Capítulo 50.

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Durante los anteriores días, ella ya había sufrido la excitación demasiadas veces sin recibir satisfacción y, ahora, su cuerpo se la exigía. Inmediatamente. Ella mordisqueó la columna de su cuello y rogó.
- Por favor.
Él simplemente dejó que sus ardientes dedos continuaran lentamente el mismo camino, siempre alejados a un suspiro de donde ella más los quería. A veces, hacia una pausa para simplemente mirarla, o decirle algo escandaloso, pero siempre eludía el contacto, dejándola dolorosamente excitada. Le gustaban sus besos, realmente lo hacían. Jamás un hombre la besó de forma tan perfecta, pero ella estaba cada vez más y más desesperada por que la tocara, porque su cuerpo entero estuviera piel contra piel.
- ¿Justin? — ella se apretó más contra él —. Me estás matando.
Sus labios se alzaron con maliciosa diversión.
- ¿No me dijiste una vez que deseabas morir de placer?
- No quería decir literalmente.
- Entonces ¿quieres que te haga algo más?
- ¡Infiernos, sí!
- ¡Um!, — dijo, aumentando su tormento —. No, creo que aún no.
Ah, él pagaría por esto más tarde. Su lengua lamió y chupó la piel expuesta de su cuello y pecho. Él amasó su trasero. Ella se retorció, pegándose más a él e intentando colocar sus manos donde más lo necesitaba, pero el siempre arruinaba sus esfuerzos alejándolas de nuevo.
- Maldita sea, Justin, estoy pensando seriamente en atarte y asumir el mando.
Su risa fue un ronroneo bajo y luego, ¡por fin!, sus manos se deslizaron al interior de su bata. Pero en vez de agarrar y exprimir como ella ansiaba tan desesperadamente, el jugueteó con la punta de su dedo, arrastrándolo alrededor de su endurecido pezón. Eso sólo sirvió para aumentar su frustración y deseo.
- Dime lo que te hago sentir — ordenó suavemente.
- Siento dolor — ella pensó las palabras como una queja, pero sonaron más bien como una súplica.
- ¿Dónde exactamente sientes dolor, Michelle?
- Por todas partes.
- ¿Dónde expresamente? ¿Aquí? — él rozó la punta de su pezón.
Sus caderas saltaron, y ella casi se corrió en ese momento.
- Sí, ahí — él lamió el mismo camino que su dedo había recorrido —. Oh, Dios. ¡Justo ahí! Haz eso otra vez.
Le dio al otro pezón el mismo tratamiento que al anterior, un rápido lametazo con su lengua. La parte inferior de su cuerpo se arqueó contra él. Sólo un toque más... sólo uno más.
- ¿Dónde más? — Exigió él, cesando cualquier contacto —. Se movió contra él, logrando que su bata se separase, y él aspiró una bocanada de aire —. Por Elliea, ______, eres magnífica.
Sus palabras se derramaron sobre ella como una audaz caricia, consiguiendo que gimiera y se retorciera. Más allá de la desesperación ahora, ella introdujo la mano entre sus cuerpos y le dio un tirón a su toalla. Él le cogió la mano y la llevó a sus labios.
- Te hice una pregunta. ¿Dónde más te duele?
Ella estaba demasiado excitada para avergonzarse por su confesión. Un calor líquido revoloteaba en su estómago, y más abajo.
- Entre mis piernas — le dijo apasionadamente —. Me duele entre las piernas.
Mirando su cara atentamente, él acarició los pálidos rizos con la mano, casi alcanzando la zona donde ella más lo necesitaba. Pero cuando se meció hacia delante, retiró sus dedos.
Ella lo siguió.
Una y otra vez jugueteó con ella, dándole un atisbo de placer, sólo para detenerse después. La tocaba brevemente. Su cabeza daba vueltas y ella gritó.
- Sí. Ahí, no, vuelve. Oh, sí, ahí. ¡No! — Mientras el baile seguía, su respiración se volvía errática, brotando en breves jadeos —. Tengo otra regla — logró graznar ella.
- ¿Y cuál es? — él empezaba a perder su aire juguetón. De hecho, el brillo travieso había abandonado completamente sus ojos, y ahora la miraba con una profunda intensidad —. ¿Cuál es? — le exigió de nuevo, esta vez con un borde afilado en su tono.
- ¡Quiero contratarte como amante, ¡ahora!
Sus ojos se oscurecieron hasta un profundo azul zafiro.
- Mi condición es simple. Me apresuraré, pero sólo cuando yo quiera.
Ella se arrancó la bata, esperando que el consejo de su hermano no le hiciera parecer una pervertida.
- Si no te das prisa, voy a romperte todos los dedos.
- Entonces qué afortunado soy, ya que estoy listo para apresurarme — al instante ella se encontró tumbada de espaldas, mientras, de rodillas, Justin la estiraba hasta el borde de la cama, extendía sus piernas y besaba la caliente humedad entre sus muslos. Con la primera lamida de su lengua, ella explotó. Fuego, gozo y placer se mezclaron en su interior, enviando miles de centelleantes luces a su mente. Su cabeza daba vueltas, perdiendo la noción de dónde estaba y quién era, sintiendo sólo una serie de increíbles temblores que la sacudían una y otra vez. Y cuando ella pensó que podría morirse de la sensación, Justin la besó otra vez con su divina lengua hasta que sólo pudo jadear su nombre. Él la probó, la chupó, le hizo desearlo una vez más. Movía su lengua y dedos con experiencia, de tal manera que todas sus fantasías .
- Me dejas asombrado — dijo él, con voz tensa.
En ese momento, Justin sabía que jamás había visto, y que tampoco vería alguna vez, una vista tan hermosa.
______ tenía las mejillas sonrojadas, los enormes ojos brillantes, los labios enrojecidos y magullados por sus
besos. Sus endurecidos pezones eran rosados y maduros como bayas y su carne de mujer estaba húmeda por los
orgasmos que él le había dado.
Con los músculos tensos, avanzó lentamente sobre ella y ambos gimieron cuando la piel se rozó. Él había
querido prolongar el momento, prolongar su placer, pero no estaba seguro de cuánto más podía aguantar. Se meció
contra ella, cuidadoso de no penetrarla aún.
- Ohhh, síííí — jadeó ella.
Entonces lo hizo otra vez, deslizándose hacia adelante y hacia atrás en la lisa V de sus muslos mientras ella se
frotaba lujuriosamente contra él. Finalmente, Justin llegó al límite de su control. Había deseado a esta mujer
desesperadamente y durante demasiado tiempo como para detenerse ahora. Besó sus pechos, arrastró los dientes
sobre sus pezones y se colocó en posición.
Pero no empujó inmediatamente.
- Como ya te he dicho a menudo, tengo que oírtelo pedir una vez más antes de continuar.
Ella había sido tan valiente en todo lo demás que él anheló su audacia en esto también. Sus ojos eran del
color de la miel caliente y la pasión empañaba sus profundidades, aunque hacia un momento, habían estado
vidriosos. Cuando él la tomara, quería que fuera con sus gritos de consentimiento en sus oídos. Y cuando ella
permaneció en silencio, mirándolo a través de sus largas y espesas pestañas, el jugueteó en su entrada con su
pene —. Tienes que decir las palabras,______. Di las palabras.
Otra pausa que, en esta ocasión, paró su corazón.
- Quiero que me jodas, Justin. — Su voz fue tan dulce que él se sorprendió por el contraste con sus palabras
—. Ahora — ordenó ella, con más dulzura esta vez, pero como una zorra excitada hasta el punto del dolor —.
Hazlo ahora.
- Será un placer — sonrió lentamente, con malicia. Ella era una guerrera en todos los sentidos, incluso en el
sexo, y eso encendió su deseo como nada lo había hecho antes —. Realmente, será mi placer.
Y se sumergió en su interior.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraWhere stories live. Discover now