Capítulo 7

209 49 135
                                    

    Mireia sintió como si cada uno de los movimientos que pretendía realizar con la mayor ligereza posible, fuesen en realidad como los fotogramas de un video a cámara lenta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    Mireia sintió como si cada uno de los movimientos que pretendía realizar con la mayor ligereza posible, fuesen en realidad como los fotogramas de un video a cámara lenta. Era como si el flujo temporal de todo cuanto la rodeaba hubiera sufrido un repentino parón por una milésima de segundo y ahora le estuviera costando volver a arrancar. Se puso el abrigo y cogió su mochila al tiempo que hurgaba en uno de sus bolsillos en busca de las llaves de su coche. Una mano sobre su hombro la detuvo antes de que pudiera cruzar el umbral de la puerta.

   —Mireia, ¿quieres hacerme el favor de calmarte por un momento y responderme cuando te hablo? —Le reprendió Iñaki.

   Le había tenido que llamar la atención unas cinco veces, pero la joven no reaccionó hasta recibir aquel ligero golpe en el hombro.

   —Debemos convocar una reunión de máxima urgencia. Ya sabes lo que dice la normativa para estos casos, debemos ir directamente a la cueva del Zircón.

   —Nos vemos allí. —Le respondió al tiempo que se liberaba de su mano y salía apresuradamente por la puerta.

   Se sentó al volante de su viejo Polo y tiró su mochila en el asiento del copiloto. Metió las llaves en el contacto y puso su móvil en un soporte casero hecho a base de gomas de pelo sujetas a las pestañas regulables de los respiraderos del salpicadero. Arrancó y salió de la universidad dirección Sopelana. Una vez pudo tomar la carretera BI–637, entró en la marcación rápida de su teléfono y llamó a Jon.

   —Kaixo [12], soy Jon. Si estás oyendo esto es porque ahora mismo no puedo atender tu llamada. Déjame un mensaje después de la señal o llámame más tarde. Piiiii...

   —Mierda...—maldijo Mireia.

   Siguió conduciendo y cuando la carretera volvió a estar más o menos despejada, volvió a pulsar en el contacto, esperando que Jon se diera cuenta de que se trataba de una llamada urgente.

   Siguió conduciendo y cuando la carretera volvió a estar más o menos despejada, volvió a pulsar en el contacto, esperando que Jon se diera cuenta de que se trataba de una llamada urgente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Unos momentos antes de aquellas llamadas en la playa de Sopelana...

   —Bueno, como ya sabéis, la península ibérica está tectónicamente delimitada, ya que es una microplaca. Durante el Cretácico la península empezó a separarse por acción de una falla transformante dentro de un proceso más global de fragmentación del Supercontinente Pangea, y prácticamente hasta Paleógeno la zona estaba sumergida bajo el agua y era una cuenca sedimentaria. —Comenzó a explicar el profesor mientras abría su enorme portafolios y mostraba la primera diapositiva a sus estudiantes.

La Sociedad del Zircón© [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora