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—Ni se te ocurra hacer una estupidez —se adelanta a decirme Alenka

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—Ni se te ocurra hacer una estupidez —se adelanta a decirme Alenka.

En estos momentos no llegaba a pensar con claridad. Mi cabreo siempre ha ido por delante de la sensatez. Lo más inteligente seria ahora es ir donde están todos y hablar con ellos y decidir qué hacer en este caso; si ir a por Nadzia o seguir adelante, encontrar el libro, salvar de la muerte a Iwona, Cibor y Dyzek para después no dejar que el mundo caiga y recuperar a la pequeña Nadzia.

—Vamos —le digo a mi hermana mientras me levanto del suelo y ella me imita —iremos con los demás y decidiremos que hacer.

Ella me mira extrañada. Más o menos sé que está pensando, da la casualidad que yo debería de estar rompiendo cada cosa que se pusiera en mi camino y también gritando a todo pulmón, por dentro estoy así, sin embargo intento mantener la compostura para que no se enfaden conmigo por mi falta de paciencia y cordura en la mayoría de los casos.

—Estas demasiado...calmado y es extraño verte en este estado.

—Si pudieras verme como estoy por dentro no dirías lo mismo, hermanita —le confirmo.

—Ya decía yo que todo no podía ser de colorines —suspira.

Las luces del pasillo están apagadas y está demasiado oscuro, por una de las ventanas que da a la parte trasera de la cabaña se ve que llueve a cantaros y que no tiene pinta de que vaya a parar en todo el día.

—¿Qué hora es? —pregunto con curiosidad, parecía que era por la tarde y ya fuera casi la noche,

—A penas son las doce del mediodía.

—Con este temporal tan ganas de quedarse dormido todo el día —bostezo.

—Tienes razón, pero ahora no es momento para dormir.

—¿Dónde están todos? —pregunto al no ver a nadie en el salón cuando entramos. Mi hermana se encoje de hombros sin saber.

—En sus habitaciones supongo que deberán estar. Iré a por ellos, tu espera aquí. No rompas nada —advierte algo divertida.

—Muy graciosa —digo sarcástico.

Sale del salón rápidamente y yo me desplomo en el mismo que me senté ayer. Dejo caer mi cabeza hacia atrás, apoyando mi cabeza en el respaldo. No quiero cerrar los ojos ya que si no me iba a dormir, tengo un sueño que no me mantengo despierto. Si pasan unos minutos más nadie me va a despertar.

—Zarek, despierta. No es hora de dormir —mi hermana me habla y eso quiere decir que han llegado todos.

—Estoy despierto —digo aun con los ojos cerrados.

—¡Zarek! —advierte. Mejor no cabrear a mi hermana. Abro los ojos y la veo observándome a un lado de mí. Le sonrío.

—Y no estaba dormido —me da una mala mirada —solo debía de aclararlo.

El mundo de ZarekOn viuen les histories. Descobreix ara