Cap. 38

373 64 2
                                    

–Siro, despierta –Pedí con miedo al no entender que estaba pasando ni donde estaba.

Pero había encontrado la luz de una mesilla de noche sin tener que levantarme y Siro era el que dormía a mi lado en una habitación con una decoración extraña y cargada de cosas que no entendía.

Me fallaban las fuerzas hasta para pincharle con un dedo en una mejilla.

–Por favor Siro... tengo miedo –Me sinceré moviéndome con las pocas fuerzas que tenía para pegarme más a él.

–Mh? –Murmuró abriendo ligeramente un ojo.

Al darse cuenta de que estaba despierto trató por todos los medios de pensar con cabeza y no cabearse por que le hubiera despertado.

–Donde estamos? –Pregunté una vez él se había incorporado frotándose los ojos.

–En el edificio del Congreso Europeo, no te despertaste cuando llegamos, y preferimos dejarte dormir –Explicó levantándose de la cama.

–Entonces esta bien? No ha ocurrido nada malo ni estamos en un sitio peligroso? –Contesté dejando que caminara por la habitación y entrara en el baño para lavarse la cara.

–No, ahora debemos estar en uno de los sitios más seguros del mundo –Contestó saliendo del baño tras secarse la cara respirando muy profundo–, y tu padre ha ordenado que no me separe de ti aunque muera en el intento, así que hasta deberíamos bañarnos juntos y todo.

Su broma nos hizo reír mientras él se sentaba a mi lado y quitaba unos pocos mechones para besar mi frente.

–Que tal estas? Tienes sed? –Preguntó sabiendo que ya estaba más tranquilo.

–Un poco, aunque aún me noto cansado.

–Tendremos que despertar dentro de 3 horas, así que te doy de beber y volvemos a dormir? –Sugirió tras ver la hora en su teléfono.

Acepté sin pensar mucho, bebí con su ayuda y nos volvimos a acurrucar juntos para dormir.

Mi cuerpo cada día se sentía más pequeño e inútil entre sus brazos, pero adoraba sentirme protegido entre ellos aunque no hubiera ningún tipo de peligro.
.
.
.
A la mañana siguiente Siro me vistió a conciencia con un uniforme parecido al suyo ligeramente, pero en tonos plata y blancos, acompañados a demás de unas botas, que me llegaban hasta la rodilla, azul marino a juego con la gorda capa y los pesados broches y adornos perfectamente esculpidos con el emblema de mi familia (según me había explicado Siro) en oro blanco.

–Que calor... es muy agobiante –Me quejé viendo como él se ponía el suyo a conciencia preocupado hasta del más mínimo detalle.

–Solo lo llevarás en ciertas ocasiones, es el uniforme de tu familia y hoy habrá una presentación de todas las familias, a partir de la tarde ya podrás quitartelo... por suerte para ti –Explicó abriendo la puerta del armario dejando ver que tenía tres chaquetas de uniforme iguales a la que se iba a poner.

–Tu tendrás que llevar siempre el uniforme? –Dudé al verlo cerrar la puerta del armario de nuevo poniéndose la chaqueta.

–Si, estoy aquí para servirte y dar mi vida por ti, no para hospedarme –Contestó suspirando.

–Y si te lo ordeno no puedes quitartelo? –Dudé dejando que tirara de mi silla de ruedas para salir de la habitación.

–Ni por asomo, el mismísimo presidente del Congreso tendría que ordenarmelo –Contestó cerrando la puerta de la habitación encontrándonos con Claus esperando por nosotros junto con Eleonor–. Este sitio es sagrado, esta protegido por fuerzas superiores, yo soy un don nadie que tiene permitido estar aquí por servirte y debo mostrar mis respetos y agradecimientos llevando el uniforme.

Colors (Yaoi/BL)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum