Capítulo 41 - Secretos

5.8K 724 546
                                    

Nota importante al final del capítulo.

Canción en multimedia: Cemetery [AViVA]

Canción en multimedia: Cemetery [AViVA]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo cuarenta  y uno: secretos.

Lunes, 10 de diciembre.

Danielle Ilsen:

—¿Y así termina? —pregunta Tim.

—Sí.

—¿Y no han dicho nada sobre qué pasará después?

Paso una mano por su pelo, tratando de no llorar. Hoy, cuando he llegado, le he visto tan delgado, tan apagado que por un momento he creído que ni siquiera estaba respirando. Él estaba inmóvil, dormido sobre el suelo porque no le dan nada ni trasladan nada de lo que yo dejo con él. Cada vez que vengo, un jersey mío, suyo o manta se queda con él y, cada vez que me dan una nueva localización, él no tiene nada de eso. Verle, con una mano atada a la pared como siempre, pero tumbado incómodo contra el suelo, con su pequeña figura tan empequeñecida al hacerse una bola, me ha destrozado.

No tiene heridas, no a la vista al menos, pero su moral no está en el punto más alto, así que trato de distraerle con algo diferente cada día, hoy he querido resumir el último capítulo de su programa de lucha libre favorito, ese que vi con Arthur, tratando de memorizar cada nombre para poder narrarlo bien.

—No, pero en cuanto vea el siguiente te cuento, ¿vale?

Tim asiente. Después se queda en silencio y yo no puedo contenerlo. Aprovechando que no me mira, lloro, en silencio, por no poder llevarle conmigo, por no poder sacarle de aquí.

—Dani —llama con un hilo de voz.

Tomo aire, trato de sonar estable, y le pregunto qué quiere.

—¿Eres una de ellos?

Por segunda vez en los últimos diez minutos, se me cae el alma a los pies. Siento mi corazón rompiéndose por el horror.

—No —lanzo con más fuerza de la necesaria—. Nunca. ¿Crees que yo apoyaría esto?

—No, pero Simmons siempre dice que eres de los suyos.

—¿Simmons habla contigo?

—No sabe que le oigo —murmura—. No vas a decírselo, ¿no?

—No. —Dejo un beso contra su cabeza, abrazándole con más fuerza—. Tampoco se lo digas tú, cuando menos sepas, más fácil será que te dejen ir. Ni siquiera les mires, ¿entiendes? No les dejes saber que sabes sus nombres o que reconoces sus caras.

He estado investigando, y sé que esto no pinta bien. Han retenido a Tim, pero le han dejado ver quiénes son, eso me aterra porque, ¿cómo soltarle cuando puede delatarles? Por lo que he visto, por los porcentajes, tienen más posibilidades de sobrevivir a robos o secuestros aquellas personas donde los ladrones están enmascarados, protegidos, porque pocos dejan testigos. Quiero resguardarme en que ya han soltado a una niña antes, pero también es verdad que ella era muy pequeña para entender lo que pasaba. Tim tiene doce años, Tim lo sabe. Sé que los números están en nuestra contra, pero no quiero creérmelo, no mientras estoy con él.

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora