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Su voz era débil, tranquila. Sus manos aún no habían abandonado mi cuerpo y los cortos centímetros que nos separaban seguían intactos.
Me sentí perdido por varios segundos, mientras mi mente intentaba descifrar sus palabras, mientras que mi corazón calmaba aquellos latidos que tanto ruido provocaban. Creí incluso por unos momentos que él podría llegar a oírlos.

Pero sabía que todo bonito momento tarde o temprano llegaba a su final, por eso, cuando su mirada se tornó fría me esperaba un empujón, pero simplemente me apartó con calma, en silencio.

Y volví a sentirme vacío.

Mi cabeza reaccionó y sólo causó una pregunta.

¿Por qué? ¿Por qué había hecho aquello?

Mi boca no se mantuvo callada, tenía que saberlo.

—Jeongguk...—volvió su mirada hacia mí, esta lucía extraña, como si montones de fríos pensamientos pasaran por su mente.

—No digas nada, ni una palabra sobre esto.— mi asombro se hizo notorio, y su resoplido causó estragos en mi estómago.

—No puedes... No puedes pedirme eso cuando acabas de besarme de la nada...— lo vi asentir.

—Lo sé. Sólo déjame por hoy, ¿está bien? Al menos por este día, olvídalo.

Esta vez quien dio una respuesta afirmativa fui yo, apartándome del todo y dirigiéndome al baño para cambiarme.

—Jimin— me mantuve quieto esperando que prosiguiera.—¿Qué haces aquí?

Y como no, esa pregunta se estaba tardando en llegar.

—He venido a pasar el tiempo con Kook, ¿tienes algún problema con ello?— escuché el ruido de la cama y unos pasos.

—Sabes que sí.— reí.

—Lo sé.— me giré un poco para mirarlo—Sólo déjame por hoy, al menos por este día, olvídalo.— hablé imitando parte de sus anteriores palabras, obteniendo un quejido de frustración de su parte, me adentré al baño y me quedé allí unos minutos frente al espejo, observando mi cabello revuelto y mis labios rojizos. Las recientes imágenes se repitieron en mi mente, juraba aún sentir su toque en mi cuerpo, esa presión.

Negué desechando esos recuerdos, debía sentirme mal.

Había tocado a Jungkook sin su consentimiento...

Carajo. No pensaría más en otra cosa que en ello al estar junto a él, la culpa iba a invadirme. No me aparté, no lo empujé, no lo hice aún sabiendo que luego me arrepentiría, no evadí la cercanía aunque por dentro tenía claro quien estaba frente a mí.

Jungkook no sentía aquello por mí. Y Jeongguk sólo gozaba de lugar con mi mente.

Eran dos personas opuestas hechizando a una misma sin darse cuenta.

—¿Cómo podré mirarte a la cara de ahora en más, Kook?— susurré a mi reflejo.—¿Cómo lo haré sin sentir la necesidad de volver a tener tus labios contra los míos?— suspiré profundo y me lavé el rostro.

No he sido un buen amigo.

Luego de cepillarme los dientes salí del baño, y como supuse la habitación se encontraba vacía, el armario abierto y la cama tendida.
Tenía por hecho que él no estaría allí, aquello me tranquilizó, sólo de pensar en lo que había sucedido causaba extrañas sensaciones en mí y no deseaba eso.
Simplemente me cambié, agradecí por todo a Nana y me fui.

No lo vi en la sala, y tampoco lo vi al salir. No lo vi en las próximas horas y menos aún en las clases.

No estuvo ahí, él no apareció en ningún momento.

Two personalities • [Kookmin]Where stories live. Discover now