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Los días pasaban pero nada en a casa cambió, excepto que habían tres personas más merodeando por aquí, tres bocas más que alimentar, aunque eso no supuso ningún problema, a Minka le fascinaba cocinar

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Los días pasaban pero nada en a casa cambió, excepto que habían tres personas más merodeando por aquí, tres bocas más que alimentar, aunque eso no supuso ningún problema, a Minka le fascinaba cocinar. Apenas había hablado con las mujeres que conformaban mi familia, mi madre y mi hermana, sin embargo con mi padre, sí. Después de desayunar, los cinco días que llevaban con nosotros, me llamaba para ir a la biblioteca a hablar y explicarme cosas que eran necesarias que supiera.

En estos precisos momentos me encontraba en frente de la puerta de la biblioteca, antes de tocar la puerta oigo voces que vienen de dentro del despacho. Acerco más mi cuerpo para escuchar mejor lo que se habla del otro lado. Me pica bastante la curiosidad de saber quién es el que se encuentra dentro con mi padre y de que charlan.

—Que cotilla Zarek, escuchando detrás de las puertas... —niega con la cabeza divertido, Julek. Me asusto un poco, ya que no lo había visto venir, fue bastante sigiloso al acercarse que no lo note.

—¿Qué haces aquí? —lo mire sin entender.

—Te podría preguntar lo mismo.

—Estoy esperando a que mi padre se desocupe con la persona que se encuentre dentro —señalo a la puerta de la biblioteca. Justo en ese instante la puerta se abre de un mal modo y hace un ruido, que me da dentera y hago una mueca.

Por ella sale un hombre que se me hace familiar, que hombre, aparenta, uno o dos años más que yo, no más. ¿Sería Florián? No puede ser.

El me observa un instante hasta que se gira para decirle algo a mi padre que no puedo llegar a escuchar. Julek se ha puesto a la par mía, está gruñendo en dirección al sujeto que todavía no está identificado; por mí.

—Es bueno verte de nuevo...Julek —el "chico" con el cabello de color gris. Cada minuto que pasa estoy más seguro de quesea la persona que estoy pensando. Florián, o como lo llaman, el viejo Florián. Julek gruñe a mi lado, sin apartar la mirada de su cara.

—No puedo decir lo mismo.

—Perdón —se disculpa, siento que sus disculpas no son sinceras, aparte que no sé a qué viene —, no nos han presentado —se dirige a mi directamente —, soy Florián Chlebek, el hermano de tu abuelo —dice entre dientes.

Sin esperar respuesta de mi parte, les dio una última mirada a mi padre y a Julek, para al final retirarse del lugar.

—¿Qué ha sido eso? —miro a mi padre con intenciones de que me explique. Este se queda mudo. No dice ni pío, aparte de que tenía la mirada perdida por donde se había ido Florián. Fue raro; pero tampoco era para quedarse así.

—Nada —sentencia. Mi padre se fija en Julek —. ¿Qué haces aquí?

— Hacia compañía a su hijo señor —le mantiene la mirada. Si hoy mi padre había amanecido con buen humor, en estos instantes desapareció por completo.

El mundo de ZarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora