Capítulo extra - El corazón de Jayden Bremen

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Canción en multimedia: Divine Sorrow [Wyclef Jean ft. Avicii (Klingande remix)]

Capítulo extra: El corazón de Jayden Bremen

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Capítulo extra: El corazón de Jayden Bremen

Lunes, 12 de noviembre

    Jayden Bremen:

—No estás concentrado.

    Esa voz, tan potente como de costumbre incluso si no tiene el megáfono en mano, resuena en la pista de hielo. Estoy solo aquí, con nisiquiera tengo mi antiguo uniforme puesto, pero eso al entrenador no le importa. Todavía sigue queriendo que entrene con ellos y, con toda su confianza siempre en mí, me deja, de nuevo, la posibilidad de quedarme después del cierre, llave en mano, y con la condición de cerrar y devolvérsela mañana temprano. Patino hacia la pared en la que está apoyado, frenando tan bruscamente como lo he hecho siempre.

    —Concentrado o no, sigo siendo mejor que la mayoría de jugadores.

    —Eso te va a durar poco si sigues sin venir.

    Echo hacia atrás, pasando el stick entre mis manos con puro aburrimiento. A lo lejos, hay más de diez discos esparcidos por la zona. Tengo cuidado de moverme a una distancia en la que pueda escuchar y ser escuchado. Siguen molestándome esa clase de comentarios, me da justo en el ego. Sé que no estoy entrenando, pero, aunque haya sido en cierta forma mi decisión, me gusta pensar que no he perdido mi toque.

    —Estoy aquí, ¿no? —lanzo de vuelta.

    Golpeo el disco, pero esquiva la portería por cerca de un metro.

    —Incluso Matthew hubiera podido acertar a esa distancia —escucho.

    Ahogo la mueca de asco. Matthew, no puedo creer que una vez le defendí de cada reprimenda del entrenador e incluso le ayudé a mejorar. Pasé horas entrenando más por él, para que no le echaran del equipo, para que le dejaran jugar más bien y pudiera optar, si mejoraba lo suficiente, a una beca deportiva si es que le fichaban de alguna universidad. Me lo pagó dándome la espalda.

    Como la mayoría.

    A veces trato de entenderles, un poco lo hago, y es por eso por lo que no puedo llegar a odiarles por ello. Hace años, el equipo no era demasiado bueno, luego fuimos subiendo de nivel y, en este punto, todavía no estamos estables. Por mucho que el entrenador ayude, sé que, sin los puntos fuertes, en los que me incluyo, es más difícil hacerlo bien en la temporada de este año. Si no lo hacemos bien, no llegaremos a jugar contra equipos importantes, no subiremos y, si no lo hacemos, no habrá ojeadores a los que impresionar. Si no destacamos, no llegaremos a sus oídos, no llegarán a vernos y, sin ojeadores, algunos de los chicos perderán el acceso a una beca deportiva para la universidad. Sin beca, bueno, con la privatización de las universidades va a ser un infierno acceder a ellas.

    Así que en eso les entiendo, sé que es una putada no jugar, que ahora hay mucha más responsabilidad sobre los hombros del resto, sobre todo de Sam quien, sin mí, tiene que encargarse de cubrir cualquier desliz del resto. No quiero pensarlo mucho, pero, si ahora no les va bien, puedo haber terminado con la posibilidad de algunos de ellos de acceder a la universidad que querían porque no tienen otra forma de costearlo que no sea esa beca. Entiendo su odio, en cierta forma, pero eso no hace que me sienta mejor cuando encuentro esas miradas de desprecio. Una vez fueron mis amigos, sé que no son las personas en las que más deba fiarme, siempre he visto lo volubles que eran, pero, aun así, no sé, éramos un equipo, una familia.

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