lo adopté... es muy fuerte, y mira que no me gusta ser sensible.

Steve soltó una risita irónica.- No finjas conmigo, Tony. Yo sé que sí eres sensible, y es una de las cosas que más me gustan de ti. Tu dulzura y sensibilidad.

Tony se sonrojó y agradeció que nadie lo hubiera visto; mientras intercambiaba algunas bromas más con Steve, divisó junto a un árbol del jardín a Nébula, la sombría joven que conociera tiempo atrás. Estaba demasiado lejos como para adivinar su expresión o estado de ánimo, pero algo le dijo que no era bueno. Alzó la mano para saludarla y ella pareció sobresaltarse, pero no huyó como la otra vez y Tony tuvo una idea repentina.

-Steve, ¿te molesta si seguimos hablando más tarde?

-¿Pasó algo, amor?

-No, no. Todo está bien. Pero necesito colgar ahora.

-De acuerdo, como prefieras. Pero si pasa algo recuerda que cuentas conmigo.

-Lo sé- finalizó haciendo el sonido de un beso y haciendo luego otro gesto a Nébula, con la esperanza que se acercara. Nébula caminó lentamente y de forma oblicua, como si cambiara de parecer a cada rato, pero al final estuvo lo bastante cerca de él como para mirarlo a los ojos. Tony se sorprendió de nuevo al ver lo fiera que era su mirada. Sin embargo, cuando le habló fue mucho más educada que la primera vez.

-Hola, viejo. ¿Otra vez por aquí?

"Retiro lo de educada".

- Hola, Nébula. Vine a traer a mi hijo a un cumpleaños. ¿Sabes de quién?

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