Capítulo 60 - Demonios.

6.3K 741 2.1K
                                    

Feliz día del libro

Canción en multimedia: You Broke Me First [Tate McRae]

Canción en multimedia: You Broke Me First [Tate McRae]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo sesenta: Demonios.

Lunes, 14  de enero

Danielle Ilsen:

    Ver cómo se llevan a Simmons, esposado, es algo que nunca había esperado ver, claro que tampoco me habían quedado muchas imágenes agradables después de tantas semanas de horrores. Mi vida, como la conocía, terminó el día en el que mi antiguo profesor de química, decidió que el mío sería el nombre que pronunciaría, ahora sólo me quedan sus escombros.

    Me siento de nuevo, con el peso levantándose de mis hombros, pero no de forma positiva. Una vez me dijeron que la razón por la que tantas personas enferman después de la época de exámenes, es porque, mientras estás en ella, tienes tanta tensión encima que, literalmente, tu cerebro está manteniendo todo a raya. Me reí cuando me lo contaron y recuerdo que Charlie, que daba psicología conmigo por esa época, rodó los ojos y dijo: "Claro, porque tu cuerpo puede decirles a las enfermedades que esperen a que terminen exámenes." No fue algo que yo me creyera, si soy sincera, me parecía ilógico que la tensión pudiera parar eso y que, por ello, tantas otras personas enfermaban en cuanto entraban en vacaciones, porque su cuerpo se relajaba y ya no les protegía.

    Me reí de ello, como Charlie, como nuestros compañeros.

    Ahora recibo una prueba de ello cuando la tensión se va de mis hombros. Simmons está esposado, mi familia está bien, las familias de tantas víctimas tendrán una explicación y, maldita sea, ¡Jayden está vivo! Ya no tendré que reunirme más con Simmons, no tendré que proteger a mis hermanos, no tendré que vivir con la tensión que crea saber que, si cometes el más mínimo desliz, lo pagarás con tu vida y con la de tus seres queridos. Esa tensión se va con una exhalación y, todo lo que me había mantenido en pie, se va también.

    Dejo el aire ir y mi cabeza empieza a dar vueltas, las voces se vuelven más apagadas, mi cuerpo más débil. Lo he hecho, no tengo nada más que hacer. He terminado. He terminado y estoy tan, pero tan cansada que no consigo hacer más que clavar la mirada en la puerta por la que se han llevado a Simmons.

    Recuerdo su tranquilidad y la tensión vuelve por un segundo a mí. Mientras Gibbs recoge sus cosas, tiro de su brazo con una confianza que sé que no es apropiada. Él no parece cómodo con el gesto, pero me atiende igualmente.

    —¿Adónde se lo llevan? —le pregunto.

    —Eso, señorita Ilsen, no es algo que deba preocuparme.

    Mantenerme despierta exige demasiado esfuerzo, moverme, es todavía peor. ¿Pensar? Eso me está consumiendo.

    —¿Y si se escapa? —pregunto—. ¿Y si intenta algo? ¿Y si los que estaban con él intentan terminar su trabajo? ¿Y si...

Compañeros de delitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora