Cap. 48

379 62 3
                                    

Nunca había pensado que caminar fuera tan agotador y que el jardín fuera tan grande.

–Venga, solo un poco más y descansamos –Pidió Siro ofreciéndome su mano para seguir mientras yo me apoyaba en un árbol.

Los médicos me habían pedido que caminará, para asegurarnos de que mi cuerpo volvía a la normalidad mientras recuperaba peso. Si me recuperaba correctamente Abel había dicho que tal vez pudiéramos volver para finales de agosto a la normalidad, ya se lo había dicho a Chad, Andre y mi madre, pero no terminaba de estar seguro en que fuera tan sencillo regresar.

Tampoco Claus me consiguió más tiempo para volver a llamarlos y hablar de nuevo con ellos.

Acepté su mano y dejé que tirara de mi para continuar caminando y regresar al interior del edificio del congreso.

De momento las sospechas de todos sobre mi estado se habían ido confirmando, me estaba recuperando perfectamente y como no había vuelto a recaer y conseguía concentrarme correctamente para esa meditación extraña con la que me entrenaba el Maestro, sentía que aún me quedaban muchas cosas que entender, pero al mismo tiempo había mejorado.

La fuerza en mis piernas falló haciéndome caer de rodillas al suelo del cansancio. Mi cuerpo había llegado al límite, a demás con el calor que hacia no ayudaba.

Adoraba agosto cuando estaba en mi casa y podía ir a la playa, no ahora encerrado en un enorme edificio sin ninguna diversión ni forma de refrescarse.

–Sube a mi espalda –Comentó Siro tirando de mi para que me agarrara a él ahora que se había agachado.

No fui capaz ni de rechistar, me subí a su espalda y dejé que él me llevara el resto del camino.

Pensar que sus entrenamientos de mañana los había tenido que dejar de lado por mi culpa... otra vez.

–Aquí estáis –Comentó la doctora Gilda acercándose a nosotros nada más entramos en el edificio del congreso.

–Que pasa? –Preguntó Siro recolocandome en su espalda.

Pero la doctora prefirió hablarle en alemán al saber que Siro conocía el idioma.

–No! No, no, no –Saltó con rapidez nada más escuchar a Gilda, ni siquiera la dejó terminar–. Consigue la autorización de sus padres, sino me niego en rotundo.

–Pero que pasa? –Pregunté sin entender nada.

Pero Gilda siguió insistiendo en alemán consiguiendo que Siro le contestará también en el mismo idioma y siguiera caminando dejando a Gilda con un aura roja llameante por el cabreo.

–Quería que te llevará a una reunión del congreso en la que se está debatiendo sobre el estado de la doctora que te atacó, y sin tus padres no puedo hacer esa locura, se ponga de los colores que se ponga –Explicó una vez estábamos más lejos de ella.

–Creía que nadie que no fuera del congreso podía asistir a esas reuniones –Dudé notando un aura buscandonos.

Desde que era capaz de meditar, aunque aún no entendía como, había conseguido aprender muchas cosas de las auras, pero lo que más me sorprendió fue de la curiosa forma que podían llegar a vibrar cuando me buscaban, era una sensación que iba por el aire y que solo se podía vivir, no explicar, pero lo sabias.

–Es que nadie puede entrar en la camara europea si no pertenece al congreso –Me dio la razón Siro antes de que señalara un pasillo en dirección contraria a la que quería ir él.

–Nos buscan –Expliqué antes de que preguntará.

Suspiró poco convencido pero no abandono su puro color blanco y comenzó a caminar a donde había señalado siguiendo mis indicaciones sin rechistar. La secretaria del presidente fue lo que encontramos en nuestra busqueda.

Colors (Yaoi/BL)Where stories live. Discover now