Capítulo 60.

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Ella luchó contra una oleada de pánico al percatarse de que él se retiraba mental y emocionalmente de ella. De alguna forma, durante esas tres noches, él se había convertido en el centro de su existencia, y lo necesitaba en su vida. Quería que tuvieran una vida normal juntos, el tipo de vida que describían los cuentos y que ella siempre deseó pero que hasta ahora había estado fuera de su alcance. .
- Al menos dame la oportunidad de entenderlo. Por favor, — añadió ella desesperadamente cuando él ignoró sus palabras. — Por favor.
Un golpe sonó en la puerta.
- ¿Heather? — La llamó su madre.
Antes de que ella pudiera decir una sólo palabra de protesta, o sujetarlo con un brazo por la cintura, Ryan desapareció. Luchando contra una oleada de desolación, Heather, se quedó mirando fijamente las arrugadas sábanas y el hueco dónde él había estado. Su estómago se encogió, y quiso llorar ante los helados escalofríos que la sacudieron y martillearon su cabeza.
Él se había ido.
Temblando, acarició el rastro de calor que su cuerpo había dejado.
Otro golpe, éste más fuerte y más intenso, le devolvió a la realidad.
- ¿Estás bien? — Preguntó su madre.
- Estoy cansada, — dijo ella con apatía. — Simplemente déjame sola.
Una pausa, y luego los apagados pasos de madre se alejaron.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de Heather y, por un momento, no pudo ver, sólo distinguir la silueta borrosa de su habitación. ¿Volvería Ryan? No lo creía. Estaba enfadado con ella por alguna razón que no entendía. Quizás, lo había empujado demasiado lejos, quizás le había pedido demasiado.
Un silencioso sollozo rasgó su garganta. Ese sería justo el sonido que una animal haría si fuera profundamente herido.
- ¿Por qué lloras?
- ¡Ryan!, Volviste. — Se secó los ojos con el interior de sus muñecas y cuando consiguió enfocar la vista, lo encontró en la misma posición en la que había estado antes de marcharse. Con vida propia, sus brazos le rodearon el cuello, abrazándolo fuertemente, sosteniéndolo cerca. Como si fuera de su propiedad.
- Jamás vuelvas a abandonarme otra vez, — sollozó ella, entrando de pronto en calor —. Jamás vuelvas a dejarme otra vez.
Cuanto tiempo le sostuvo así, mientras lloraba entre sus brazos, no lo supo. Ella simplemente sabía que lo necesitaba para sobrevivir. No le importaba que fuera magia o química lo que los unía. Los sentimientos estaban allí, crepitando entre ellos.
- Mírame Heather, — suplicó él. Su tono era más suave de que alguna vez lo había escuchado —. Observa al hombre que realmente soy.
Despacio, manteniéndose firmemente contra él, ella se retiró y lo miró a la cara. Un jadeo se congeló en su garganta. Ryan ya no tenía la piel y los rasgos tan perfectos que había visto hasta ahora. Ahora su cara estaba surcada de cicatrices, su ojos izquierdo se inclinaba más abajo que el derecho y su nariz se doblaba en un extraño ángulo. Su cuerpo estaba quebrado y torcido.
Heather no dudó que éste fuera Ryan; ella lo supo por sus ojos. El mismo destello de vulnerabilidad se ocultaba en sus claras profundidades cafes.
Ante su continúo silencio, su cara se oscureció por la rabia. — ¿Todavía deseas que me quede contigo? — gruñó —. Intenté advertírtelo, intenté hacerte entender que no me querrías.
Su padre había sido un hombre muy guapo, pero su belleza ocultaba a la bestia en su interior.
- No me importa tu aspecto — dijo ella sinceramente, entrelazando su mano con la suya y apoyando la cabeza sobre su pecho.
Conmocionado, el escepticismo y la incredulidad se reflejaron en su expresión.
- ¿No estás asustada? — preguntó suavemente, vacilando sólo un momento antes de enterrar su cara en el hueco de su cuello.
Ella lo abrazó, apretándose contra él, de la misma forma que él hacia contra ella. Su retorcido cuerpo tembló con su esfuerzo por controlar sus emociones. O quizás la que temblaba era ella.
- Nunca podría tener miedo de ti.
Él alzó los ojos, y la miró con una adoración tan completa que, si hubiera estado de pie, la habría hecho caer. Su intensa mirada se trasladó con ansia a sus labios y un hambre profundamente arraigada bailó entre ellos. Su boca se separó en invitación. Él se inclinó por completo sobre ella, y comenzó a besarla, sin dejar ninguna parte de su cuerpo intacto, saboreándola de una forma que ella nunca había creído posible. Hacer el amor con él se sentía correcto, limpio, puro y ella se sintió adorada cuando él besó sus pechos, su vientre y sus muslos.
Cuando él entró en ella, su alma rota en pedazos comenzó a curarse. Ésta era la razón por la que estaba viva. Ésta era la razón de que sus intentos de librar al mundo de su presencia hubieran fallado.
Después, se quedaron abrazados, ambos perdidos en la perfección del momento. Él comenzó a hablarle de su vida. De su niñez, de cómo había sido abandonado y olvidado. Heather se identificó intensamente con él ya que, aunque su padre no la había abandonado, la había traicionado.
Y mientras Ryan hablaba, ella comenzó a pensar que tal vez, solamente tal vez, ellos se podrían salvar el uno al
otro.
-Justin no te hizo nada, Ryan, — le dijo ella con cuidado —. ¿Por qué quieres matarlo?
Ryan se puso de pie de golpe, mirándola airadamente. La suave neblina de ensueño fue destruida, substituida por
la furia de la que ella había sido testigo sólo momentos antes. — ¡Él lo hizo todo! Si él nunca hubiera sido
concebido, nuestra madre habría venido por mí. Ella me habría echado de menos.
- No. — Heather sacudió la cabeza tristemente —. Tu madre tomó su decisión mucho antes de que Justin
naciera.
- ¿Por qué dices eso? — Él cerró de golpe su puño contra su mano, luego comenzó a vestirse con rapidez —.
¿Por qué me hieres de esta forma? Creí que tú me aceptaba, que me querías a tu lado para siempre.
- Realmente te quiero a mi lado. Te acepto. ¿No puedes entender que intento ayudarte? Si matas a Justin, te
cazarán. Te alejarán de mí y te encerrarán en una celda.
- No estoy atado por las reglas de tu mundo. Además, si soy capturado, ninguna celda mortal podría sujetarme.
Tal vez no, pero todavía era un simple hombre, un hombre que podía morir igual que cualquier otro. Ella no podía
permitirle que arriesgara su vida.
- Por favor, piénsalo bien, Ryan. ¿Realmente quieres arriesgar tu propia vida sólo para hacerle daño a Justin?
- Sí, lo quiero. Lo arriesgaré todo, todo por ver sufrir a mi hermano.
- ¿Incluso a mi?
Algo duro y frío brilló en sus ojos. Este no era el hombre que ella creía conocer.
- Sí, incluso a ti.
Oh, aquellas palabras dolieron, pero ella aún se agarró a su creencia de que podría salvar a Ryan.
- Le avisaré, — dijo —. Le advertiré de tu presencia a Justin.
Los ojos de Ryan se estrecharon. Él ahuecado su barbilla en la mano.
- Si le dices algo, nunca te calentaré otra vez. ¿Comprendes lo que te digo?
Todo dentro de ella se marchitó. Él había apelado a única cosa a la que ella nunca renunciaría. Lentamente,
asintió.
- Intenta entenderlo. — Su tono se volvió suave —. No puedo escapar de esto, de lo que me ha mantenido vivo
durante tanto tiempo. Hasta que Justin no sea destruido, no podremos tener la vida que soñamos para nosotros. —
Él se enderezó, de nuevo como el extraño que ella no reconocía.
- Mantente alejada de la casa de _____. ¿Me oyes? Mantente alejada de su casa.
Heather asintió otra vez, esta vez casi imperceptiblemente.
Satisfecho, él ondeó su brazo en el aire y desapareció.

______ se acomodó más profundamente entre los brazos de Justin, con la mente demasiado activa para dormir y con
el cuerpo demasiado saciado para moverse. El crepúsculo se filtraba a través de la ventana y moldeaba un hechizo
luminoso alrededor de la cama, como un dosel que los resguardaba del mundo real. Hoy, ella había disfrutado
observando a Justin con su familia. Lo había disfrutado incluso más de lo debido.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraWhere stories live. Discover now