Capítulo 48.

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Pero, sin embargo, las de su clase nunca lo desearon.
Incluso sabiéndolo, el deseo comenzó a agitarse en su interior. Caliente, cargado de tanta necesidad que, durante un momento, superó y ocultó la principal razón por la cual estaba allí. Con tan sólo mirar los suaves rizos que caían sobre su frente, su sangre ardió y su cuerpo se endureció. Aunque cada uno de sus movimientos parecía viva pasión, había algo casi vulnerable en ella. Algo triste. Algo qué tiró de sus más profundos anhelos.
La muchacha echó un vistazo a su alrededor, como si pudiera sentir su escrutinio. De improviso, su mirada conectó con la suya. Azul contra marrón. Deseo contra confusión. Casi se le doblaron las rodillas ante la intensidad del deseo que barrió a través de él. Ella no miró lejos, le sostuvo la mirada y, lentamente, le ofreció una sonrisa.
Él tomó aliento. ¿Podía verlo?
No, ella no podía, ya que sus hombros se encorvaron ligeramente, y su sonrisa palideció. Su mirada se movió hacia el pasamanos que estaba a su lado.
¿Era la amante de Justin? ¿La había tocado él, se había enterrado profundamente entre sus muslos? Ryan frunció el ceño ante aquellas imágenes que inundaron su mente. Desde luego su hermano la había probado. ¿Qué hombre huiría de semejante hermosura? No, Justin, seguramente, conocería cada parte de su cuerpo. Bien, esa era razón suficiente para que Ryan la tuviese.
Frunciendo el ceño y con una sonrisa depredadora, Ryan golpeó ligeramente el dedo contra su barbilla. ¿Cómo debería atraer a la chica? Su fealdad causaba que hasta el más valiente de los estómagos se revolviera. ¿Magia, quizás? Sí, él podía usar el mismo hechizo que había usado toda su vida para atraer a las mujeres a su cama, un hechizo que hacía que los demás lo vieran como el hombre que quería ser, no el hombre que realmente era.
Sus ojos se entrecerraron cuando el objeto de su pregunta acarició con la punta del dedo el brazo de Justin. Éste le dirigió una mirada interrogativa, luego rió, como diciéndole, sin palabras, que continuara.
Ryan se frotó las manos. Ah, esto iba a ser divertido. Muy divertido.

El día transcurrió rápidamente para Justin. Trabajó mucho, habló poco, y permaneció alerta todo el tiempo. Cuando por fin él y Alex entraron en su casa, fue incapaz de relajarse, pese a que la sensación de ser observados finalmente había disminuido. Por eso, y como quería pasar un rato a solas para pensar en lo que había ocurrido, sin decirle nada a _____, entró en la sala de baños, se desnudó y se metió en la tina. El agua caliente cayó sobre su cuerpo desnudo como un calor líquido, casi como una caricia.
La presencia que había sentido hoy... había algo que no encajaba. Aunque no podía decir, exactamente, qué era lo que le molestaba de aquel asunto. Presionó la frente contra el fresco y húmedo azulejo. Al principio había creído que la presencia era de un hechicero, pero cuanto más pensaba en ello, más se convencía de que lo que había sentido era algo relacionado con la magia. Algo relacionado con su hechizo de piedra.
Cada día que pasaba, el poder del hechizo crecía con fuerza, listo para reclamarlo. Él no podía dejar que sucediera, y sabía lo que tenía que hacer para impedirlo. Era por eso que debía forzar a Alex a afrontar lo que se cocía a fuego lento entre ellos.
Su mente fue a la deriva hacia atrás, hacía lo que había ocurrido durante el día. Después de que Frances y Heather se despidieran, él y ______ habían trabajado dentro de la vieja casa durante unas cuantas horas más. Había disfrutado cada momento que pasaron juntos, sobre todo del modo en que sus ojos se deslizaban continuamente por su cuerpo, llenos de deseo. Pero ella nunca le pidió que la tocara. No, simplemente le preguntó más cosas sobre su pasado.
¿Cómo había ocurrido la maldición? había querido saber.
Él le explicó que mientras estaba acostado, aunque no le dijo que había estado con Maylyn, un criado se había precipitado dentro, gritando feliz de que un hombre le esperaba abajo y que aseguraba saber quien había matado a su padre. Como Justin había buscado durante meses sin resultados, le dio la bienvenida a cualquier información, impacientemente.
Había saltado de la cama sin pensar por un segundo en Maylyn.
Pero, al instante, Ryan se materializó.
Maylyn, desenredándose de las sábanas de lino, y en toda su gloriosa desnudez se había reído, oh, tan dulcemente y luego había usado su poder de hechicera para paralizar los pies de Justin en el lugar. En ese momento, se dio cuenta de que todo lo que ella había dicho o hecho, había sido una mentira, y la odió por ello. Ella había sido la aliada de Ryan todo el tiempo. Intentó alcanzar su arma a la vez que su hermano le lanzaba el hechizo de piedra. Al
instante, la carne de Justin se endureció, mientras que él era aún consciente de todo, sentía y veía todo a su
alrededor.
Cojeando, Ryan estudió la piedra por cada ángulo. Se rió, un sonido lleno de la más completa alegría - Sé que
me oyes.
— Dijo arrastrando la punta de su dedo por el pecho de Justin —. Ya he conseguido acabar con el hombre que hay
debajo, y la respuesta al mayor misterio de Imperia morirá conmigo.
Ryan emitió un largo y profundo suspiro cargado de falso sufrimiento.
- No te preocupes, hermano mío. Hay esperanzas para tu libertad. Cuando considere que ya sufriste como estatua el
tiempo suficiente, permitiré a Maylyn besarte. Después de eso, tendrás dos ciclos para ganarte su amor. — Se
rió con una risa parecida a cristales rotos —. Imagínate. Ella te traicionó, y aún así tendrás que hacerle
la corte o perderás tu libertad para siempre.
_______ lo había escuchado atentamente, incluso lo había abrazado con fuerza después, pero cuando él le
preguntó sobre su pasado, sobre su vida, ella se alejó, de pronto, muy ocupada. Había hecho lo mismo todos los
días que habían pasado juntos y él creía entender el por qué de esa reacción, aunque no le gustaba. Compartir
cosas de uno mismo creaba un vínculo y se reabrían heridas que se creía erróneamente curadas. Pero ella
entendería, tal y como él lo hacía, que ellos no podían negarse su pasado.
También aprendería que no podía negar su futuro.
Mientras Justin se bañaba, _______ preparaba la siguiente etapa de su seducción.
Sus dedos temblaron nerviosamente cuando encendió las velas perfumadas con olor a jazmín sobre el aparador. Las
llamas parpadearon perezosamente en la oscuridad, entrelazando las sombras y la luz, y arrojando un manto de encaje
por la habitación. Ella quería que el ambiente sugiriera promesas sublimes y necesidad carnal, donde cada sombra
alimentara una insinuación del placer que estaba por venir. Siguiendo el consejo de Nick, no llevaba nada debajo
de la bata. Los condones, la cuerda, las esposas y el lubricante estaban al lado de su cama, sobre una mesita
redonda.
La atmósfera era perfecta.
Sólo necesitaba los últimos retoques...
El agua dejó de escucharse mucho antes de lo que esperaba.
______ se congeló.
Pasó un minuto, luego otro. Y otro. De la alejada esquina de su dormitorio, ella observó a Justin salir del
cuarto de baño, con una toalla de algodón blanca alrededor de su cintura y las espirales de vapor alzándose
sobre él, enroscándose hacia el techo.
Ella tragó aire, recitando para sí misma. Puedo hacerlo. Puedo.
- ¿Justin?
Los pasos resonaron en el limpio suelo mientras lo observaba acercarse. Se paró en la entrada. La luz de la vela
iluminaba el lugar exacto de la habitación en que él estaba de pie, rindiéndole tributo, haciendo que la
perfección de su piel brillara como el bronce. Su intensa mirada la examinó lentamente, deliciosamente. Ella no
dijo nada, simplemente esperó. Entonces su mirada chocó con la suya. Él debió de adivinar sus intenciones
porque inhaló bruscamente, haciendo que las ventanas de su nariz llamearan. De pronto, él poseía la calma
evidente de un depredador, justo antes del ataque. Al instante, sus rasgos eran ilegibles.
- ¿Sabes, _____? — Dijo él suavemente —, he estado pensando —. La miraba como si tuviera todo el tiempo
del mundo, inclinado sobre el marco de puerta —. Hemos hablado de mi vida, de mi pasado, pero nunca hemos hablado
del tuyo.
- ¡Oh! — Ella apartó la mirada, con la culpa grabada en su cara —. ¿Qué quieres saber?
- Puedes comenzar diciéndome las cualidades que deseas que tu compañero de vida posea.
Ella lo miró de nuevo.
- Si me estas pidiendo que me case contigo otra vez, yo...
- Sólo es curiosidad.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraWhere stories live. Discover now