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Kai

Pegó por tercera vez en la pared haciéndome respingar por el sonido del impacto, llevaba molesto quien sabe cuántas horas, me atrevería a decir hasta semanas. Todo desde que vio a Kouyou, es decir, Uruha, en el lugar de las carreras que para su mala suerte, no fue ni la primera, ni parecía que sería la última. Kou comenzó a asistir a cada una de las carreras y por supuesto, no hacía para nada feliz a mi amigo.

—Aoi —lo llamé por tercera vez sosteniéndole el brazo para que no volviera a pegar. Tomó más fuerza de lo que creí, al final no puso mas resistencia, sólo se quedó ahí estático mirando al piso—. Deja de torturarte —le dije, no me respondió pero pude leer perfectamente su mirada. Lo conocía demasiado.

—¿Qué hago? —preguntó al fin. Estábamos en mi casa, los dos solos, habíamos ido después de que Aoi había tenido una especie de crisis en la escuela, terminamos por salirnos para calmarlo—. No me dejan hablar con él, no le puedo explicar y lo peor es que no deja siquiera que me acerque, me odia —terminó en un suspiro.

Hice que se sentara en la cama, mientras le acariciaba la espalda cariñosamente para tranquilizarlo. 

—No te odia, es obvio que se sienta dolido, le mentiste, deja que se calme —no sabía muy bien qué decir, no sabía si seguir ayudando a Aoi en cuestiones de su hermano o simplemente decirle que lo olvidara de una vez. Es decir, eran hermanos, estaba mal; por otro lado sabía lo mucho que Yuu amaba a Kouyou. Sin embargo, ese tipo de situaciones eran mas complicadas de lo que parecían. Aoi hizo una mueca y asintió.

—Gracias Kai, probablemente me estaría volviendo loco si no fuera por ti —me abrazó de regreso, escondiendo su cara entre mi cuello y mi hombro. Sentí su respiración chocar contra mi piel. Ninguno de los dos había tenido esta especie de acercamiento desde que Aoi había estado con Kouyou. Uno pensaría que me alejaría, pero no era el único que lo necesitaba. Yo también tenía mis propios problemas, aun si no parecían ser tan fuertes como los demás, aun así eran mis problemas y no había encontrado una solución, tal vez al final era demasiado orgulloso como para hablar con Reita y tal vez Reita no era lo suficientemente listo para darse cuenta de lo que había pasado hacía algunas semanas en el hospital—. ¿Qué tienes? —la pregunta de Aoi me despertó de mis ensoñaciones, sus labios besaban delicadamente mi cuello.

Negué—. Quisiera olvidarme un segundo de todo, sentirme en paz de vez en cuando —alcé los hombros, mientras el brazo de Aoi comenzaba a rodear mi cintura.

—Vamos a olvidar juntos Kai —me recostó en la cama colocándose sobre mi.

No era que quisiera estar con mi amigo, no era que tener sexo con él me fuera hacer olvidar a Reita pero, tal vez proporcionaría una especie de alivio aunque fuera solo por un momento y los dos buscábamos desesperadamente lo mismo. Aunque a veces, preferir el placer a afrontar los problemas es mas peligroso de lo que parece. Sin embargo, lo necesitaba.

Es por eso que no detuve a Aoi cuando su mano comenzó a abrirse paso por debajo de la camisa de mi uniforme, acariciando mi cintura. Sólo nos dejamos llevar y tal vez olvidaríamos todo lo que teníamos en la cabeza.

Nos besamos intensamente, mientras las manos de Aoi deshacían los botones de mi camisa con ansias, yo no me quedaba atrás, zafándole la corbata y abriendo su camisa con mas fuerza de la debida. No pasó mucho antes de que cambiáramos de posición, yo encima de él, los dos sin camisa.

—Eres hermoso Kai —dijo el pelinegro acariciando mi pecho rodeando mis pezones con la yema de sus dedos, pellizcando el izquierdo con mas fuerza de la debida, no me dolió, estaba acostumbrado al salvajismo de Aoi y en ese momento lo necesitaba así.

Fast & Beautiful [The Gazette Aoiha]Where stories live. Discover now