10

44 3 0
                                    


Shou

Bajé del auto, tenía mil cosas en las manos, el celular, las llaves, unos papeles, el vaso vacío de mi café de la mañana y mis libros de la escuela. Sin mencionar las mil cosas que tenía en la cabeza, bueno esas eran normales, cerré la puerta del Mustang con el pie.

Me gusta tu carro, ¿qué modelo es?

¿Eres un chico y no sabes de carros?

—Es que no soy un chico normal.

Cerré los ojos con fuerza, odiaba tener esos recuerdos, odiaba que cada cosa que hacía me recordara a él, algo debí haber hecho en mi vida anterior para cargar con semejante karma. Caminé hacia la entrada de mi casa con tranquilidad, tratando que nada se me cayera, todo hubiera ido muy bien sino hubiese sido porque Nao salió de la nada y me metió un susto de aquellos.

—Cabrón, pudiste matarme —le dije mientras el tarado se retorcía de la risa. Abrí la puerta de la casa aun con el corazón latiendo fuerte—. ¿Qué haces aquí? Tu nunca me visitas —dije de forma ofendida.

Nao hizo una mueca—. Claro que te visito, eres mi persona favorita en el mundo —se recostó en mi sillón. Vivía solo y por alguna razón, mis amigos pensaban que podían hacer lo que quisieran en mi casa, como si no supieran el trabajo que invertía en limpiarla, bueno al menos en mantenerla en orden.

—Eso que te lo crea tu mamá —le contesté depositando todas las cosas sobre la mesa del comedor—. ¿Qué necesitas ahora? —pregunté con una mano en la cintura y alzando la ceja.

El otro abrió la boca como si le hubiera dicho que era lo peor del mundo—. ¿Por qué crees que cada vez que te visito es para pedirte algo? —lo miré sin contestar—. Ok, ok, no es que te vaya a pedir algo, sí necesito hablar con alguien —juro que lo vi palidecer. Nao no era de esas personas que le contaran su vida personal a todo el mundo, al contrario, él siempre escuchaba nuestros problemas sin una pizca de reclamo. Que necesitara hablar con alguien y lo dijera de esa forma de verdad me preocupaba.

Me senté en el sillón de a lado—. Me asustas —traté de bromear, pero él no parecía estar en la misma situación que yo.

—Tengo un problema muy, muy, muy grande

Alcé la ceja—. ¿Otro? —no quería que se ofendiera, pero, ¿cuando se iban a acabar todos los problemas?

Sonrió apenas—. Sí, ya lo sé, tenemos bastantes, es que ya no sé que hacer. Sonará absurdo e incluso estúpido si lo comparas con otros problemas pero, de verdad que me tengo que quitar ese peso de encima —negó.

—Ok, te escucho —dije dubitativo.

—Me tienes que prometer que no le dirás a nadie, te mato si lo haces, te mato y le llevo tus cenizas a Sakito —dijo en un casi ataque de histeria.

—Entonces yo regresaría y te mataría. Deja el escándalo y dime qué te pasa —se estaba comportando demasiado raro, mas que de costumbre.

Nao dio un largo suspiro. 

—Ya ves que ayer estábamos en la casa de Reita —asentí—, tratando de calmar a Aoi porque se enteró que cambiaron a Kouyou de escuela y bla bla bla —esperé a que continuara—. Bueno el caso es que quien lo logró calmar fue Kai, ya ves que hasta se subieron a la recamara y todo. Cuando eso pasó, ¿viste la cara de Reita? —negué. No era como que me anduviera fijando en todos los detalles, Nao porque era una vieja chismosa—. Argh, fijáte en lo que pasa a tu alrededor Shou, un día de estos te va a pasar algo por andar de distraído —todavía se atrevió a regañarme—. El punto es que Reita parecía que quería matar a Aoi, ¿te das cuenta? ¡Aoi es su mejor amigo, y lo vio así! —parecía emocionado.

Fast & Beautiful [The Gazette Aoiha]Where stories live. Discover now