21

51 3 0
                                    


Kai


Ahí estábamos otra vez, pensé lo peor para ser sincero. Es decir, ¿cuántas veces recibes una llamada, en un momento de crisis, y te dicen que vayas directo al hospital? Reita tenía un aspecto pálido, no estaba seguro si tenía que ver con el brazo o con lo que había pasado. Ninguno de nosotros se había atrevido a hablar.

Aoi había tratado de convencer a Uruha para que un médico lo atendiera, el castaño se negó profundamente, estaban parados en un rincón. El pelinegro hablaba rápidamente mientras su hermano menor se limitaba a mirar el piso y negar, cada vez que mi amigo trataba de tocarlo, Uruha se zafaba por mero instinto. Nadie había preguntado, estábamos demasiado calmados para lo que acababa de pasar.

Giré mi atención hacia Shou y Sakito quienes se encontraban en la entrada de la sala de urgencias, el segundo con un cigarro en la mano y pegando fuerte contra el piso con el pie. No se sostenían la mirada y hablaban entre dientes.

—No voy a poder manejar así —advirtió la voz de Reita robándome la atención. Veía con atención el yeso que adornaba su brazo derecho.

Kyo bufó—. ¿Para qué quieres manejar? Ciertamente ya no lo necesitamos —tenía los brazos cruzados y estaba recargado en la pared.

Reita alzó una ceja—. ¿De verdad vamos a huir? —buscó con la mirada a Aoi pero fue inútil, el otro seguía hablando con su hermanito.

—Mira lo que acabamos de hacer —Kyo se revolvió el cabello—. ¿Tienes una mejor idea? —no sonaba molesto, ni desesperado. Su voz carecía completamente de sentimientos.

Reita me miró—. ¿Qué opinas? —se mordió el labio.

Pensé en mil y un formas de contestar, ninguna terminaba bien. ¿Cómo era que de pronto le interesaba lo que yo tenía que decir? Podía iniciar otra discusión, esta vez pudo más la razón que mis sentimientos, suspiré—. No tengo idea, somos demasiados los involucrados. ¿Cómo se supone que huyamos todos? —alcé los brazos sin saber qué hacer.

Shou entró bruscamente, Sakito casi corriendo detrás de él—. Estamos jodidos —anunció cuando llegó hasta donde estábamos.

—Dime algo que no sepa —contestó Kyo.

—No lo entienden, la única razón por la que no nos han perseguido o algo parecido fue porque Sakito los drogó —explicó rápidamente.

Mi mirada pasó de Shou a Sakito a Kyo y de regreso a Shou—. ¿Qué hizo qué? —la voz me salió más aguda de lo que hubiera querido.

—Era el plan desde el principio, iba a drogarlos para buscar a Uruha y después hacer lo que se supone debía; pero el imbécil de Aoi es un impulsivo —señaló a mi amigo llamando su atención—. No me quedó de otra más que escapar con ellos. No creo que sólo estén furiosos por lo de Uruha; los engañamos —se alzó de hombros.

Kyo se azotó contra la pared—. Un montón de adolescentes engañaron a dos mafiosos —parecía estar hablando consigo mismo—. Tenemos que hablarle al padre de Hiroto, esto ya se nos salió de las manos —miró a Reita, sin embargo el rubio estaba concentrado viendo hacia la entrada.

Me giré para ver lo que estaba viendo con tanto horror, tres personas de extraño aspecto caminaban por el pasillo. Miraban detenidamente hacia donde nosotros estábamos. 

—Tenemos que salir de aquí —dije con voz baja. No podíamos movernos bruscamente o se darían cuenta. Busqué a Aoi con la mirada, ya se había colocado frente a Uruha, asintió en cuanto me vio.

Fast & Beautiful [The Gazette Aoiha]Where stories live. Discover now