Capítulo 15.

434 47 0
                                    


-Peter, cielo, papá se siente un poco cansado esta mañana... ¿te molestaría mucho si llamo a un chofer para que te lleve a la escuela?

-¿Por qué? ¿Te sientes mal, papi?- preguntó Peter de forma atropellada, acercándose de inmediato a su padre y tocándole la frente para ver si tenía fiebre. Tony emitió una risita para tranquilizarlo y lo abrazó fuerte, negando.

-No te preocupes, querido, no estoy enfermo ni mucho menos... tan solo un poco, bueno, bastante cansado. Anoche no dormí bien, pero eso es todo. Te lo aseguro.

-Tal vez debería quedarme a cuidarte...

-No señorito, de ninguna forma faltarás a la escuela por mí. Prepara tu mochila que llamaré a un chofer de confianza para que pase a recogerte al mediodía.

-Bueno... está bien- aceptó a regañadientes.- Pero vas a pasarme a buscar a la tarde, ¿verdad? Para esa hora ya habrás descansado.

-Sí, quedate tranquilo que a la tarde iré sin falta por ti.

(...)

Steve se quedó un poco chocado cuando Peter bajó de un auto que no era el de Tony, acompañado por un chofer uniformado que se aseguró de que entrara a la escuela antes de marcharse. Cuando el niño lo vio y se acercó a saludarlo, lo notó alicaído.

-Buen día, Peter... ¿Qué sucedió que tienes esa carita?

-Buen día, maestro... ¿Sabe que pasa? Es que mi papá no se sentía bien y se quedó en casa descansando, y por eso no me trajo. Y a mí no me gusta que se quede solo si está mal, por más que diga que no es nada. Yo quería quedarme a ayudarlo.

Steve entró en alerta al oír eso, y tras tranquilizar a Peter y enviarlo al patio a formar fila con sus compañeros él se apresuró a llamar a Tony en secreto. Lo atendió enseguida, y para su tranquilidad no se lo oía enfermo ni mucho menos.

-Ya sé que tú le dijiste que no es nada grave, pero como no lo acompañaste a la escuela me pregunté si sería cierto. Si no le habrías mentido para que no se angustie.

-Steve, vamos, tú eres adulto. ¿Qué podía decirle al niño, que se me parte la cabeza y no estoy ni para conducir una bicicleta? Pensaría que estoy enfermo de verdad, y a un dolor de cabeza no se le puede llamar enfermedad. Lo más probable es que sea una gripe, o alguna otra tontería por el estilo.

-Aunque así fuera, ¿me prometes que vas a cuidarte y descansar bien por estas horas?

-Sí, papi...- contestó Tony de forma burlona, imitando a su hijo y haciendo que el propio Steve sonriera.- Vete a dar clases a tus niños, que yo sé como cuidarme de una gripe.

(...)

Cuando ya faltaban pocos minutos para que sonara el último timbre, Peter se apresuró a meter todo en su mochila a las apuradas. Steve se le acercó.

-Peter, tranquilo, o podrías arrugar tus cuadernos. ¿Por qué tanta prisa?

-Es que quiero ver a papá lo más pronto posible- contestó el niño con sencillez. Steve asintió y se ofreció a acompañarlo hasta la puerta, cosa que el pequeño le agradeció. Sin embargo, una vez en la puerta, ninguno de los dos avistó el Lamborghini amarillo favorito de Tony, ni ninguno de sus otros autos. A medida que pasaban los minutos y los otros padres retiraban a sus niños, el nerviosismo de Peter fue aumentando y también el del rubio, que aunque se mostró sereno para no empeorar la situación por dentro estaba asustado. Tony jamás se olvidaría de pasar por su hijo, y en caso de no poder hacerlo él enviaría a alguien de confianza en su lugar. ¿Dónde estaba? Si lo llamaba y solo era un retraso no pasaría nada, pero si lo llamaba y no atendía significaba que estaba enfermo en casa y precisaba ayuda. Y él no tendría como explicarle a Peter por qué sabía que su padre estaba mal.

OHANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora