59. ¡Ay, Eso Dolerá!

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Al ver que habían llegado me sentí aliviado, pues ya no estaríamos solos y podrían ayudar a Nath.

—¿Dónde está Nath, hijo? —preguntó mi mamá al entrar—. Hablé con su mamá y me dijo que trajera a su doctor conmigo.

—Está en el baño,  hicimos que se bañe con el agua fría y ya está más tranquilo. Está con Yael.

—Vamos a verlo.

Fuímos al baño con mi mamá y el doctor.

—¿Que pasó cariño? ¿Ya te sientes un poco mejor? —le preguntó mi mamá a Nath mientras cerraba la llave del agua y luego le tocó la frente para ver si aún tenía fiebre—. Vamos, vístete —le dió la mano para levantarlo—. Tú mami me dijo que te trajera al doctor en lo que ella viene en un rato, va a pedir permiso para salir de su trabajo, está muy preocupada.

Nath asintió con la cabeza y se levantó de la bañera. Salimos del baño, mi mamá le dió su ropa para que se vistiera y después de un rato Nath salió.

Fuimos a su cuarto y ahí el médico lo revisó, el ya estaba tranquilo y calmado.

—¿Qué tiene Nath, doctor? —le pregunté, angustiado.

—Tiene la temperatura alta por una infección en la garganta —respondió el doctor, quitándose el estetoscopio de los oidos—. Con una inyección él se pondrá mejor.

—¡¿Qué?! —preguntó Nath, asustado—. ¡No, no quiero inyecciones! —exclamó levantándose rápidamente de la cama.

—Te la tienen que poner Nath, si no te seguirás sintiendo mal —le dijo mi mamá.

—Es que no me gustan las inyecciones —respondió Nath, triste.

—Lo sé, a casi a nadie le gustan.

Nath nos miró, estaba muy nervioso. El doctor sacó de sus cosas la medicina y él se fué al otro lado de la cama. Estaba indispuesto para que le apliquen la inyección.

—Vamos hijo, ven a la cama voy a estar aqui, no te preocupes —le dijo mi mamá, amablemente sentándose en la cama.

—Sí, igual yo Nath. A mí tampoco me gustan la inyecciones y menos verlas pero por ti me quedaré para que no estés solo —fuí hacia él.

—¡Tambien yo! —exclamó Yael.

El nos miró a ambos y se acostó en la cama nuevamente mientras el doctor preparaba la medicina para ponerle a Nath.

—Yo no quiero ver, odio las inyecciones también —dijo Yael tapándose los ojos con las manos y fué a esconderse junto a la puerta.

—¿Estas listo? —le preguntó el doctor.

Nath me volteó a ver.

—Sí —respondió, se viró boca abajo y se bajó el pantalón.

Yo estaba temblando del miedo, tampoco a mí me gustan las inyecciones, y menos ver cómo inyectan pero por mi amigo tenía que ser valiente.

El doctor lo preparó para aplicarle la inyección, miré a Nath y estaba enrojecido, por más que trató de aguantar no pudo evitar gritar por el piquete. Yael se destapó rápidamente los ojos al escuchar a Nath gritar.

—¿Que pasó? —dijo Yael, asustado.

Él al ver que estaban inyectando a Nath se puso muy nervioso y mi mamá fué con él. Fuí a dónde estaban para no seguir viendo lo que estaba pasando.

Terminaron de ponerle la medicina y el médico se fué con mi mamá a la sala dejandonos con Nath en el cuarto. Ya estaba bien y tranquilo. Se veía mucho mejor.

—¿Cómo te sientes ahora, amigo? —le pregunté al sentarme junto a él en la cama.

—Ya mejor, Emi —respondió ya tranquilo.

—¿Dolió mucho la inyección? —le preguntó Yael, nervioso mientras se acercaba a Nath.

—¡Sí, fue horrible! —respondió, sobándose la nalga.

—¡Ay, Nath si era una pequeña inyección nada más!

—¡No es cierto, yo lo sentí como una viga de un metro! —respondió haciendo puchero—. Pero con eso ahora me siento mejor.

—Que bueno, Nath —le dijo Yael.

—Muchas gracias amigos, no se qué haría sin ustedes —Nath se puso triste, le temblaba la voz, estaba a punto de llorar de nuevo.

—Ya Nath, sabes que somos tus amigos, estamos contigo en las buenas y en las malas, además los quiero como mis hermanos, a ambos —le respondí, me temblaba la voz. Me conmovió recordar cómo estaba llorando hace rato.

Yael ya tenía una lágrima corriendo por su mejilla.

—Ya, me van hacer llorar también —dijo Yael limpiándose la mejilla.

—Siento mucho haberles contestado mal hace rato, chicos —dijo Nath, bostezando.

—No te preocupes, sabíamos que no estabas del todo bien, pero ahora mejor descansa, luego hablamos.

Platicaba con Yael y minutos después vimos que Nath se quedó dormido.

Mi mamá entró al cuarto para ver cómo estaba.

—Emi, vayan a la casa a cambiarse de ropa, están mojados no vayan a enfermarse ustedes también.

—Quiero quedarme con Nath, mamá.

—Yo igual, quiero quedarme con él —dijo Yael.

—Nath está durmiendo, tranquilos, yo me quedaré con él en lo que viene su mamá o su papá. Ustedes vayan a cambiarse, si quieres pueden venir después, les prepararé algo de comer —dijo mi mamá.

—Está bien, venimos en un rato.

Salimos de casa de Nath y fuimos a las nuestras para cambiarnos de ropa y luego regresar. Aún tenía pendiente si Nath también me acompañaría a ir a ver a Sofy pero por lo ocurrido tendría que esperar a que despierte y este mucho mejor.

Amigos Inesperados 1 & 2 (LemonGrass, Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora