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—¿Falta mucho para llegar a nuestro destino? —iba en el coche de siempre, con Rafal al volante, de copiloto iba Witold, y atrás tan solo iba yo

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—¿Falta mucho para llegar a nuestro destino? —iba en el coche de siempre, con Rafal al volante, de copiloto iba Witold, y atrás tan solo iba yo. Oigo suspirar a las dos personas que se encuentran en los asientos delanteros. Sé que soy un pesado, pero estar dentro de un coche por más de diez horas es demasiado agobiante.

¡No he salido ni un minuto a estirar las piernas!

Solo paramos unos minutos a recoger a mi hermana y "mis amigos", eso pasó hace ya unas cuantas horas, y resulta que no me dejaron salir del coche.

—¿Puedes dejar de repetir esa pregunta? En cinco minutos has preguntado unas cuarenta veces, haber cundo llegamos y si falta mucho.

—Necesito que me da algo de aire —me quejo de nuevo. Si sigo en este modo, al final me van a dejar a medio camino.

—Baja la ventanilla, solo tienes que darle a un botón. Y no te quiero escuchar de nuevo, en lo que queda de camino —Witold, se gira y veo su cara aparecer entre los dos asientos y me mira con cara de cabreo. Esta demasiado enfadado y creo que está apunto de decirle a Rafal justo aquí —. ¿No sabes bajarla o también te tenemos que enseñar a bajarla? —refunfuño mirándolo de una manera que no es para nada amable —. ¿Y ahora me miras de malas maneras? El que debe estar enfadado soy yo.

—Claro que me tengáis encerrado en un coche durante horas me va a poner de buen humor —hago una pausa para poder coger aire, y sigo —, y para colmo cuando hemos parado para recoger a mi hermana y a los demás me habéis retenido aquí, in darme la oportunidad de salir —Witold deja de mirarme para posar su mirada en Rafal que lo observa, asintiendo, dándome la razón por primera vez. Sonrío. He ganado.

Saco del bolsillo de mi sudadera gris mis auriculares, los conecto al móvil, y busco mi reproductor de música, para poder relajarme un rato, y así se me hace más corto el viaje, aparte de que así no pregunto tanto, tampoco es que lo haga a propósito eso de preguntar tantas veces, o quizás sí. Hacer rabiar a los de mí alrededor es mi especialidad.

Cierro los ojos disfrutando la música que se escucha a través de los auriculares. La canción me va transportando a otro lugar. Pero creo que alguien inoportuno me aleja de esa nube que me estaba alejando de la realidad.

—Creo que el bebé cascarrabias se durmió —oigo un deje de burla en la voz de Witold. Se está tomando muchas libertades este hombre, y solo es mi guardaespaldas.

—Te estas tomando muchas libertades, ¿no? —mi voz ale algo cansada. Me regañen lo tolero, porque están en todo su derecho si me comporto mal, separando eso, no pueden tener esas libertades, que a la primera de cambio que ven que no estoy escuchando o estoy "dormido" empiecen a burlarse y hablar mal de mí. Eso no lo voy a permitir.

Todavía no he abierto los ojos, porque sé que, como los abra van a estar rojos, lo estoy reteniendo lo mejor que puedo, no quiero verme en vuelto en humo negro.

El mundo de ZarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora