capítulo 8

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— ¿Me he perdido algo importante? —preguntó Tauro a Piscis mientras que se sentaba de nuevo en la silla de plástico color rojo, la cual estaba ligeramente caliente.

Al volver del baño, había visto que Escorpio se había cambiado de sitio y ahora estaba hablando con Piscis. Se había sentado en su sitio. Tauro no pudo evitar sonrojarse aunque fuese una completa tontería. Su nombre no estaba escrito por ninguna parte de la silla pero el mero de echo de que Escorpio se hubiera sentado allí hacía que en su estómago se produjeran movimientos extraños.

Mierda, creo que me estoy enamorando —se dijo a sí misma evitando el contacto visual con el pelinegro.

— No te has perdido nada —contestó Piscis.— Parece ser que el profe solo va a participar en una carrera.

— Vaya —contestó Tauro algo decepcionada.— Pensaba que ya que nos había hecho madrugar nadaría al menos un par de veces.

Piscis asintió en su dirección algo cabizbajo. El peliazul giró su cabeza hacia la derecha, donde se encontraban sus amigos. Vio a Cáncer, ahora escuchando música y viendo su cuenta de Twitter, y a Escorpio, quien estaba mirando en su dirección, pero no a él.

El peliazul volteó de nuevo hacia su izquierda, encontrándose con una Tauro demasiado sonrojada, parecía que se le iban a salir los mofletes de la cara. Escorpio y Tauro se estaban mirando uno al otro. 

Tauro, al ver que ahora otro par de ojos la estaban observando, retiró la mirada y se dirigió al frente. Ahora que lo pensaba, no le había dicho nada a Piscis sobre Escorpio, aunque creía que ya era demasiado tarde para hacerlo, disimular no se le daba precisamente bien.

Antes de que la rubia pudiera articular alguna palabra más, escuchó como la puerta del polideportivo se cerró sonoramente, por lo que se giró a ver quién había venido. Si era alguno de sus compañeros de natación, la verdad es que llegaban un poco tarde.

Al girar su cabeza vio a dos personas, demasiado conocidas para ella. Se trataba de Capricornio y Virgo. Tauro recordó haberles dicho algo de la competición de natación, pero de manera muy superficial, por lo que no se esperaba que sus amigos se presentaran. Sus amigos no eran mucho de actos sociales, y menos si conocían a menos de la mitad de la gente que asistía, como en este caso, que solo la conocían a ella.

Al ver a Tauro, Virgo alzó ambos de sus brazos en su dirección, al igual que agarró el brazo de Capricornio para que también la saludara. La rubia sonrió en su dirección.

— Parece que Tauro está acompañada —dijo Capricornio observando a las tres personas que estaban sentadas al lado de su amiga.— ¿Serán sus compañeros de natación?

—Seguramente lo sean —contestó Virgo después de dar el último sorbo del café que acaba de comprarse.— Que yo sepa Tauro no tiene más amigos que no seamos nosotros, pero quién sabe, a lo mejor nos sorprende.

Capricornio rió suavemente, dándole un leve golpe en el hombro a su amigo.

Cuando apenas se encontraban a escasos metros de los asientos donde estaba Tauro, ésta indicó a los demás que sus amigos se acercaban, por lo que Piscis se giró en su dirección.

Las miradas de Piscis y Virgo conectaron al instante, provocando que el corazón del pelinegro empezara a palpitar a una gran velocidad.

— Capri —dijo Virgo sujetando la muñeca de su amiga.— ¿Crees en el amor a primera vista?

La morena negó con la cabeza repetidas veces, ignorando el comentario de su amigo.

— ¿Crees que ese es Piscis? —volvió a preguntar Virgo, cada vez más nervioso.

Capricornio observó a las personas que tenía enfrente de ella.

— Puede ser —concluyó Capricornio.— Está con Tauro.

Durante todo este tiempo, Virgo y Piscis no habían separado los ojos del rostro del otro.

— ¿Y ese debe de ser Escorpio, no? —preguntó Virgo desviando la mirada de los ojos de Piscis. Debía intentar parecer una persona normal la primera vez que se conocían, o al menos intentarlo.

Al observarle, Capricornio asintió de nuevo. Poco después de ver a Escorpio, la morena dirigió su mirada a la izquierda, donde había una chica sentada, a quien creyó reconocer, y eso no la gustó nada.

— No me jodas —dijo Capricornio.

— Uy —dijo Virgo algo sorprendido.— ¿A qué viene diciendo tú eso?

— Creo que voy a montar una escenita —dijo Capricornio antes de empezar a andar rápido hacia donde se encontraban todos sentados.

Virgo trató de parar a su amiga, pero ya era demasiado tarde. Cuando algo se le metía en la cabeza a Capricornio, era demasiado difícil convencerla de que lo dejara pasar.

Tauro vio a su amiga, quien ni siquiera la saludó, sino que se dirigió directamente hacia donde estaba sentada Cáncer, quien seguía escuchando música y ni siquiera se había enterado de que Virgo y Capricornio habían llegado.

— ¿Qué haces tú aquí? —dijo Capricornio, casi gritando, a Cáncer.

Al principio la rubia prefirió dejarlo ir, pero pensándolo mejor, se quitó su auricular derecho y miró directamente a los ojos de Capricornio.

— ¿Y tú eres...? —la dijo con cierto aire de superioridad.

Capricornio abrió mucho los ojos, la había dolido igual que si la hubieran insultado. O mucho más.

El duelo de miradas entre las chicas siguió su curso, pero tanto Virgo como Piscis decidieron intervenir antes de que los echaran a todos del polideportivo por molestar de alguna manera a los demás asistentes.

—Capri —susurró Virgo.—Déjalo ya, ¿vale?

El pelinegro se hizo pasar entre las piernas de Tauro y Piscis hasta llegar a su amiga, a quien la agarró de la muñeca e intentó sacar de allí.

— ¿En serio no te acuerdas de mí? —preguntó Capricornio a Cáncer.

— ¿Crees que debería hacerlo? —preguntó Cáncer en el mismo tono que antes.

Piscis vio que la vena del cuello de la morena estaba empezando a hincharse mucho, por lo que decidió controlar también a su amiga.

— Cáncer, por favor —dijo Piscis cortando el contacto visual entre las chicas.— Ya no tienes trece años, deja de buscar bronca.

Virgo consiguió sacar a Capricornio de allí, guiñándole un ojo a Piscis como agradecimiento.

Por otro lado, Tauro no sabía qué estaba pasando y por qué Capricornio había reaccionado de aquella manera, nunca la había visto tan enfadada como en aquel momento.

—Creo que será mejor irnos todos —dijo la rubia cogiendo su pequeño bolso.

Virgo asintió en su dirección y se despidió de los demás, incluso de Escorpio, quien estaba prácticamente igual pese a la situación. Conocía muy bien el comportamiento de Cáncer, por lo que no estaba para nada sorprendido de la reacción de su amiga.

Piscis les observó alejarse de los asientos, y una vez supuso que ya no podrían escucharles, se dirigió ligeramente enfadado a Cáncer.

— ¿De verdad que no sabes quién es?

Cáncer le miró a los ojos momentáneamente para luego volver a ponerse el auricular.— Claro que sé quién es, es Capricornio.

— ¿Y por qué has dicho que no? —preguntó Escorpio uniéndose a la conversación.

— La molesta que yo me haya olvidado de ella pero ella no de mí.



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