112. ¡Esas Miradas!

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Platicábamos de varias cosas, de la escuela de nuestros pasatiempos. En general, me la estaba pasando genial con los chicos.

—Es muy divertido pasar tiempo con ustedes —dijo Pau con una sonrisa.

—Me alegra que te estés divirtiendo como nosotros, y más que nos hayas acompañado —le respondí, miré a los chicos quiénes correspondieron con una sonrisa—. ¿Verdad?

—Sí, así tenemos a alguien más con quién pasar el rato, eres una buena amiga Pau —le dijo Yael.

—Oh, gracias y tú igual eres un gran chico… muy dulce por cierto —le respondió Pau sonriéndole tiernamente—. Ustedes tres, son geniales. Desde que los conozco se han vuelto unos grandes amigos para mí, sin contar lo que sucedió y dónde pensé que les pasaría algo malo.

—Eso quedó atrás, y te agradecemos que nos hayas ayudado.

Nath escuchaba a hablar a Pau y se le quedaba mirando perdidamente, totalmente encantando. Estaba sentado con la barbilla agarrada con la mano apoyada en su pierna sin decir nada.

—Igual decimos lo mismo de tí, eres una buena amiga —repliqué, voltee a ver a Nath y seguía atento a Pau—. ¿Nathan? —le pregunté y no me respondió, ni siquiera me escuchó. Yael volteó la mirada hacia él también y al ver que no hacía caso le golpeó la mano haciendo que su cabeza cayera con pesadez y así reaccionara.

—¡Oye! —exclamó Nath, disgustado—. ¡Eso me dolió!

—Es que estás muy perdido, no nos haces caso —le explicó Yael con una ligera carcajada.

—Demasiado perdido para ser exactos —empujé a Nath suavemente en modo de juego.

—Oye Nath, ¿por qué me miras así? —le preguntó Pau, se había dado cuenta de la manera en que la miraba—. Desde hace rato estás algo perdido.

—No es cierto, sólo estaba escuchando lo que dices  —replicó Nath, tratando de explicarse pero los nervios que mostraba en ese momento no se lo permitían.

—Claro que sí, amigo de mi primo —aclaró Roger con una carcajada—. Desde hace rato estás bobo con tu novia.

Pau se sonrojó de inmediato.

—¿Qué? —preguntó, nerviosa. 

Nath me miró sorprendido.

—Roger, ¿qué estás diciendo? —le pregunté a mi primo, estaba igual de sorprendido por su comentario.

—Ups, lo siento —se disculpó con fingida sonrisa y soltando un bostezo.

—Hmm… que lindo tu primo —me dijo Pau, acariciándole el cabello a Roger, apenada.

—No le hagas caso, cosas que dice.

—Es sólo un niño pequeño —explicó Nath limpiándose la cara con su playera, estaba sudando de los nervios.

—Si, es sólo un niño —afirmó Yael y soltó una ligera carcajada—. ¿Qué nos estabas diciendo? —le preguntó a Pau tratando de cambiar de tema.

—Que son mis amigos también y que me estoy divirtiendo con ustedes —respondió.

—Oye Yael, ¿No trajiste algo más para comer? —ya sentía hambre nuevamente, sólo habíamos comido dulces y conociendo a mi amigo; él ha de traer algo más para comer. 

—No, se gastaron todos los malvaviscos y las palomitas —respondió encogiendo los hombros—. Que por cierto te quedaron muy deliciosas —le dijo a Pau.

—¡Gracias Yael, pero tú hiciste un gran trabajo al ayudarme también! —Pau le sonrió tiernamente y lo tomó de la mano.

Nath al verlos le cambió la expresión de la cara al instante mostrando cierta molestia.

—Am, Pau... yo igual sé hacer palomitas, me hubieras dicho que también te ayude —dijo sin despegar la mirada de la mano de Pau con la de Yael.

—No me dijiste, también me hubieras ayudado.

—Es que no sabía que necesitabas ayuda, pues estabas con la mamá de Emi.

Yael sólo permanecía sentado entre ambos observándolos mientras se hablaban.

—Nath, tú estabas pláticando conmigo en la sala —le dije pues ya me estaba dando cuenta hacia donde iban sus comentarios, era obvio que le causaba molestia ver a Pau con Yael.

—¡Ya ves!, ¿cómo me ibas a ayudar si estabas hablando con Emi?... En cambio Yael es bueno para la cocina, nos divertimos muchísimo juntos —continuó Pau dirigiendo la mirada hacia Yael.

—Sí, es cierto, ¿recuerdas cuando te pasaste a quemar con una palomita que saltó de la olla? —le preguntó Yael a Pau, riéndose—. Hizo ¡Pum! Y casi en la cara.

—Fue divertido, y te dije que era porqué no llevaba mucho caramelo y le pusiste más —respondió Pau, riéndose también. 

Yo los escuchaba y me reía con ellos, pues me imagino que se divirtieron en serio ya mientras hacían las palomitas se escuchaban las risas desde la sala.

—Primo —me habló Roger. Me acerqué y él se acercó a mí oído para decirme algo—. ¿Por qué está molesto tu amigo Nath? —preguntó susurrando. 

Miré a Nath, se veía muy enojado al ver a Pau riendo con Yael, tanto que apretaba con fuerza la sábana de la cama.

—Ahora hablo con él, primo —le respondí a Roger—. Nath, acompáñame a la casa por una botella de agua —le ordené levantándome del  suelo donde estábamos sentados.

—¿Ahora? —preguntó frunciendo el seño.

—Sí, ahora —reiteré. Nath se puso de pie y ambos salimos de la tienda de campaña dejando a Pau, a Yael y a mí primo.

—Oye, ¿todo bien? —le pregunté mientras íbamos camino a la casa.

Nath me miró confundido

—Si, bien.

—Sé qué estás pensando —continué—. No tienes porqué seguirte así.

—No sé de qué hablas Emi —Nath dirigió la mirada hacia el frente.

—Sí, lo sabes. No tiene nada de malo que Yael pase tiempo junto a Pau, eso no significa lo que me imagino que estás pensando.

—No estoy pensando en nada —volteó la mirada hacia un lado.

—Parece que es todo lo contrario. Por favor; nada de enojarse y menos con Yael no quiero que vuelva a pasar lo que pasó una vez. Además a él le gusta  Jelly, no tienes por qué preocuparte.

—¿Para eso me hiciste venir contigo a buscar el agua? —preguntó, desviando los ojos hacia arriba.

—Sí, porqué hasta mi primo se da cuenta que te molestas cada vez que Pau toma a Yael de la mano o cuando hablan —aclaré—. Sé como te sientes, que los celos no te hagan creer algo que no es. 

—Emi, ¡No estoy celoso! —exclamó con una mueca de enojo. Pero era obvio que estaba sintiendo celos por Paula—. Pero está bien, no me voy a enojar —agregó y suspiró lentamente.

—Bueno, pero ya sabes. Además no debes sentirte así pues Pau solo tiene ojos para ti —le dije guiñándole un ojo con una sonrisa.

—¿En serio eso crees? —preguntó, sorprendido la expresión de su cara cambió nuevamente, ahora se veía feliz solo por lo que le dije.  

—Pues deberías ver cómo te mira también ella. Además, tú te estás comportando como cuando la conocimos, te pierdes cuando la miras.

—¡Oye, eso no es cierto! —exclamó negando con la cabeza rápidamente con una carcajada.

—Está bien, no he dicho nada —le golpeé suavemente la espalda en modo de juego.

Entramos a la casa por la botella de agua y luego regresamos a la tienda de campaña.

Seguimos platicando con Pau, los celos de Nath al parecer se habían calmado ya que platicábamos y nos reiamos como siempre aunque por ratos no podía evitar mostrar cierto descontento.

Amigos Inesperados 1 & 2 (LemonGrass, Fanfic)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant