★彡[ Capítulo 22 ]彡★

1.8K 178 50
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Conociéndote


Eiji estaba nervioso vería por primera vez a su hija, Katsuki le había dicho que era hermosa y se parecida a él (se refiere a Eiji).

Antes de resivir a su hija la enfermera había cambiado las vendas que se habían bañado de sangre por el movimiento que hizo cuando su madre entro a la habitación.

Le dolía demasiado pero por ver a su hija soportaría lo que sea, aun pensaba en las palabras de su madre, sólo esperaba que no hiciera otra estupidez.

Katsuki acariciaba su mano mientras lo miraba con una tranquilidad en su mirada, era hermoso.

Su tranquilidad fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose, con ayuda del rubio quedo acomodado en la cama para estar más agusto y cargar a su pequeña.

La enfermera entro con un pequeño bultito envuelto en una cobijita color rosa, su corazón latía muy rápido, estaba nervioso, sus manos sudaban y él creía que de tanta esperanza se desmayaría.

— Hola papis — dijo la chica moviendo la mano de la nena como si ella saludara — aquí esta su hija — dijo ella sonriendo.

Se acerco al pelinegro y le entrego con mucho cuidado al bultito.

Eiji en cuanto la tuvo en su brazos sintió una felicidad embargar todo su cuerpo, llenando ese pequeño vacío que sintió al momento de despertar y no encontrarla.

Mostro una sonrisa radiante que dejaría ciego a quien la viera, disimuladamente la chica se puso unas gafas negras debía prevenir.

Katsuki admiraba la escena sin atreverse a hablar, no quería romper la escena tan mágica que protagonizaba su hija y su esposo.

— Es tan hermosa — acaricio su cabecita con unas mechas negras resaltando — mira es tan pequeña — seco disimuladamente sus lágrimas las cuales bañaban sus mejillas.

— Son hermosos — dijo Katsuki viendo a sus dos tesoros.

La chica salió sin hacer ruido tratando de no interrumpir esa escena.

En otro lado de la ciudad la Sra. Kirishima caminaba rápidamente ella aun no sabía que su hijo había tenido a la bebé y mejor así.

Sonrió al llegar a su destino, se acerco a la casa y toco el timbre.

— ¿Si? — salió una mujer peliverde.

— Sra. Midoriya, un gusto, ¿Podemos hablar? — pidió con una sonrisa.

— ¿Quién es usted? — pregunto no muy confiada.

— Alguien que le ayudara para que su hijo sea feliz — eso convenció a la mujer.

Ambas entraron a la casa y sólo ellas saben lo que hablarían.


Continuara


Se acerca el final...


Si quieren que haga algo por ser el final haganlo saber y lo cumpliré lo mejor que pueda.

Un Alocado AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora