Cap. 21

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Andre llevaba como 30 minutos gritándome al otro lado del teléfono tras haberme escuchado con todo lujo de detalles hablar sobre lo que había sucedido y sin interrumpir. A veces gritaba por mi estupidez, pero la mayoría de veces retrataba como mataría a mi padre.

Supongo que lo había conseguido arreglar también con ella.

–"Que creías entonces que no iba a asimilar?" –Dudó ya mucho más calmada.

–Yo que se Andre... todo a sido tan abrupto que... no se, tengo miedo y se que no pienso las cosas del todo como debería –Contesté suspirando con frustración.

–Señorito, debe comenzar a prepararse para las clases –Comentó Marina sin necesidad de abrir la puerta.

–Gracias –Respondí escuchándola caminar para irse.

–"Recuerda que cualquier cosa puedes llamarme, en cuanto vuelva del viaje con mis padres iré a visitarte"

–Te ibas un mes, no? –Dudé entrando ya en el vestidor.

–"Si, intentaré contactar contigo y Chad con el wifi del hotel o así" –Respondió suspirando conmigo.

Nos reímos y simplemente nos despedimos.

En parte me había quitado un gran peso de encima... ahora solo tenía que saber ponerme bien las vendas del uniforme y los arneses.

Termine poniéndome los arneses antes que las vendas, incluso pille como se ponía el del pecho, pero las vendas... no conseguía apretarlas tanto como debería.

Abel terminó en mi habitación encontrándome peleando con ellas.

–Siéntate anda, te lo explicaré yo –Comentó haciendo que me sentara en la silla de mi escritorio.

Cogió la otra venda y me enseñó pasó a paso como debía hacerlo.

–Lo pafas pof aquí y ya –Explicaba sujetando con la boca la otra punta de la venda.

Complicado, pero me salió y bien apretado.

–Ves? No es tan difícil –Me animo despeinándome, ahora vamos, termina de ponértelo en el coche, tengo que hablar con tu tutor.

–De que? –Pregunté cogiendo la venda que había usado él de ejemplo y la muñequera y el guante para seguirle.

Que los padres hablaran con los profesores nunca era buena idea. Pero Abel no me quiso responder.
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Cuando llegamos el Maestro también se extrañó de verlo ahí, pero después de ordenarme ponerme de rodillas en el suelo y esperar atendió a mi padre.

–Formó una barrera de cristal en forma de esfera que devolvió el golpe recibido como si fuera un espejo... –Explicaba en bajo por lo sucedido con Cid.

–Para su poco entrenamiento entonces es un milagro que esté vivo –Contestó el Maestro mirándome de reojo bastante curioso–. Pero si es así y sus habilidades se centran en la protección lo averiguaremos en poco tiempo.

No hablaron mucho más y Abel se fue tras despedirse, comenzamos la clase sin problemas, pero esta vez no me hizo ponerme en alguna postura para que me doliera, me puso una bola de cristal en la mano bastante pesada y me hizo extenderla.

Sujetarla con solo una mano se estaba volviendo, demasiado rápido, un problema.

–No pierdas la postura –Corrigió haciéndome extender el otro brazo en T.

–Maestro, puedo hacerle una pregunta? –Dudé tratando de no pensar en la pesada bola.

Acepto sin problemas en cuanto me hizo levantar una pierna y apoyar ese pie sobre mi rodilla.

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