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¿Por qué?

¿Por qué ahora que podía recordar todo aquello que sentía vacío?

¿Por qué ahora que tiene el escaso tiempo de poder reaccionar?

Era triste, era agotador, era malo y era afectado por las garras tan fuertes y descomunales de su pequeño lapso de inconsciencia.

Quería gritar, quería moverse, quería abrazar a la persona que le había salvado la vida. La persona que finalmente recordaba, esa persona que una vez amo, que una vez beso y que una vez le prometió estar junto a él.

Pero su cuerpo no se movía, no reaccionaba, por más de mil intentos que necesitaba hacer para que esto terminará de la mejor manera posible, pero no lo lograba. Sentía que explayarse en el más difícil experimento de robotica, o formular la mejor ecuación; que ni siquiera Pitágoras o Albert Einstein podría resolver, solo para darle una mejor función en el sistema de un control a su próximo proyecto. Que su obra maestra sería una en la que, ni los mejores científicos de la NASA, o Stephen Hawking, o Richard Dawkins, o inclusive los mejores libros ejemplares para el cambio de la ciencia como el que tienen Isaac Newton, Charles Darwin o Dmitri Mendeleev tuvierán, para obtener el resultado, el conocimiento, el ingenio, la propia hambre de conocimiento y de poder ver todos aquellos resultados. Pero Hiro, en ese preciso momento no lo quería, por más vueltas que le diera, y por más ordenes que le gritará a su cuerpo en reaccionar, tan siquiera para abrir los ojos, no podía. Por más sencillo que para uno se le diera, en ese momento Hiro no podía abrir tan siquiera los ojos. Apenas respiraba y eso era un logró, pero su respiración se le dificultaba con cada segundo que pasaba inerte en un lugar donde no sabía, que estaba. Solo sentía, sentía un calor abrumador que poco a poco comenzaba a ser más potente con cada momento que pasaba ahí.

¿Qué pasaba?

¿Que estaba pasando en el lugar?

Sabía que seguía en el edificio de KT, pero no podía intentar descifrar lo que realmente pasaba. Era difícil y su paciencia era escasa como para saber.

Se sentía mal, no quería quedar inconsciente y comenzó a tener calor, y miedo. ¡Carajo! Que era demasiada adrenalina acumulada, como para que su cuerpo no reaccionará.

Ahora lo único que deseaba en ese momento, más que el simple deseo de parpadear, o que su cuerpo diera una señal de movimiento... lo único en ese momento, era volver a sentir ese calor. El mismo calor que una vez le brindo el mexicano, aquel que sintió esa misma noche antes de perder completamente la memoria y olvidarlo todo.

Ese beso, ese momento, ese calor, ese amor y cariño que tanto hizo que su corazón bombeará loco, que sintiera ese pequeño y gracioso cosquilleo en su estomago, que simplemente su cuerpo y mente se desconectaron por un breve segundo, solo para reaccionar a aquel afecto que tanto pensaba jamás sentir en su vida.

Y ahora lo deseaba, deseaba tanto volver a sentir ese pequeño placer y añoró hacia si mismo, que, inclusive, desearía que un ser mágico le diera el poder que necesitaba para reaccionar, para volver en si e ir con Miguel.

Deseaba volver, volver con Miguel y seguir momentos antes de que la amnesia llegará a él.

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora