5: Agradable e incomoda cena

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Espero que ya no sepan a quien shippear por que yo ya no sé xd

Apenas había dado unos pasos cuando Crookshanks, el gato color canela y patizambo de Hermione, salió del jardín a toda velocidad con su cola de cepillo enhiesta y persiguiendo lo que parecía una patata con piernas llenas de barro

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Apenas había dado unos pasos cuando Crookshanks, el gato color canela y patizambo de Hermione, salió del jardín a toda velocidad con su cola de cepillo enhiesta y persiguiendo lo que parecía una patata con piernas llenas de barro. Sin embargo Presidente Besos mi gato negro que apenas estaba creciendo y era demasiado pequeño, Harry lo había encontrado cuando era un bebé) tenía colgado triunfalmente un gnomo que no paraba de pelear, tratando de descolgarse de su boca.

—¡Presidente Besos no!—deje los platos, y fui hasta mi gato que me veía orgulloso de sí mismo.

—Tienes que escupirlo, déjalo—le ordene, él me vio sin entender, como si yo me hubiera vuelto loca—. Ahora. No comemos Gnomos, señor.

Él me vio por un par de segundos con sus pequeños ojos azules antes de escupir el gnomo, este salió a trotar rápidamente, dando quejidos lastimeros, y yendo a con los otros. Al mismo tiempo, llegó un ruido como de choque. Alce la vista y vi que Bill y Charlie blandían las varitas haciendo que dos mesas viejas y destartaladas volaran a gran altura por encima del césped, chocando una contra otra e intentando hacerse retroceder mutuamente. Fred y George gritaban entusiasmados, Ginny se reía y Hermione rondaba por el seto, aparentemente dividida entre la diversión y la preocupación.
La mesa de Bill se estrelló contra la de Charlie con un enorme estruendo y le rompió una de las patas. Se oyó entonces un traqueteo, y, al mirar todos hacia arriba, vi a Percy asomando la cabeza por la ventana del segundo piso.

—¿Quieren hacer menos ruido? —gritó.

—Lo siento, Percy —se disculpó Bill con una risita—. ¿Cómo van los culos de los calderos?

—Muy mal —respondió Percy malhumorado, y volvió a cerrar la ventana dando un golpe. Riéndose por lo bajo, Bill y Charlie posaron las mesas en el césped, una pegada a la otra, y luego, con un toquecito de la varita mágica, Bill volvió a pegar la pata rota e hizo aparecer por arte de magia unos manteles.
A las siete de la tarde, las dos mesas crujían bajo el peso de un sinfín de platos que contenían la excelente comida de la señora Weasley, y los nueve Weasley, Harry, Hermione y yo tomábamos asiento para cenar bajo el cielo claro, de un azul intenso. Me senté junto a Harry y en frente de Charlie, y por unos minutos me olvidé del hermoso chico en frente mío por toda la comida servida; empanadas de jamón y queso, patatas cocidas, ensalada, lentejas y arroz.
Al otro extremo de la mesa, Percy ponía a su padre al corriente de todo lo relativo a su informe sobre el grosor de los calderos.

—Le he dicho al señor Crouch que lo tendrá listo el martes —explicaba Percy dándose aires—. Eso es algo antes de lo que él mismo esperaba, pero me gusta hacer las cosas aún mejor de lo que se espera de mí. Creo que me agradecerá que haya terminado antes de tiempo. Quiero decir que, como ahora hay tanto que hacer en nuestro departamento con todos los preparativos para los Mundiales, y la verdad es que no contamos con el apoyo que necesitaríamos del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos... Ludo Bagman...

Laila Scamander y El Torneo De Los Tres MagosKde žijí příběhy. Začni objevovat