Capítulo 10 - (Ágata Banks)

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Él frunce el ceño ante mi mirada perpleja, probablemente lleve así más de cinco minutos, después de revelarme tal secreto

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Él frunce el ceño ante mi mirada perpleja, probablemente lleve así más de cinco minutos, después de revelarme tal secreto. «¡Gran bastardo!» grito hacia mis adentros mientras la ira se apodera de mi cuerpo.

–Ágata... –su ceño se pronuncia más.

–Es un maldito hijo de...

–Shhh –pone un dedo sobre mi boca– eso lo sabemos dulzura. Todos lo sabemos.

–¿Quiénes y cómo te enteraste de ello? –pregunto aún incrédula.

–Amílcar y yo, nos escabullimos la noche anterior en su estudio, queríamos seguir a tu padre y verlos juntos, pero terminamos encontrándonos con la grata sorpresa que lady Farell estaba esperando a tu dichoso esposo.

–¡Son tres! –digo levantando mi voz, al ver su rostro reprendiéndome e indicándome que baje la voz lo hago– Esa víbora asquerosa ha estado jugando con los tres, lord Hugh, lord Filey y mi padre. –termino levantando la voz.

Antoine, pone una mano sobre mi boca, abriendo sus ojos por sorpresa.

–Silencio, mocosa –dice reprendiéndome con la mirada.

–Lo siento –susurro contra su mano.

–Es más de lo que sospechábamos...

Retira su mano.

–¿Tu padre lo sabe?

Él asiente.

–Oh pobre del señor Filey, estaba bien que se casara con esa serpiente trepadora, pero esto ya es colmo del escándalo.

Sentimientos tristes y de compasión se apoderan de mí, al pensar como sobrellevaría lord Filey la noticia, tan buen corazón y noble que es. No se merece semejante trato hacia su persona.

–Lo sé pequeña –susurra Antoine, con una de sus manos hace que me apoye sobre su pecho– a todos nos duele por mi padre, no se merece nada de lo que está ocurriendo, igual que tampoco lo mereces tú.

Suspiro.

–Yo soy de segundo plano Antoine, primero es el bienestar de nuestros padres...

–Querida, siempre tan gentil y generosa.

Me levanto para verlo directamente, él sonríe de forma tímida.

–Esto se trata de todos, tú, yo, nuestros padres... Nadie será primero que nadie o todos salimos de esta aberrante situación o todos nos quedamos.

Lágrimas comienzan a amenazar con salir de mis ojos, me apoyo nuevamente en su pecho y lo abrazo fuerte, queriendo que nos quedemos así para siempre y que lo que sea que nos espere en el exterior sea simplemente parte de una horrorosa pesadilla.

Un fuerte golpeteo en la puerta me despierta con susto, la luz solar impregna la habitación. Me toma alrededor de cinco minutos salir del aturdimiento matutino para centrarme en lo que está pasando. Alarmada miro hacia la puerta, miro mi reflejo en el espejo y encuentro que estoy semidesnuda, con la sabana cubriendo únicamente mis nalgas y a Antoine durmiendo plácidamente a mi lado.

LO QUE NOS HICIERON CREER © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora