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Chan y Minho estaban sumamente preocupados por Hyunjin y Jeongin, no los veían hace semanas y al parecer tenían sus celulares apagados.

Hubiesen juntado al mismo equipo que estaba cuando rescataron a Jeongin, pero se fueron a otro país por su tour.

Así que eran Minho y Chan, solos. Llamarían a Seungmin, Felix y Jisung, pero no querían que nada malo les pase. Incluso a Woojin, que es el mayor de todos.

Fueron a la casa de Jeongin, la puerta estaba entreabierta y adentro estaba todo en su lugar, menos los pequeños muebles y adornos al lado de la entrada. Se preguntaron qué habrá pasado, pero solucionaron sus dudas cuando se dieron cuenta que hay pequeñas cámaras de seguridad en cada lugar de la casa, cosa que sólo sabía Chan, ya que la señora Yang confía tanto en él que podría decirle hasta su contraseña de la tarjeta de crédito.

– Aquí es donde está el monitoreo de las cámaras.– Entraron a la oficina de la madre del menor y buscaron la que da hacia la puerta principal.

Vieron algo que los dejó mudos, paralizados y con un malestar en el estómago. Vieron cómo se llevaban a Jeongin y Hyunjin, sabían quiénes fueron porque se vio perfectamente.

– Chan...– Trató de hablar Minho, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su labio temblaba, quiso tocar el hombro del australiano pero este se fue bruscamente, tirando todo a su paso.– ¿A donde vas?– gritó.

– A buscar a Jeongin y Hyunjin.

– Ni siquiera sabes dónde están

– ¿Tengo que quedarme con los brazos cruzados para esperar a que salgan en las noticias diciendo que murieron torturados?– Dejó con la boca cerrada a Minho y se fue en su auto, quién sabe a dónde.

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Fue hasta la casa de Ten, quién le dijo la dirección de Taeyong y otra en donde quizás podía tener a los chicos.

Fue a la primera, no estaban.

A la segunda, tampoco estaban.

Se cansó de tocar mil veces la puerta de la gran mansión, sin ningún guardaespaldas cabe destacar. Cayó de rodillas frente a la gran puerta, frustrado y dejando caer muchas lágrimas a la vez. Necesitaba a Jeongin, necesitaba que Hyunjin esté bien y protegiéndolo hasta que él llegue.

– Nunca encontraré a Jeongin.– dijo.

– Ya lo hiciste.– habló una segunda voz, desconocida.

Cuando estaba por darse vuelta, algo le golpeó la cabeza y lo único que vio después de eso fue negro.

I Want You [Hyunin] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now