capítulo 5

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— Libra, pásame tus apuntes de biología por favor —dice Acuario buscando entre las millones de hojas que están desperdigadas por la mesa de estudio.— Creo que no encuentro los míos.

Géminis río ante la situación en la que se encuentra su amiga, aunque ella tampoco está en la mejor posición para reírse de los hábitos de estudios de sus amigas, ya que ella hace lo mínimo que le piden sus profesores y estudia el día de antes. Igualmente, le parece gracioso que su amiga se pierda en un mar de papeles.

— Menos reírte y más hincar codos —dice Acuario, notablemente enfadada con su amiga.— Por lo que yo sé, tú también tienes que recuperar biología.

Libra mira a sus dos amigas intentando contener la risa. Siempre les pasaba lo mismo, una decía una cosa y ya estaba la otra para rebatirla al instante, pero supone que es con las amigas cercanas con las que se pueden tener este tipo de enfados.

— Pero para eso tengo a Libra —contesta Géminis sonriendo ladinamente.— Ella me va a ayudar a aprobar el examen la semana que viene, ¿a que sí?

Acuario abrió sus ojos repentinamente, haciendo que sus párpados desaparecieran casi del todo.

— ¿Y a mí no tenías intención de ayudarme? —ahora era Acuario quien reprochaba a la pelirosa.

Libra negó repetidamente la cabeza de un lado para otro negando las palabras de su amiga, mientras que Géminis volvió a tener un ataque de risa debido a la cara de Acuario.

— Creo que necesitáis un descanso las dos —dijo Libra intentando calmar el ambiente que se había creado.— ¿No creéis?

Acuario miró la hora que marcaba su reloj de muñeca. Las ocho y media de la tarde.

— Más que descanso, creo que es hora de volver a casa —dijo Géminis.— Recogemos y nos vamos.

Después de escasos cinco minutos, las tres chicas salieron por la puerta principal de la biblioteca municipal. Habían pasado la tarde allí haciendo deberes, estudiando para aquellos exámenes de recuperación pero sobre todo procrastinando.

Sus casas están cerca unas de la otras, por lo que las tres amigas podían seguir el mismo camino hasta llegar a sus respectivos hogares sin necesidad de tomar rumbos diferentes.

Hacía un poco de frío aquella tarde, por lo que las tres amigas iban cogidas de los brazos unidas en una pequeña fila. Cualquiera que las viera pensaría que eran hermanas, si no fuera por los diferentes colores de pelo de cada una y el propio estilo de cada chica, el cual va perfectamente unido a sus diferentes personalidades.

Hasta llegar a sus casas desde la biblioteca, las tres chicas tendrían que andar durante casi media hora, por lo que para hacer el camino más ameno, no estaba de menos tener una conversación algo entretenida.

— Oye Géminis —dijo Acuario después de subirse la cremallera de la sudadera.— Todavía no me ha quedado claro por qué no me dijiste de qué conocías a Aries antes de presentárosla, me quedé con una cara de tonta cuando os abrazasteis de repente...

Géminis rió por lo bajo.— Si te hubiera dicho que conocía a Aries, toda la intriga se hubiera ido al traste, además quería ver la reacción de Libra al verla.

— ¿Por qué lo dices? —dijo Libra, quien estaba un poco en su mundo hasta que escuchó decir su nombre.— ¿Acaso reaccioné mal?

— No, claro que no —contestó Géminis.— Esque siempre que conoces a una persona nueva pones una cara que nunca te había visto poner antes.

Libra se sonrojó un poco al escuchar el comentario de su amiga, pero sobre todo al pensar en Aries de nuevo. La verdad es que parecía una chica interesante.

agridulceWhere stories live. Discover now