Capítulo 2.

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- ¿Sales con alguien?
- No. — Ella no se explicó, conociéndole, eso sólo lo animaría. En el pasado año, había aguantado infinitas tardes de películas malas, de malas comidas y aún peores compañías. Ella finalmente había llegado a la conclusión de que sufría de un caso severo de Síndrome de la Primera Cita.
El único síntoma que demostraba ser fatal era que siempre encontraba defectos en sus parejas una hora después de reunirse con ellos. Richard se comía los guisantes uno por uno. La voz de John tenía un tono alto, nasal. Quinn andaba con sus rodillas hacia fuera. Mitch era demasiado estirado. Lo peor, todos ellos eran más bajitos que ella y aborrecía, odiaba mirar hacia abajo a un hombre. De este modo había llegado a su veinticinco cumpleaños sin un hombre, sin pasar de la etapa de llegándose a conocer. Era también por eso que había llegado a su veinticinco cumpleaños sin que un solo hombre consiguiera meterse en sus bragas. Profundamente en su interior deseaba a un hombre al que poder abrazar, un hombre al que pudiera respetar y con el que realmente compartir sus esperanzas y sueños. Un hombre que besara y lamiera cada pulgada de su desnudo y tembloroso cuerpo. ¿Pero cómo podría encontrar a ese hombre cuando huía lejos de los pocos que se interesaban por ella?. Tal vez debería aceptar otra cita a ciegas. Gray realizó un largo, profundo suspiro. Con agradecimiento, el sonido alejó sus tontas reflexiones.
- Si estas esperando la perfección — dijo — me temo que estas condenada a la decepción.
- ¿Te burlas de mi? — Aunque interiormente estaba divertida por su suposición, parecía correctamente disgustada — Ya sé que no existe ningún hombre perfecto. Mis hermanos me enseñaron esa lección muy bien.
- Sabihonda.
- Tomaré mi cuarto de dólar, muchas gracias. — Sonriendo abiertamente con aire de suficiencia, _____ ofreció una mano, con la palma hacia arriba. Sólo tenía cuatro monedas más, y no creía que le duraran todo el día, ni siquiera otros cinco minutos con Gray. La ganancia de un poco de dinero extra era un favor inesperado.
Su hermano cruzó los brazos sobre el pecho.
- No soy yo el que trata de dejar de decir palabrotas, por lo tanto no te debo nada más que una disculpa si he ofendido tus delicados oídos con mi crudeza.
Su sonrisa se borró rápidamente.
- Tú tienes la peor boca que he escuchado alguna vez, y juro que eres tú el que me enseñó cada palabra sucia que conozco.
Él se encogió de hombros como diciendo: "Si te molesta, pues no deberías haber escuchado".
- Hay zonas de fumadores — se quejó ella — ¿Crees que hay alguna para malhablados?
—Absolutamente no. El jabón es la única cura. —El tinte de diversión en la voz de Gray le hizo recordar las muchas veces que le había lavado la boca con jabón cuando era niña — Así que, ¿cuándo hacemos esa visita?
Aunque ella tenía muchas ganas de lavar su boca ahora mismo, dijo:
- Ahora, si tienes tiempo.
- Lo tengo.
- Entonces comencemos. Ya que estamos afuera, te mostraré el jardín primero. — Oh, le iba a encantar esto, pensó ella de repente, burbujeando por la anticipación — Vamos.
Ellos caminaron un poco separados, discutiendo juguetonamente sobre quien había pasado una mañana peor. Él
ganó, por supuesto. ¿Quién podía competir con ser abordado por una psicótica con intenciones ilusorias de
gobernar el mundo? Cuando alcanzaron la entrada del jardín, _____ se paró, dio a Gray un momento para absorber
el ambiente, y luego extendió los brazos ampliamente.
- Bienvenido a mi patio de recreo — dijo ella.
El silencio la saludó. Impaciente, le dio un toque con su pie y esperó algún tipo de reacción por su parte.
Pasó un minuto, luego dos. Él no se movió ni un centímetro, no emitió ni un solo sonido. Finalmente, ella no
lo soportó más.
- ¿Bueno... que piensas?
- Santa mi...
- No... Dilo — pidió ella con una risita.
- Pero aquellas estatuas son... — Sus ojos se ensanchó con incredulidad cuando estudió una de las estatua,
luego otra — Ellas están...
- Lo sé.
Siete estatuas protegían la entrada. Tres eran masculinas; cuatro femeninas. Todas estaban desnudas y posando en
diferentes posturas de autosatisfacción. Aunque estaban parados justo enfrente de un lozano y verde matorral y era
inapreciable desde donde ellos estaban parados, _____ sabía que su guerrero de piedra tenía las manos a los
costados. Él no estaba dándose placer a sí mismo, pero obviamente estaba erecto. Magníficamente erecto. Su
cuerpo era tan hermoso como cualquier estatua griega. Lo que él ofrecía a una mujer, sin embargo, no podía ser
cubierto por una hoja de parra. ¿Por qué pienso en él? ¡Basta!
- Retiro mi comentario sobre que la casa parece un vertedero. — Gray dio un paso hacia una escultura femenina
cuya expresión de completo éxtasis le cautivó. Él arrastró la mano a lo largo de su columna vertebral —
Infiernos, hasta te compraré el lugar
La carcajada de _____ flotó a través de la luz del día y se mezcló con la erupción repentina del
buscapersonas de su hermano. Él comprobó el número. En menos de un latido, sus hombros se tensaron y sus rasgos
se endurecieron. Ya no era su bromista hermano mayor; ahora era un dedicado, distante y controlado detective.
- Tengo que irme — dijo, su oscuro tono lleno de secretos —Te visitaré otro día durante esta semana, y
podrás ofrecerme ese magnífico recorrido entonces.
Ella apenas tuvo tiempo de asentir antes de que él le diera un rápido beso en la mejilla.
- De acuerdo — dijo, luego se alejó corriendo. Se quedó sola otra vez.
Con nada más que hacer en el jardín, _____ se dirigió hacia la casa, permitiéndose sólo una mirada hacia
atrás. Dentro, parpadeó para alejar las motas naranjas y rojas que nublan su visión. Gruesas telarañas llenaban
cada esquina del comedor, de arriba abajo. La suciedad manchaba cada pared y la blanca pintura estaba amarilla y
desconchada. Cuando se movió hacia la cocina, sus zapatos crujieron sobre los trozos rotos de lo que una vez
debió de ser una magnifica lámpara de araña. La casa necesitaba importantes reparaciones para ser considerada
medianamente habitable, y en aquel momento, todo el trabajo requerido amenazaba con abrumarla. Una tarea a la vez,
se recordó
Una tarea a la vez. Antes, había terminado el alicatado de las paredes del cuarto de baño, después la siguiente
tarea en su lista de hoy era quitar el suelo de la cocina. Primero tenía que quitar la moqueta, que cubría otra
capa de linóleo, que cubría otra capa de Dios sabía que más. Mañana sustituiría el revestimiento de maderas y
rodapiés del cuarto de baño.
Con un suspiro, _____ encendió su cadena de CD y "Born to be Wild" se escuchó por los altavoces. Dos horas
pasaron rápidamente antes de que pudiera tirar y desechar la delgada y sucia estera. Cuando terminó, colocó la
caja de herramientas sobre el linóleo de cal verde. En esa posición, una gran ventana surgía delante de ella, y
tenía una vista perfecta del "jardín del placer". _____ no podía sacudirse el sentimiento de que un par de
ojos intensos y observadores se fijaban en ella, esperando y esperando por... algo. Le comenzaron a temblar las
manos, pero siguió trabajando. Al cabo de un rato, encontró imposible el concentrarse y tuvo que parar totalmente
antes de que se machacara un dedo en vez del suelo. No sabiendo que más hacer, clavó una sábana sobre la ventana
y luego condujo hacia su casa, maldiciendo su imaginación desbocada durante todo el camino.
Durante los tres días siguientes, trabajó del alba hasta el atardecer sin dificultades. Pero todo el rato, la necesidad de ver a su guerrero de piedra crecía dentro de ella.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin