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Saga


Terminé de hacer el desayuno, lamentablemente no me podía quedar a comerlo, así que me conformé con servirlo para mi padre y yo comer un poco de pan. Tomé mi mochila y la colgué sobre mis hombros.

—No pienso repetirlo, se va a enfriar —dije mas alto de lo normal para que mi padre me escuchara.

—Ya voy —salió de su habitación con cara de fastidio, común en él, a veces se comportaba como un niño pequeño, sonrió al ver el desayuno—. Vaya, estás de humor —dijo acercándose a su lugar haciendo girar las ruedas de su silla.

Me alcé de hombros—. Te espera un día agotador, quiero que tengas energías —le contesté con indiferencia. 

 Mi padre estaba en silla de ruedas desde que tengo memoria, pero no dejaba que fuera un impedimento, era completamente independiente y se empeñaba en hacer cosas como cualquier otro. Eso no evitaba que me preocupara por él, tal vez a veces lo sobreprotegía, pero solo nos teníamos el uno al otro. Mi madre murió en ese accidente que dejó incapacitado a mi padre, yo era muy pequeño y no iba con ellos en ese auto, algo que todos los días agradecía.

—Que raro que quieras ir a la escuela hoy —comenzó a comer con verdaderas ganas.

—La última vez que falté a química me quedé sin equipo para el trabajo final, si no apruebo ya sabes cómo se pone Akemi —torcí la boca en una mueca—. Hoy vamos a hacer los equipos para el trabajo final de física y no quiero que me pase lo mismo —le expliqué caminando hacia la puerta—. Te veo en la tarde —me despedí y salí rumbo a la escuela.

La verdad esa obligación de ir a la escuela se me hacía totalmente innecesaria, pero mi manager decía que lo mejor era darme una educación porque el mundo del arte era muy caprichoso, yo sólo lo hacía para no tener problemas con ella. Con el dinero que había ganado podía mantener a mi y a mi padre por el resto de nuestros días sin ningún problema. Yo no lo gastaba en estupideces, lo ahorraba y sólo gastaba lo necesario, las comidas y el doctor de mi papá.

Por mi, me hubiera quedado en casa encerrado horas sólo pintando, eso era lo que sabía hacer y lo hacía bastante bien, muchos incluso me habían llamado la nueva revelación del arte y no sé qué mas, no me importaba, sólo pintar y ya. Me "descubrieron" cuando tenía doce y desde entonces había podido mantenernos sólo con mis pinturas, la gente no se cansaba y yo tampoco. En cambio la escuela, era otra cosa.

Llegué un poco fastidiado al salón, no vivía muy lejos de la escuela, aproximadamente a quince minutos caminando, ni loco me compraría un auto, no después de lo que les había pasado a mis padres. Busqué con los ojos a mi mejor amigo y me acerqué sin muchas ganas.

—Que milagro —me dijo al verme—. No querías quedarte sin equipo, ¿verdad? —me miró alzando una ceja.

Chasqueé la lengua—. No, si repruebo física Akemi me mataría —le expliqué—. Además, ¡te extraño, Yomi! —lo abracé fastidiosamente.

—Animal, no me toques —se deshizo del abrazo enojado, odiaba las muestras de afecto, quién sabe por qué, así había sido toda la vida y vaya que lo conocía desde hacía bastante tiempo.

—Tu me odias —me quejé haciendo un puchero. Yomi solo atinó a girar los ojos, me reí un poco perdiendo un poco la atención en mi amigo y dirigiendo mi vista hacia una banca que estaba junto a la del mas bajo. Ahí estaba sentado el chico nuevo, llevaba sólo una semana en la escuela, no había hablado con nadie aun. Asumí que era difícil entablar conversaciones si te transfieren una vez que el curso ya había empezado—. Hola —dije para llamar su atención. Yomi se giró para ver a quien le hablaba.

Fast & Beautiful [The Gazette Aoiha]Where stories live. Discover now