★彡[ Capítulo 28 ]彡★

2.1K 219 128
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.




El Inicio de Nuestra Vida



Después de asegurarse que Eijirou estaba completamente recuperado y que la lesión en su cabeza no le afectaría, él y la pequeña Ellie fueron dados de alta.

Katsuki fue por ellos y los tres se dirigieron a su hogar, Eijirou al bajar lentamente del auto se quedo confundido.

— Kat, ¿Qué significa esto? — pregunto al rubio.

— Es nuestra casa — empezó a bajar las pertenencias de Eiji.

— No, nuestra casa era otra — dijo confundido.

— Nos mudamos a esta — se encogió de hombros — esta tiene más espacio y juegos para nuestra princesa — beso la mejillas de Eiji.

Los tres entraron y Kiri quedo maravilloso con lo que veía, el jardin era enorme, la entrada era magnifica y ni que decir del interior, respiro cerrando sus ojos notando la tranquilidad del lugar.

— Bienvenido a su nueva casa mis amores — recibió el rubio tomando las mejillas de su esposo y besándolo.

— Gracias, amor — Eiji estaba sonrojado.

— Lleva a Ellie a su habitación — él fue a la cocina.

Eijirou subió las escaleras admirando todo a su lado, busco cual podría ser la habitación de la pequeña, notando como en la puerta había un cartel con el nombre de la niña.

Sonrió y entro quedando maravillado, acomodo a la nena en su cuna y reviso el lugar, había juguetes, una silla mecedora, ropa, unos estantes, fotos de él con la pequeña que ni sabía que se había tomado.

Limpio la pequeña lágrima que escapaba de su ojo, arropo a su princesa y salió cerrando la puerta no sin antes dejar un pequeño aparatito para que le avisara cuando despierte.

Llego a la cocina y tomo asiento frente al rubio, tomo una taza de té verde y la olió, se dejo embriagar por el aroma, tomo unas galletitas y las comió saboreando cada una de ellas.

Platicaron, se dieron mimos, sonrieron, una atmósfera de amor después de cosas tan turbias que pasaron.

Los días siguieron su curso y el día de la boda llego, Eiji era el padrino de Denki y lo estaba ayudando a alistarse y calmando sus nervios.

— Creo que saltare por la ventana — decía el rubio nervioso.

— Yo estaba así o peor y no me dejaste hacer alguna tontería, quien dice que te salvaras — se cruzó de brazos y alzo las cejas.

— Vamos dejame huir — pedía.

— No y termina de alistarte o te acusare con Mina — dijo amenazante según él.

Un Alocado AmorWhere stories live. Discover now