capítulo 6

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Leo se encontraba de camino a su casa cerca de las nueve de la noche después de una sesión intensiva en la biblioteca. Había conseguido reunir a sus amigos cercanos, Aries y Sagitario, quienes, aunque le costaba decirlo, eran mejores que él en el ámbito escolar, para que le ayudaran con los exámenes de recuperación. La tarde de estudio había estado bien, por lo que debido al restringido horario de Aries, los tres amigos tuvieron que despedirse hasta el día siguiente.

De repente, el teléfono de Leo sonó, dejando salir una pequeña luz amarilla que indicaba que acababa de recibir un mensaje, seguramente de sus amigos a los que había dejado atrás apenas hacían cinco minutos.

Tienes varios mensajes nuevos en el grupo "🔥🔥🔥".

aries <3

leo me debes un kebab

no admito negociaciones

sagitario :D

creo que yo también me merezco uno

leo :O

pero si solo has estado escuchando música 

 y hemos estado 3 horas en la biblio

aries <3

correcto

y me habéis hecho ir a la biblio

en mi tiempo libre

me lo merezco yo

sagitario :D

bueno

me da igual lo que digáis

quiero un kebab 


Al escuchar a sus amigos hablar de comida, el rubio comenzó a tener algo de hambre, ya que lo último que había comido había sido hace casi seis horas y fue una mísera manzana. Además, los constantes rugidos que emitía su tripa no le daban muchas opciones más. Siendo sinceros, Leo se moría de hambre. 

La biblioteca se encontraba bastante lejos de su casa, y la verdad es que no venía mucho por esta zona, por lo que no sabía dónde comprar algo que pudiera comprar con su reducido presupuesto de dos euros con cuarenta céntimos que había encontrado en el bolsillo de la chaqueta. Decidió probar suerte y andar por una de las calles que aparecieron en frente de él.

— Espero no perderme —se dijo a sí mismo mentalmente.

Después de andar durante un par de minutos, observó a pocos metros un cartel luminoso de color rojo que anunciaba la presencia de una pequeña tienda de alimentación. Leo lo celebró en su interior, e incluso una ligera lágrima de felicidad cayó sobre su rostro: era la primera vez que llegaba a un sitio sin utilizar el GPS de su teléfono. 

Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad —pronunció mentalmente.

Estando a apenas cinco metros de la puerta de la tienda, vio a tres chicas salir de ella, y Leo creyó reconocer a una de ellas, por lo que no dudó en acercarse. Leo no era muy bueno para los nombres, y menos si se trataba de gente que él pensaba reconocer.

— ¿Géminis? —preguntó Leo mientras rezaba no haberse equivocado.— ¿Eres tú?

El grupo de las tres amigas se paró en frente de él, y una de ellas, la que Leo pensó haber reconocido, abrió bastante los ojos mirándole fijamente.

— ¿¡LEO!? —dijo la pelinegra en un tono bastante alto, haciendo que incluso la dueña de la tienda saliera para ver qué había pasado.

Al no haber fallado, Leo se acercó a ella y la abrazó después de saludarla, ahora sabiendo a ciencia cierta que se trataba de su amiga del instituto.

— Me voy al extranjero dos años y pareces una persona diferente... —la dijo Leo observándola de arriba a abajo. La verdad es que Géminis había cambiado radicalmente: efectivamente parecía una persona diferente, no solo por su nuevo color de pelo negro azulado, sino que ya no llevaba gafas, el acné había desaparecido prácticamente de su rostro y parecía haber adelgazado bastante.

— Tú tampoco te has quedado atrás, eh —dijo Géminis en un tono pícaro devolviéndole el cumplido a su amigo.

Mientras que los antiguos amigos se ponían al día en sus vidas, Acuario y Libra se habían separado un poco de ellos y disfrutaban de los snacks que había comprado la pelirosa apenas varios minutos atrás.

— ¿Cómo es que Géminis conoce a todo el mundo? —dijo Libra mientras que masticaba sonoramente un palito de queso, su tentempié favorito desde la infancia.

— No lo sé, pero me pone nerviosa —contestó Acuario comiéndose otro palito.— Es como salir con tu abuela por el pueblo, saluda a todo el mundo.

Libra soltó una carcajada sonora, lo que hizo que Géminis y Leo desviaran su atención hacia las dos chicas, por lo que Libra volvió a sonrojarse, un algo común en ella.

— Géminis es tarde, deberíamos de irnos ya —dijo Acuario comprobando la hora.

— Cierto, cierto —dijo Géminis.— Nos vemos pronto, Leo.

El grupo de amigas comenzaron a alejarse del chico, pero Leo se había alegrado mucho de ver a su compañera y amiga Géminis, por lo que retrasó su marcha momentáneamente, haciendo que las chicas se giraran una vez más.

— ¿Vais todas al mismo instituto, no? —preguntó Leo.— ¿Al de siempre?

— Sí —contestó Géminis guiñándole un ojo.— Mañana nos vemos.

Leo asintió en su dirección con una sonrisa en su rostro y dio el último vistazo a las tres chicas antes de entrar en la tienda. En ese último vistazo, concentró su mirada en la chica más alta del grupo, quien también tenía el pelo más corto de las tres amigas. De repente, Leo notó cómo su ritmo cardíaco comenzaba a ir cada vez más deprisa. 

Espera —se dijo a sí mismo.— ¿Quién es esa chica?

Leo no recordaba haberse fijado en el rostro de las otras dos chicas cuando las vio por primera vez, estaba demasiado ilusionado de haberse encontrado con Géminis. Debería haber estado más atento a todo lo que había a su alrededor, hacer uso de su visión periférica como decían tanto sus profesores como su oftalmólogo.

La chica del pelo corto acababa de meterse un palito de queso en la boca, algo muy normal entre el resto de los mortales cuando se quiere comer algo, pero en ese momento, a Leo le pareció la forma más sexy de comer que había visto en su vida.

¿Quién eres y dónde has estado toda mi vida? —se dijo a sí mismo de nuevo mientras que observaba fijamente como el grupo de amigas se alejaba de él.

agridulceWhere stories live. Discover now