Capítulo 14

162 44 87
                                    

    Todo estaba listo para llevar a cabo el salto temporal

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

    Todo estaba listo para llevar a cabo el salto temporal. Había tres mochilas en el suelo con todo lo que habían podido predecir que necesitarían. Mireia se acercó a la mochila que le correspondía, metió un frasco de aquel líquido turbulento en el que conservaba sus bacterias extremófilas y la típica bolsita de muestras con su cierre hermético en la que Jon pudo distinguir tres brillantes cristalillos. 

   Los tres científicos se habían cambiado de vestuario. Llevaban puestos unos buzos de buceo negros que se amoldaban a las curvas de sus respectivos cuerpos, no se les veía nada cómodos en aquella situación. En aquellos momentos se estaban equipando con unas pesadas bombonas de oxígeno, sujetándolas a sus espaldas, una a cada lado de lado de las impermeables mochilas.

   —Seguramente el equipo os resulte algo pesado, pero dadas las condiciones ambientales y climáticas a las que os vais a exponer, hemos pensado que no valía la pena escatimar en suministros. —les advirtió Pierre, mientras ayudaba a Mireia a ponerse la pesada mochila sobre los hombros con cuidado de que no se enganchara con los tubos salientes de las bombonas de oxígeno.

   Los tres mostraban una imagen bastante peculiar para tratarse de unos geólogos en una cueva. Los ajustados buzos, las típicas máscaras de oxígeno colgando de unos tubos, unas grandes gafas de buceo sobre sus cabezas, y quizás, lo más cómico de todo aquello era verles moverse sobre tierra firme con las grandes aletas en sus pies.

   —¿Cómo podéis saber cuál era el clima de hace tanto tiempo? — preguntó Eleder. Las dos chicas asintieron como queriendo decir que ellas se preguntaban lo mismo.

   —Claro, porque el ambiente, sabemos que es marino somero de plataforma por las calizas coralíferas, pero el clima... ¿cálido? —añadió Andrea, aplicando el método de razonamiento que aquel mismo día le había enseñado su profesor durante la salida de campo.

   —Os lo explicaré cuando esté de vuelta, pero me gusta por donde van tus tiros Andrea. —les contestó Jon con una orgullosa sonrisa.

   —¿Estamos listos? —preguntó Usui situándose junto a sus dos colegas.

   Jon y Mireia asintieron, las manos de Jon temblaban, tenía todos los músculos de su cuerpo en tensión. Les había dicho a sus estudiantes con total naturalidad que volvería, pero en verdad, si todo aquello llegaba a salir tal y como lo habían planeado, estaba convencido de que sería por obra de un milagro, suerte o llámese como se quiera llamar. 

   La verdad era que la "ciencia" que había detrás de aquel improvisado viajecito temporal, no le infundía especial confianza a ninguno de los miembros. Aquello no era más que un conjunto de trazados místicos que activaban una serie de mecanismos en el Santuario del Tiempo, detrás de los cuales no había cálculos o teorías que los explicaran. Lo único que parecía poder explicar todo aquello era la magia.

   Iñaki, Emily, Pierre y Ángel —este último era el profesor de petrología ígnea en la UPV/EHU— rodearon la base de la escalera de caracol que ascendía hacia el Zircón Infinito. Se colocaron de espaldas a estas, situándose cada uno de ellos en el punto correspondiente los cuatro puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste. Dieron dos zancadas alejándose del centro de la estancia y comenzaron con el ritual. Los primitivos movimientos que realizaban en total sincronía se asemejaban a una especie de danza arrítmica y salvaje. 

   Al principio no pasó nada, pero una vez los tres danzarines alcanzaron la pared y posaron sus respectivos colgantes sobre la cálida roca dibujando extraños símbolos que se conectaban a través de una línea que daba la vuelta completa al semicircular espacio. La luz que emanaba del Zircón Infinito comenzó a parpadear, y con cada parpadeo, su destello se fue atenuando paulatinamente.

   Se hizo la oscuridad en el Santuario del Tiempo, tan solo se percibía un ligero destello proveniente de los símbolos dibujados sobre las paredes y la línea que los unía. De pronto, aquella tenue y estática luz comenzó a concentrarse en un mismo punto, en el símbolo más grande de todos, el Zircón con los doce rayos. Una vez la luz se hubo concentrado, comenzó a desplazarse a lo largo de la pared a través de la línea que unía todos y cada uno del resto de los trazados. A medida que avanzaba, iba cogiendo más y más velocidad, hasta regresar de golpe al punto de origen y salir disparada de la pared hacia al centro de la estancia. Aquella luz con vida propia golpeó contra el enorme cristal atravesando todas y cada una de sus capas hasta alcanzar el núcleo. 

   Una vez el rayo de luz se hubo concentrado en ese nuevo punto, salió disparado contra el alto techo de la cueva. Este nuevo impacto del rayo luminoso hizo que el suelo temblara a los pies de los miembros de la sociedad, quienes observaban todo aquello incrédulos. Se abrió un enorme portal más negro que el cielo la noche, tanto era así que la luz que emanaba del núcleo del Zircón Infinito se perdía antes incluso de alcanzarlo.

   —La gravedad ha cambiado —susurró Mireia cogiéndose del brazo de Jon.

   —No me digas que vamos a tener que saltar a ese maldito agujero negro. —Le respondió Jon agachándose levemente para que solo ella pudiera oír su queja.

   —No nos queda otra —respondió el japonés, quien estaba lo suficientemente cerca de ellos dos como para poder oír sus susurros.

Todos los miembros se encontraban en una esquina de la estancia intentando alejarse de la fuerza de atracción del portal, pero su influencia era cada vez más y más fuerte. Ainara fue a dar un paso hacia Andrea para comentar todo aquello con su amiga, pero llevaba los cordones de una de sus botas desatados y Eleder los estaba pisando. 

   Fue así como Ainara perdió el equilibrio y cayó estrepitosamente hacia el centro de la sala. Dio uno, dos y al ir a dar el tercer paso para recuperar el equilibrio, antes de caer de morros contra el suelo, una fuerza tiró de ella hacia arriba. Sintió el brazo de Eleder alrededor de sus hombros, sin embargo, había algo raro, no sentía sus pies sobre el suelo. Se giró alarmada hacia su compañero y se encontró con la misma cara de sorpresa que ella misma tenía. Pudieron escuchar las voces de los miembros gritando, pero las palabras se perdieron en la oscuridad del agujero como lo habían hecho la luz y los cuerpos de los dos jóvenes estudiantes de primero de geología. 

 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La Sociedad del Zircón© [FINALIZADA]Where stories live. Discover now