Cap. 40

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–Bueno, la verdad es que lo que dices tiene sentido, pero aún así parece que ha tenido que doler –Comentó Claus una vez nos sentamos a comer y Siro le explicó lo que le había sucedido a mi brazo.

–Si, ha dolido y mucho –Contesté suspirando con frustración–. Y a mi no me parece que tenga tanto sentido.

Ahora el más mínimo movimiento en el brazo me dolía.

–Recuerda que nuestro cuerpo va diferente a lo que has estudiado en biología –Intentó hacerme razonar sabiendo perfectamente que eso no callaba mi cabreo con lo sucedido.

–Creo que quien casi te arranca el brazo es el doctor Kalu, y no, no es indio, su familia si, pero él es británico, es uno de los doctores más respetados con lo referente a huesos y lesiones, nadie que haya pasado por sus manos ha tenido secuelas de sus lesiones –Explicó Eleonor cambiando ligeramente de tema y todavía teniendo que llevar el uniforme.

Solo Claus iba ya con ropa normal, Siro se habría planteado cambiarme si no fuera por que me congelada de frío en cuanto me quitabas la pesada y caliente capa. Lo peor de todo es que sabía que hacía calor, era pleno verano, hacía mucho calor y Siro se derretía entubado en su traje... y yo tenía frío.

–El que dices que es larguirucho será el profesor Aren –Añadió Claus mirando como Eleonor se sentaba a la mesa con nosotros–, por lo que se tiene muy malas pulgas, todo se tiene que hacer a su manera, pero dicen que es uno de los mejores con todo lo que tiene que ver con la percepción de energía, lo conoce todo sobre la percepción de energía y como controlarla.

–Y el Maestro también está aquí, lo vi caminando por un pasillo hace un rato –Añadió Eleonor como si entendieran que esta ocurriendo y yo no.

–Cuando mis padres dijeron que habían traído a los mejores no iban a coña –Murmuró Claus como pensando en otras cosas con un aura azul.

–Si averiguan que es lo que quieren de ti los poseídos, volveremos a estar al mismo nivel –Comentó Siro haciendo el amago de despeinarme.

Pero se detuvo antes de hacer nada, estábamos en el comedor separados por una mesa para cada familia, sentía que todos estaban pendientes de todos, como buitres buscando un chismorreo y algo que criticar con un montón de colores ahogantes y curiosos. Que Siro pudiera estar sentado en la misma mesa que yo ya era raro para ellos.

No me gustaba este ambiente y entendía por que Siro prefirió no tocarme.

–Y una mujer más o menos de mi altura, pelo castaño y gafas de culo de botella? Con trenzas y acento alemán –Pregunté recordando a la despistada mujer que se suponía que atendía de mi mientras me recuperaba.

–Gilda, doctora Gilda para ser exactos –Contestó Eleonor–, especialista en trastornos y desequilibrios, todo lo que tenga que ver con la unión cuerpo mente ella lo conoce como la palma de su mano.

–Esa soy yo! –Interrumpió de golpe su voz haciendo que todos diéramos un brinco y nos giráramos con brusquedad.

Estaba justo detrás nuestra con un viejo informe entre las manos y una sonrisa.

–Soy desastre, pero ninguno de mis pacientes muerto! –Aclaró dándome en el hombro con los papeles.

Sentía que el corazón me iba a salir por la boca, y Siro lo moto perfectamente.

–Cuando termines comer, necesitas venir a habitación, tendré reunión urgente ahora por ti. Vamos a ver solución para cuerpo de muerto, es lo primero que debemos curar! –Siguió hablando ignorando mi estado y teniendo que interpretar sus palabras al tener un conocimiento del idioma extraño.

Colors (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora