Capítulo 24 - Golpes de orgullo

6.5K 762 547
                                    

Canción en multimedia: Where Is My Love [SYML (acoustic)]

Canción en multimedia: Where Is My Love [SYML (acoustic)]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo veinticuatro: Golpes de orgullo

Sábado, 10 de noviembre

    Danielle:

Mentiría si dijera que no había oído hablar de cómo la adrenalina o sentimientos intensos como la euforia pueden causar esta clase de impulsos. Las películas me lo han hecho saber, pero siempre lo vi como una exageración, salvo ahora. Cuando tu cuerpo está cargado de emociones, cuando has pasado por algo donde tu vida ha quedado colgando de un fino hilo a punto de romperse y no se rompe, cuando vives algo así con alguien, los impulsos son normales. Lo que no esperaba era que se sintieran así, como si mi mundo estuviera ardiendo, mis manos aferradas a su piel y todo el malestar se volcase sólo hacia la euforia. Nunca, en toda mi vida, había sentido esto. Sentí tranquilidad cuando besé a Thomas el segundo año de instituto, un cosquilleo con alguno de los chicos con los que estuve y un fuerte deseo con Adam, pero ni esto no tiene punto de comparación, aquí no hay cosquilleo, no hay comodidad y, definitivamente, no hay deseo por la otra persona, lo único que hay es la intensidad de antes pasando entre nosotros en busca de alivio.

    No podría ponerlo en palabras, es difícil hacerlo, difícil de explicar.

    Es sentirlo todo al mismo tiempo, un chute de adrenalina como cuando te subes a la atracción más fuerte y empieza una caída en picado. Es aferrarse a ese sentimiento. Lo quieres contigo más tiempo, asusta, pero gusta. Tienes miedo, sientes la adrenalina y sientes... alivio. En ese momento no piensas que te gusta o que lo odias, sólo lo sientes, sin nada detrás. Así es ahora.

    Y me aferro a ello tanto como Jayden está haciendo.

    Al menos hasta que mi mente se centra y mis emociones se van normalizando. Cuando va bajando la intensidad de emociones, también lo hace la del beso. Lo que había empezado como una necesidad, algo que me quemaba por dentro, ahora se suaviza. Ya no necesito sentir su piel bajo mis dedos o su cuerpo pegado al mío. Tampoco siento nada cuando el beso, que había nacido de ese ansia, se vuelve más frío.

    Me echo hacia atrás, con la respiración agitada y el corazón aún algo acelerado, pero sin sentir nada.

    —No preguntes y nunca saques el tema —pido, recordando las últimas veces.

    —Lo mismo digo.

Me suelta y da  un paso atrás.

    ¿Me veré tan agitada como él?

    —Deberíamos... —Hace un amago de tomar mi mano, pero para en el último momento y la lleva a su nuca antes de dejarla caer—. Irnos, deberíamos irnos.

    —Sería buena idea.

    Con la mente más clara y estando más tranquila de lo que debería teniendo en cuenta todo lo que hemos visto hoy, sigo a Jayden a la salida, esperando que haya pasado suficiente tiempo como para que Caleb y su matón no sigan por aquí. Todavía me cuesta creer que esto haya sido real. Las ganas de vomitar me vuelven de sólo pensarlo. Les ha matado. Han matado a personas. O Dios mío, han matado a tres personas. Tres personas con sus vidas, familias, amigos.

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora