Capítulo 50 - Intentos de normalidad

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Manta, palomitas y, ¿una sonrisa? Viene dulce <3

Canción en multimedia: Trying my best (Anson Seabra)

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Capítulo  cincuenta: Intentos de normalidad

Viernes, 21 de diciembre

Danielle Ilsen:

Decir que soy bienvenida en casa de los Bremen es quedarme corta. Nada más llamo a la puerta, la señora Bremen me recibe con una cálida a sonrisa y, la verdad es que aunque no estoy segura de cómo, ella termina contándome sobre una rabieta que tuvo Jayden hace unos años para luego decir: "Espera, tengo una foto de eso."

Lo siguiente que sé es que ella me lleva la salón mientras habla y saca un grueso álbum que había apoyado junto a lo que parecen ser libros infantiles en francés. La señora Bremen pasa las páginas hasta dar con lo que busca.

—Era esta —dice antes de enseñarme la foto—. Fue cuando les llevamos a Disneyland París por primera vez, él tuvo pesadillas durante toda la estancia con la atracción de Pinocho después de esto y aquí está llorando nada más salir de ella. Tuvo un buen berrinche porque quería irse.

Su forma de esperar como si quisiera ver mi reacción me fuerza a mirar la fotografía, en ella, se ve a bastante gente de fondo, un poco de un edificio marrón y, en el centro, un niño con la cara roja y las mejillas llenas de lágrimas. Me acerco un poco más para centrarle mejor, ¿ese es Jayden? Sí, tiene el pelo castaño -aunque ahora lo tenga más oscuro-, pero, quitando eso, no consigo identificarle.

La señora Bremen pasa la página antes de señalar otra foto donde, de nuevo, hay una versión de un Jayden que no podía tener más de seis o siete años, sentado en un pasillo mientras le da una mala mirada a la cámara. Ahí también hay rastro de lágrimas en él. Esta vez, hay alguien más cerca de él, un niño más pequeño y rubio que se está comiendo un sándwich.

—Esta es de cuando se enteró de que iba a tener una hermana. Él quería otro hermano y organizó una huelga de hambre que le duró menos de una hora —cuenta la señora Bremen antes de señalar al niño rubio—. Este es Asher, él no entendió muy bien el concepto de "huelga de hambre", pero tenía que copiar a su hermano mayor.

Sonrío un poco.

La señora Bremen aparta un poco el álbum.

—Acabo de recordar que Jayden me pidió que dejara de enseñar estas fotos, siempre dice que intento avergonzarle con esto. —Lo cierra—. Mi marido solía decirme que luego esas fotos no servirían, pero sus rabietas me parecían adorables.

Con eso, deja el álbum donde estaba.

Quizás sea porque ella emana ese aire de calidez y materno que me dan confianza al instante, o puede que sea sólo porque, en ausencia de mi madre, me agrada tener a alguien con quien sentirme así antes de esta noche, pero no tardo en intentar entablar una conversación con ella.

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora