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—Umh...¿Có-cómo supiste mi dirección?— su voz sonaba tímida, sus manos cubiertas por su largo suéter, su mirada agachada sin querer posar sus ojos en los míos, su respiración lenta pero algo pesada, Jungkook era la definición de un lindo misterio.

—Se la he pedido a alguien... Yo, traje la chaqueta de... De Jeongguk.— y allí fue cuando finalmente levantó su mirada y pude ver un deje de tristeza o desilución, pude ver aquellos ojos brillantes mirarme con pena.

—Oh... Has venido por él.— lo escuché hablar en un susurro bastante bajo pero aún así entendible. Lo miré confundido al principio, pero luego entendí que quizás lo había ofendido—¿Quieres pasar?— habló con un sonrojo, pero igualmente negué a pesar de querer hacerlo.

—Te lo agradezco, pero no hace falta. Ten.— extendí la chaqueta y el la agarró con lentitud. Luego de eso, sin haber más charla, comenzó a cerrar la puerta lentamente, dándome a entender que debía irme. Me di la vuelta dispuesto a hacerlo, sin embargo no sé la razón de lo que hice a continuación.

—Espera.— dije girando nuevamente. Jungkook abrió la puerta y me miró, sus ojos nuevamente brillaron y una sonrisa se formó en su rostro.

—¿Sí?

—Tú... Quieres... Es decir, si deseas, podemos ir a tomar un café.— nuevamente sus mejillas se tiñeron de rojo, y aquello fue tanto para mi pequeño corazón, que sonreí con inmensidad observándolo.

Jungkook era hermoso.

Y no sólo físicamente, él era angelical, tenía una linda personalidad, y era una lástima que los demás no vean eso.

—Le preguntaré a nana, espérame aquí por favor.— asentí y él se fue, momentos después volvió con una sonrisa y una pequeña campera color pastel.—Ha dicho que sí, y también que me abrigue...— tercer sonrojo en el día, tercer sonrisa que se formaba en mi rostro. Tal vez no todo fue malo hoy.

Ahora la cosa era que yo había venido en bici, así realmente no sabía como íbamos a ir. Pero claro, luego se me ocurrió una brillante idea.

—Hay una cafetería cerca de aquí, podemos ir caminando, al terminar te acompaño hasta aquí y recojo a mi bebé.— finalicé apuntando la vieja bicicleta azúl. Jungkook me miró intentando no reír.

—¿T-tú bebé?— asentí.

—Su nombre es Bartolomeo— y fue cuando terminé que mis oídos se llenaron de un melodioso sonido, pues Jungkook había soltado una ligera carcajada. Nuevamente no pude evitar observarlo detenidamente con una sonrisa, pues sentía que finalmente estaba haciendo algo bien.

—¿Por qué m-me miras tanto? ¿Tengo la cara manchada con chocolate?— dijo tímido cubriéndose. Reí ante ellos y negué.

—No, no tienes nada. Tan sólo es bonito hacerlo.—solté repentinamente sin darme cuenta, dándome un golpe mental al hacerlo. Hubo un silencio, hasta que vi a Jungkook posar su cabeza a un costado tal y como un lindo perrito mirándome.

—También es bonito mirarte.— dijo con tanta pureza, tanta delicadeza, sin una pisca de doble sentido. Al final, quien terminó sonrojado fui yo, más me di la vuelta antes de que vea más.

Me había sentido pequeño durante unos segundos.

—Andando.— lo vi asentir, no tardamos mucho, el camino fue silencioso pero nada incómodo.
Al llegar nos sentamos en una mesa situada al lado de una ventana, varias personas posaron su mirada en Jungkook, algunas lo miraron con ternura, y otros con asco. ¿Por qué? Quien sabe, la gente llega a ser bastante idiota e hipócrita.

—¿Café simple?— el contrario asintió.—Dos cafés simples por favor.— dirigí mi mirada a Jungkook—Y, dime, ¿siempre has vivido aquí?

—No... He nacido aquí, pero me crié en Japón con mis padres, y cuando ellos... Bueno, cuando y-ya no estuvieron a mi lado me vine a-aquí con mi nana...— lo miré triste. No iba a preguntar qué le sucedió a su familia, sería bastante pronto, tal vez se asustaba si comenzaba a invadirlo con preguntas sobre su vida privada. Por otro lado, me sorprendió el hecho se que también de haya criado en Japón, como Tae y yo.

Luego, mi mirada se perdió en una esquina del lugar al recordar aquel cuaderno suyo que había leído y las fechas escritas en él.

—¿Hace cuánto estás aquí?— pregunté volviendo a posar mi mirada hacia su persona.

—Hace siete años, volví al estar casi por cumplir catorce.— sonrió triste—Bueno... Cuéntame de ti...

Entonces, debía tener sentido. Jungkook tenía diecinueve años.

—También nací aquí y me crié en Japón.— formó una "o" con sus labios—Aunque he vuelto este año, deseaba poder completar mi profesión en mi lugar natal.

—Coincidimos en algo.— sonrió—Bueno, la mitad— ahora ambos reímos.

—Y, dime, ¿cuándo es tu cumpleaños?— él me miró confundido pero luego respondió.

—Es el treinta de diciembre. ¿Y el tuyo?— mi mirada se volvió a perder.

Al decir eso supe que, en aquel entonces no tenía doce años, sino trece. ¿Qué había ocurrido en aquella fecha? ¿Por qué todo comenzaba en aquellos tres números exactamente iguales?

—Es el trece de octubre. ¿Te gusta estar aquí?— él asintió sonriendo.

—Mucho, aunque normalmente no salgo de mi casa. Nana dice lo contrario pero simplemente es que no entiende la situación, ya sabes... A mí, se me complica mucho salir, no conozco mucho y tampoco es como si tuviese a alguien que me enseñe.— asentí

—Me ofrecería a ser tu guía y mostrarte todos los lugares como en las películas, pero lamentablemente se mucho menos que tú.— ambos reímos—Pero, podemos descubrir juntos, si deseas.

—Yo... Sí, estaría bien. Y tu amigo podría acompañarnos, aunque siento que no le agrado mucho...— mi mirada decayó. Mi estómago dio vueltas y sentí el ambiente algo pesado, definitivamente recordar todo me hacia mal.—¿Jimin? ¿He dicho algo malo?— me miró con pena. Negué.

—No, no. Es sólo, no creo que quiera acompañarnos, él no es de pasear, de tomar aire fresco.— reí—Y no creo que le caigas mal, aunque a veces sea muy terco, pero aprenderá.— mentí—Además, ¿a quién no le agradaría una genial persona como tú?— lo vi sonreír tímidamente negando.

—Es lindo que creas eso... Pero, en realidad, tú eres la primera persona que se acerca a mí sin juzgarme. Bueno, omitiendo a Jin, aunque él ha preferido apartarse.— lo miré triste nuevamente.

—¿Tú y él eran amigos?— asintió.

—Cuando vine aquí fue mi compañero de banco, fuimos buenos amigos a decir verdad. Recuerdo cuando me protegía de los demás. insultando a cualquiera que planeaba burlarse de mí.— sonrió agachando su mirada—Con el tiempo simplemente se fue apartando, y un día, él sólo decidió ignorarme por completo. Todos lo habían hecho.— su sonrisa se borró—No sé que he hecho mal para que todos se vayan, no lo sé.

"Deberías averiguar lo que él hace, Jungkook, saber las razones de las miradas de los demás hacia ti."

Recordé lo que había escuchado de Jin decirle a Jungkook, explotando como una bomba en mi cabeza.

—¿Algunas vez has considerado saber lo que sucede cuando tú... no tienes el control?— mi miró algo asustado.

—No... Es decir, podría hacerlo, pero no quiero.— lo observé confundido.

—¿Por qué?

—Me da miedo, temo saber lo que él hace conmigo, con mi cuerpo, con todos. Temo descubrir cosas que no deseo conocer.— lo miré no sabiendo como reaccionar.

No estaba en mi derecho ayudarlo, quizás para él todo estaba lleno de temores, pero debía, debía hacerlo.

Two personalities • [Kookmin]Where stories live. Discover now