Capítulo 61.

148 5 0
                                    


Una chica podría acostumbrarse a esto.
Se preguntaba qué pasaría por la mente de Justin ahora mismo. La pasado hora, él había estado callado y ensimismado, y ella no había querido molestarlo.
Suspirando, acarició con la punta de los dedos su pecho. En ese momento, tanto ella como Justin, se encontraban pegajosos y sudorosos, y pensó con ansia en un baño caliente y en todas las cosas que ellos podrían hacer dentro de él. Quizás por la mañana...
- Te quiero como mi compañera de vida, _____.No por un tiempo, para siempre.
La voz de Justin cortó el silencio, asustándola. Seguramente él no había dicho... seguramente no había querido decir...
- No te he entendido. — Nerviosa, con miedo de esperar haber oído correctamente, ella no supo que más decir.
- Te quiero en mi vida, ahora y siempre. —Sus brazos la apretaron por su desnuda cintura, atrapándola en el lugar.
- ¿Lo entendiste ahora?
- Sí. — La alegría explotó en su pecho para luego extenderse por su sistema nervioso con la fuerza de un terremoto.
- ¿Estás seguro? Mira que es un paso muy grande.
- Sí. Estoy seguro. — La absoluta convicción llenaba sus ojos, tiñéndolos de un azul más profundo, más oscuro que cualquier océano.
- No me puedo creer que esto esté pasando. Ya sé que me lo preguntaste antes, pero era temporal y esto es... Dios, no sé qué decir.
- Empieza por decirme tu respuesta, mujer.
Este magnífico hombre la quería por esposa. Para ahora y para siempre, había dicho. Sin embargo, lo que más la impresionó y emocionó era que él se quedaría a su lado. Y ella no se lo había pedido, lo haría por propia voluntad. Una sonrisa rebosante de felicidad curvó sus labios. Tendría que habérselo pensado más, pero ya conocía su respuesta.
- ¡Sí! ¡Sí, sí, sí! — La risa burbujeó en su garganta y ella lo abrazó del cuello, sosteniéndolo cerca.
Su cuerpo entero se relajó, aunque ella no había notada que estuviera tenso. Él lanzó un largo suspiro de alivio, sonrió y ajustó sus cuerpos de manera que pudiera bajar la vista hacia ella. Su glorioso peso la inmovilizó en la cama.
- Temía que dijeras, otra vez, que no.
- ¿Estás de broma? Nunca he sido más feliz de lo que soy en este momento. — Ella rió. — ¿Quiere que nos casemos en la iglesia? Eso es lo que las parejas de mi planeta hacen. Oh, Dios mío. Todavía estoy alucinando.
- Dímelo otra vez. — Sus manos se enredaron en su pelo, forzándola a seguir alzando la vista hacía él. — Dime tu respuesta otra vez.
- Sí. Dije sí.
La mirada reverencial que él le dedicó recorrió su cuerpo como una exquisita y dulce caricia. Él, con cuidado, enlazó sus dedos con los suyos y, palma con palma, colocó sus manos unida a cada lado de su cabeza. Su expresión era tierna y caliente.
- No lamentarás esta decisión,______. Te gustará mi mundo tanto como te gusta el tuyo, y dedicaré mi vida a hacerte feliz.
______ se congeló.
Justin continuó, perdido en sus propios pensamientos. — Dime que me amas. Tengo que oírtelo decir, no sólo por la maldición, si no porque realmente lo sientas.
El placer que la recorría se apagó. Mientras asimilaba sus palabras, ella se sintió desolada y helada — Cuándo propusiste matrimonio, ¿Asumiste que me iría contigo?
Él parpadeó. — Desde luego.
Desde luego. Ella se rió, pero el sonido no reflejó ningún rastro de humor. No, el sonido surgió como un quejido doloroso, como el de un animal atrapado en una trampa.
- Justin, yo asumí que tú te quedarías aquí.
-_______...
- Tienes que entenderlo. Mi familia está aquí. — Las lágrimas quemaron sus ojos. Ella las contuvo. Quería a su familia demasiado como para abandonarlos, pero si Justin la amaba podría hacerlo. Embalaría sus cosas y se iría con él a los confines de la galaxia. Señor, tenía que saberlo — ¿Tú-tú me amas? — Esa era la pregunta más difícil que alguna vez había preguntado, porque tanto temía como ansiaba una respuesta afirmativa.
Durante mucho tiempo, él dudó, y algún tipo de lucha se reflejó en su expresión. Entonces dijo, — Si. Te amo.
¿Qué significaba aquella vacilación? ¿Mentía él? ¿Comprometía su honor a cambio de que ella admitiera que lo amaba? ¿Podría ella arriesgar su corazón, su vida, su existencia por unas palabras que él podría no sentir?
- Tienes que quedarte aquí conmigo. Por favor. Quédate. Simplemente quédate.
- Mi familia está allí, y he estado fuera durante mucho tiempo. Demasiado tiempo. Tengo que saber que les pasó. Tengo que saber quien vive...y quien ha muerto. — El dolor se grabó en cada curva y hueco de su cara.
- No puedo quedarme.
Ella cerró los ojos con tanta fuerza que se le escaparon las lágrimas. Su barbilla tembló.
- Entonces lo siento. Mi respuesta es no.

Justin estaba sentado ante una pequeña y curiosa ventana, recostado en un privado hueco dentro del dormitorio de ______, observando la luz de la luna del exterior. Las estrellas centelleaban a través del cielo como las joyas de la corona de un rey.
Si él poseyera tal riqueza ahora mismo, podría presentarla a los pies de Mishel. No creyó, en ningún momento,
que tal ofrecimiento le hiciera cambiar de idea, aunque lo deseaba. Y esa esperanza era la que lo instigaba.
Ella le había preguntado si la amaba, y él pensó ¿la amaba? ¿Era posible que pudiera, realmente, amarla?
Gustarle, sí, Admirarla, también. ¿Pero amor? Y luego la verdad lo golpeó, con una mezcla de triunfo y derrota,
pero que, sin lugar a dudas, hizo palpitar a su corazón con la fuerza de un conjuro. Él la amaba. Amaba a _____
con todos su ser. Nada más explicaba el por qué la deseaba tan desesperadamente, por qué la necesitaba para toda
la eternidad.
Este sentimiento de amor no se parecía en nada a la clase de amor que había sentido por Maylyn y, quizás, por
eso había necesitado tanto tiempo para descubrir la verdad. Este sentimiento era más profundo, más intenso.
Auténtico. Ahora comprendía que lo que había compartido con Maylyn no había sido amor, sino simple y pura
lujuria.
No le habría importado que Maylyn hubiera rechazado su oferta, pero el no de _____ lo había herido más que si
lo hubieran cortado con una afilada espada. Su rechazo podría ser más fácil de aceptar si sus motivos fueran
diferentes. Fácilmente podría haberla convencido si ella se negara porque tenía miedo de envejecer y morir
mientras él permanecía tal y como estaba. Él no sabía de qué forma envejecería así que ¿por qué no
preocuparse cuando ellos lo supieran?
Fácilmente podría haberla convencido si lo que le preocupara fuera el que él pudiera desear poseer a otra mujer,
ya que él sabía que eso era imposible. ,______ era dueña de su corazón y de su deseo.
Pero él no podía rebatir su amor por su familia.
En ese momento, ______ estaba tumbada en la cama, profundamente dormida. Él volvió a fijarse en cómo sus rasgos
se relajaban con el sueño, suavizándola, otorgándole un aspecto delicado, casi angelical. Los mechones de su
cabello rodeaban su cara como un pálido halo. Aun que él sabía que, durmiendo o despierta, ella no pertenecía
para nada al mundo celestial. No, ella era carnal, más parecido a un diablillo, burlándose de él, embromándolo.
Tentándolo
En las últimas horas le había hecho el amor muchas veces, con la esperanza de demostrarle lo mucho que lo
necesitaba. Pero ella no había cambiado de idea. Ganarse a ______ estaba resultando ser el mayor desafío de su
vida, y él ignoraba cuál sería su siguiente paso.

El hechicero conocido simplemente como el señor Graig venía por Justin, venía para llevarlo a casa. Ryan
presentía como el dibujo mágico del viejo hechicero se acercaba, y sabía que el hombre aparecería pronto ante
Justin, esperaría hasta que la maldición estuviera rota y luego llevaría al guerrero Imperia. Percen no podía
permitirlo. Él necesitaba más tiempo, sólo un poco más tiempo. Así que lo esperó en la diminuta vivienda del
hombre, rodeado de sombras, seguro de su superioridad.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraWhere stories live. Discover now