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Sakito

Salí apresurado del baño al escuchar mi teléfono sonar como por quinta vez. ¿Qué parte de necesito arreglarme no entienden?

—Buenos días mi amor —escuché del otro lado con tono burlón.

—Buenos días mi vida —solté una carcajada—. ¿Por qué demonios hablas a estas horas? Me estoy arreglando —reclamé frunciendo el ceño.

—Como si necesitaras de mucho —me respondió mi mejor amigo—. Además, no ves a tu señor hasta el fin de semana, ¿no?

—Hitsugi, no le digas a así. A ver, ya me puedes decir, ¿qué demonios quieres? —lo único que me faltaba ponerme de malas a primeras horas de la mañana.

Ok, tal vez no estaba tan de malas, debo aceptar que si el comentario lo hubiera hecho hace algunos años me hubiera puesto histérico. Hitsugi era el único que sabía de mi situación, que se burlara solo quería decir que lo aceptaba y estaba de acuerdo. Lo cual estaba eternamente agradecido, no cualquiera puede aceptar que tu mejor amigo era...bueno, no sabía como se le llamaban porque pues prostituta no era la palabra, aunque era parecido.

Tenía dos amantes, sí, ya no me daba pena decirlo. Aunque tampoco era algo que iba gritando por todos lados. Los dos estaban casados y los dos me mantenían. Al primero lo veía todos los fines de semana y un ratito, agradecía que tueviera tantos deberes familiares y compromisos, solo iba para obtener lo que es obvio, a cambio, me pagaba la escuela, el departamento y además me pasaba dinero mensualmente para manutención. Solo por un rato en fin de semana.

Al segundo solo lo veía una vez al mes y eso si me iba bien. Era un empresario muy importante de Estados Unidos al que conocí por casualidad. Si mantenía contacto con él era por una razón muy simple, él era quien pagaba todo lo que necesitaba de mi carro, de hecho, mi hermoso Camaro lo había comprado él y había pagado todas las modificaciones que necesitó.

No amaba a ninguno de los dos, pero cuando se es huérfano y no se tiene ni un centavo como yo, había que tomar medidas drásticas. Esperaba no estar así siempre, si todo salía de acuerdo al plan, iría a la universidad y me convertiría en un importante abogado. Me valdría por mi mismo, mientras, aguantaba. Lo de los autos, eso no lo podía evitar, eran mi debilidad.

—Si te marco a estas horas es porque ya sabemos hora y lugar de la carrera —puedo jurar que Hitsugi estaba sonriendo al decir esto.

Suspiré profundamente y sentí un hueco en el estomago, sinceramente, por primera vez en mucho tiempo no me entusiasmaba mucho la idea de correr. 

—¿Dónde? —traté de ocultar mi molestia, pero había cosas que a Hitsugi no podía ocultarle.

—Eso no importa, te lo puedo decir en la escuela, quería avisarte porque la carrera es hoy y quiero que te vayas mentalizando, después de todo compites contra...

—Ya lo sé —interrumpí molesto. No lo soportaba, lo detestaba, la sola mención de su nombre me enojaba, lo odiaba—. No lo digas, mi día esta perfectamente bien así, gracias —le advertí a punto de hacer un desplante.

Hitsugi rió fuertemente.

-x-

Me encontraba acostado sobre el pasto con las piernas arriba recargadas en la jardinera, Hitsugi estaba a mi lado comiendo, con su queridísimo novio acostado en sus piernas. No hablábamos de gran cosa, en su mayor parte problemas de la escuela y la carrera en la noche, debo admitir que me sentía un poco mas nervioso de lo normal, yo no estuve presente en la carrera anterior, ni la anterior a esa; lo cual significaba que habían pasado aproximadamente dos meses desde que lo había visto por ultima vez y si no lo volvía a ver en toda mi vida, no me molestaría.

Fast & Beautiful [The Gazette Aoiha]Where stories live. Discover now